Por Pablo Solón
1) El desastroso gobierno de Añez. En 10 meses de gobierno estallaron varios casos de corrupción y nepotismo en medio de la cuarentena. La gestión de la pandemia y de la economía fue en extremo deficiente. En medio del sufrimiento de la gente los viejos políticos que habían retornado al poder no perdieron ni un segundo en buscar llenar sus bolsillos. Al estilo del anterior gobierno del MAS, todo aquel que iniciaba investigaciones contra el ministro Murillo y el entorno de Añez era destituido. En 10 meses se sucedieron innumerables cambios de ministros y autoridades. El gobierno de Añez mostró con hechos que un gobierno de la oposición podía ser peor que el gobierno del MAS.
2) La pandemia que agravó la crisis económica que ya estaba en curso. La estabilidad monetaria se mantuvo, pero la economía real sufrió un severo golpe que recayó sobre todo en la gente que vive del día a día en la economía informal. El miedo a que esta situación económica empeore, y la esperanza de que la bonanza económica retorne con un nuevo gobierno del MAS encabezado por su ex ministro de finanzas.
3) La elección 2020 no fue una elección de propuestas, sino de miedos y de procesos de identificación socio cultural. Los programas del MAS y CC tienen más coincidencias que diferencias y en general son ampliamente desconocidos por los electores. Los ataques del gobierno de Añez, Murillo y Camacho convirtieron al MAS en víctima y despertaron los temores más profundos de amplios sectores de la población de raíces indígenas. La derecha apostó al miedo del retorno de Evo Morales. El MAS azuzó el miedo al retorno de la derecha neoliberal racista y al retorno a la inestabilidad económica. Mesa y CC no entendieron ni se acercaron al mundo de lo popular indígena.
4) El gobierno de Añez lejos de restablecer el estado de derecho y el esclarecimiento de graves hechos como las muertes de Senkata y Sacaba utilizó la justicia para ejercitar un revanchismo. Lejos de insistir en un proceso de reconciliación y de mínimo acuerdo entre todas las fuerzas políticas para enfrentar la pandemia, intento, al igual que su predecesor, perpetuarse en el gobierno utilizando los recursos del Estado en una frustrada candidatura.
5) El ecocidio del 2019 se repitió el 2020 con las quemas de millones de hectáreas de bosques. Lejos de abrogar a tiempo los decretos incendiarios el gobierno de Añez dió aún más beneficios al sector del agronegocio: procedimiento abreviado para la aprobación de más transgénicos, exportación sin límites de productos agropecuarios que contribuyen a la deforestación, apertura para plantaciones comerciales de eucaliptos y otros. Si el gobierno de Evo tuvo como aliado al agronegocio, el gobierno de Añez es el gobierno directo del agronegocio.
6) Carlos Mesa y Comunidad Ciudadana apostaron a la inercia. Creyeron que continuaba el escenario de las elecciones del 2019, polarizado por la reelección de Evo Morales, en el cuál su caudal electoral creció por el voto anti MAS antes que por un apego a su campaña. La pandemia, la crisis económica, social y ambiental no los llevaron a buscar un replanteo de su estrategia, un acercamiento a las organizaciones populares. Esperaban que a último momento se daría la unidad en el voto, algo que no ocurrió porque el escenario y los actores habían cambiado.
7) El MAS no ganó por EVO sino a pesar de Evo. Evo quería marginar a David Choquehuanca que es el candidato elegido por las organizaciones sociales principalmente indígenas de tierras altas y los valles. El triunfo del MAS fue aplastante en las áreas rurales de estas regiones en gran medida debido a la candidatura de David. Otro hubiera sido el resultado si el MAS hubiera ido con el binomio Lucho-Pari, que Evo Morales quería imponer. Después de casi una década, las organizaciones sociales indígenas del altiplano y los valles asumieron una determinación democrática desde las bases que hicieron prevalecer a medias frente a Evo porque su posición original era David presidente. El resultado de las elecciones 2020, muestra que en el 2019 el MAS hubiera ganado las elecciones tranquilamente si dejaba de insistir en la reelección inconstitucional de Evo Morales.
8) El triunfo del MAS en las elecciones 2020 no representa un cheque en blanco. Como lo reconoció el propio Luis Arce, después de conocer los resultados de los sondeos en boca de urna, hay varios errores de las gestiones anteriores de gobierno del MAS que se deben corregir. La pregunta es ¿a cuáles errores se refiere y si su gobierno será capaz de enmendarlos e iniciar una segunda fase renovada del proceso de cambio? Tampoco el resultado electoral significa que lo ocurrido el 2019 fue simplemente una conspiración montada por la derecha, ni representa una victoria pura y simple del progresismo internacional. Diferentes representantes de organizaciones sociales campesina indígenas han expresado profundas criticas al accionar tradicional de la izquierda y a sus estrategias de copamiento del poder.
¿Qué se viene con el gobierno de Lucho y David?
9) La clave para un relanzamiento del proceso de cambio no está tanto en el futuro gobierno sino en la capacidad de autogestión y autonomía de las organizaciones sociales y su capacidad de retomar un curso de propuestas alternativas a todos los niveles. Esto implica tener la capacidad de ver más allá de sus reivindicaciones inmediatas, plantear una estrategia para Bolivia que supere la agotada Agenda de octubre del 2003, y re-articular alianzas con sectores sociales urbanos.
10) El gobierno de Lucho y David no será un gobierno igual al de Evo Morales porque el escenario es distinto y las relaciones de fuerza al interior del MAS han cambiado desde la partida de Evo. Actualmente el futuro gobierno del MAS es ya un espacio en disputa. Evo Morales y su entorno harán todos los esfuerzos para controlar el gobierno lo que implica arrinconar o re-cooptar a las organizaciones que respaldan a David Choquehuanca. El fiel de la balanza será por el momento Luis Arce quien no quiere ser un títere, pero tampoco tiene una trayectoria de autonomía frente a Evo. La repartición de pegas y cuotas de poder será un factor muy difícil de sortear para los dirigentes de las organizaciones sociales acostumbrados durante la última década al prebendalismo de Evo Morales. Los próximos meses serán decisivos para ver cómo se realinean las fuerzas al interior del gobierno del MAS y de las organizaciones sociales.
11) El futuro gobierno sufrirá un desgaste rápido por la gravedad de la crisis económica. La disminución de las reservas internacionales, la presión de las devaluaciones de las monedas de los países vecinos, y el retroceso de la economía hacen imposible que el gobierno del MAS cumpla su promesa de estabilidad, crecimiento económico y atienda las innumerables demandas de la población. La receta, aplicada desde el 2015, de inyectar dinero a la economía a través de la inversión pública con recursos de la deuda externa y las reservas internacionales, no es sostenible en el corto plazo. Este es el momento de sincerar la situación y replantear de manera transparente y democrática el curso de la economía extractivista que alentó el gobierno de Evo Morales.
12) El nuevo gobierno del MAS requiere impulsar un proceso de reconciliación y unidad de los bolivianos. Esto no es posible sin dialogo y procesos de concertación. Este proceso puede darse como en el pasado a través de la repartición de concesiones al agronegocio, la banca, la minería y otros sectores de poder, o a través de un proceso de convergencia en base a la Constitución del 2009. El gobierno puede acabar profundizando el curso a favor de los transgénicos, los agrocombustibles, la exportación de carne a cualquier costa o puede retomar el camino del cumplimiento de la Función Económica Social, los derechos de la Madre Tierra y la promoción efectiva de la agroecología en Bolivia. En la actualidad mientras Luis Arce plantea como pilar estratégico la producción masiva de biocombustibles, David Choquehuanca expresa cuestionamientos a la expansión de los transgénicos.
13) La independencia y separación de poderes del Estado es otro tema crucial. La orientación de Evo Morales y su entorno es controlar todos los poderes del estado para evitar procesos en su contra y utilizarlos contra sus adversarios. El control y sometimiento de la justicia, el parlamento, la corte electoral, la contraloría, la defensoría del pueblo y los medios de comunicación ha sido característico del gobierno de Evo Morales. Si Lucho y David mantiene esa trayectoria muy pronto verán el renacer de un gran reclamo y movimiento ciudadano.
14) Evitar casos de corrupción y fiscalizar los casos de corrupción en el gobierno de Evo Morales es un tema clave. Al gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca la población le tendrá menos paciencia que a Evo con los casos de corrupción. Una cosa es la percepción de la corrupción en tiempos de bonanza y otra en tiempos de aguda crisis.
15) Durante los pasados gobiernos del MAS surgió una nueva burguesía asociada a la burocracia estatal, los contratos con el estado, el comercio, el contrabando, las cooperativas mineras y la producción de la hoja coca ligada al narcotráfico. Estos nuevos sectores de poder acabaron incidiendo en varias de las principales determinaciones del gobierno de Evo Morales. Para contrarrestar estas nuevas élites la clave está en el potenciamiento de la capacidad de autonomía, proposición y autogestión de los movimientos sociales existentes y emergentes.
Un tema fundamental es si el conjunto de la sociedad boliviana será capaz de hacer prevalecer la ética por encima del pragmatismo político. Sin ello no hay futuro. Las decisiones que tendrá que asumir el futuro gobierno serán muy difíciles. Sólo será posible enfrentar esta situación si existe una discusión amplia, sincera y transparente al interior de las organizaciones sociales y el conjunto de la sociedad.
Publicado el octubre 19, 2020
Fuente: Fundación Solón