Por Francisco Escandón Guevara
El gobierno de Moreno entregó la proforma presupuestaria del año 2019 que la Asamblea Nacional deberá analizar y aprobar. En ella existen varias previsiones económicas y definiciones políticas que no dejan duda qué intereses se privilegian.
La Proforma asciende a USD 31 318 millones, sin incluir la compra de combustibles, en lo cual el Estado gastará más que el año anterior por efecto de los altos precios en que se cotiza el petróleo. Y aunque el Ecuador venderá más crudo este año y a mejores precios, la economía crecerá apenas 1,43%, porcentaje menor a la tasa de crecimiento poblacional, es decir, no es suficiente ese crecimiento para emplear a miles de personas que se sumarán a aquellos en edad de trabajar.
Desde que Correa era presidente las necesidades de financiamiento son altas y constantes. En el 2019 harán falta USD. 8.000 millones para cubrir el déficit fiscal y seguirán siendo los bancos privados internacionales, el gobierno de China, los organismos multilaterales y la emisión de bonos, todos los chulqueros, quienes se beneficien de la ineptitud estatal. Peligrosamente la deuda se acerca a la totalidad del Producto Interno Bruto, de tal forma que para pagarla cada ecuatoriano debería trabajar un año entero y no recibir a cambio salario, comida, vestido, educación o servicios de salud.
El 2019 será el quinto año consecutivo en que se paga más a los acreedores de la deuda externa, que a salud y educación juntas; incluso el presupuesto será menor para las universidades y escuelas politécnicas (se recortará el 10%) y consecuentemente no mejorará la calidad educativa, la oferta académica, no habrán más cupos, ni se crearán nuevas universidades, así el gobierno seguirá incumpliendo sus ofertas de campaña.
Tampoco se cumplirán los 250 mil empleos ofrecidos, las viviendas populares, ni siquiera la cacareada misión Ternura, que recibirá unos cuantos millones de dólares más de presupuesto, pero la asistencia social a los más vulnerables seguirá rezagada.
En la misma senda de Rafael, que promovió las privatizaciones, Moreno presupuesta 1.000 millones en ingresos permanentes provenientes de concesiones. Aquel patrimonio que se construyera con plata de los ecuatorianos, lo seguirán vendiendo o concesionando a los voraces capitales privados.
En síntesis, la proforma del 2019 no prevé ningún cambio estructural en el manejo económico con respecto a su antecesor, salvo en las inversiones públicas. Está claro Moreno rompió con Correa, pero no con el correísmo, es su continuidad.