Rafael Larrea: Un revolucionario y poeta convencido de la transformación social

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Por: Mateo Rodriguez

Rafael Alejandro Larrea Insuasti nació en Quito, en 1942, año marcado por el heroísmo de los comunistas, de los revolucionarios en el frente oriental en la Segunda Guerra Mundial. De junio a septiembre, Stalingrado se convirtió en el principal escenario de los combates contra el nazismo. También fue un año marcado por el entreguismo y la traición a la patria, en Ecuador, en enero se firmó el Protocolo de Rio de Janeiro.

Ese compromiso con la dignidad de los pueblos, con la sensibilidad de la lucha, con la fuerza creadora de los trabajadores y el odio a los anti patria y traidores, marcaría su vida.

Desde joven, su interés en el cuestionamiento a la sociedad, su sensibilidad expresada en su poesía, le lleva a identificarse con el movimiento artístico-cultural vanguardia los tzánsicos. Ahí coincide con Alfonso Murriagui, Raúl Arias, Ulises Estrella, Euler Granda, Simón Corral, entre otros.  La radicalidad y el desarrollo artístico y político de los integrantes del movimiento, llevaron a que se vaya afirmando una posición de izquierda. Del parricidio inicial, que se fundamentaba en el cuestionamiento a las corrientes artísticas tradicionales que se desarrollaban en la ciudad de Quito, pasaron a la militancia política, a la adscripción al marxismo. “Del estudio crítico de Nietzche, Kierkegaard, del existencialismo sartreano, la teoría de la enajenación de Andrérs Gorz, la experiencia de la premonición de los cambios evidenciados de Frantz Fannon” evolucionaron a una asimilación sustancial de la ideología del proletariado, de la teoría construida y desarrollada por Marx, Engels, Lenin y Stalin. 

El desarrollo ideológico y político hizo que unos continuaran sus actividades profesionales, y otros asumieran la actividad política. Los sectores más avanzados conformaron el Frente Cultural. El debate colectivo al interior del Frente fue separando las aguas entre los revisionistas y los revolucionarios, entre los marxistas y quienes asumirían las tesis del estructuralismo levantadas por Louis Althusser. Eso motivó que un sector de esta organización sea separado y conformen el Movimiento Cultural de la Universidad Central, con influencia y cercanía de los revisionistas agrupados en el viejo Partido Comunista del Ecuador y del Partido Socialista. Por otra parte, los revolucionarios, entre ellos Rafael Larrea, deciden constituir el frente “Noviembre 15”, que posteriormente se desarrollaría y transformaría en el Centro de Arte Nacional.

Su desarrollo político e ideológico y su compromiso con los trabajadores y pueblos, llevó a Rafael Larrea a ingresar al Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador, organización en la que militó durante 25 años, desde 1968 hasta su fallecimiento en 1995. El año de ingreso al partido está signado con la rebelión estudiantil francesa de Mayo del 68, el avance del Viet Cong en la ofensiva del Tet y la masacre de los jóvenes mexicanos en Tlatelolco.

Posiblemente, en la Conferencia Nacional o a más tardar en la segunda sesión plenaria del PCMLE, realizada en 1972, Rafael ingresó al Comité Central y posteriormente al Buró Político y el Secretariado. Desde su ingreso a la dirección nacional, por más de 20 años, condujo el equipo editorial del semanario En Marcha y la Revista “Política”, su experiencia y la de sus equipos fue resumida en el “Manual de Propaganda Revolucionaria” publicado en 1989.

Rafael vinculó la sensibilidad del poeta con la convicción revolucionaria, “demos a la poesía verdad y compromiso” nos diría en su escrito de 1993 titulado “Los cinco y más sentidos de la poesía”.

Fue un convencido de profundizar el estudio de la teoría marxista leninista y de la realidad nacional e internacional, en su escrito de 1978, con el que se realizó la presentación de la nueva época de la Revista Política, señala con claridad que, “[E]el cúmulo de acontecimientos políticos y económicos transcurridos desde el surgimiento de nuestro Partido en el Ecuador, con su directa participación en ellos, así como la situación política mundial, los avances y retrocesos del movimiento comunista internacional, han puesto en primer plano, muchas veces, la imperiosa necesidad de sintetizar estas experiencias, de coger – desde el punto de vista del proletariado revolucionario- los rasgos fundamentales, las características generales y particulares de estos hechos, analizarlos en su complejidad y determinar las guías de acción del Partido, de la clase obrera y el pueblo. De este modo aprovechamos en toda su extensión cada una de las experiencias vividas y, enriquecidos por el conocimiento de su esencia, volvemos a la carga, acelerando el proceso revolucionario en nuestro país”.

Los escritos políticos de Rafael tienen varias características: profundidad en el análisis, sencillez en la exposición, combinación de sus reflexiones con datos económicos, políticos, históricos o citas de autores marxistas.

En su artículo titulado “La juventud ecuatoriana debe marchar por el camino de la revolución”, de 1985 señala con claridad:

“Es necesaria una comprensión múltiple y profunda de la situación que vive la juventud, desenmascarar y combatir las falsas alternativas que el imperialismo y la oligarquía le ofrecen para enfrentar sus problemas, y los de todo el pueblo; destacar las características básicas que hacen de la juventud una notable fuerza de transformación social; rememorar el papel progresivo, democrático, revolucionario que ha jugado la juventud en nuestro país y en el mundo; ratificar la tesis de que la juventud encontrará su camino, únicamente, incorporándose a la alternativa de la revolución proletaria, marchando hacia el nuevo orden social socialista”. Así, evidenció ser un convencido de la juventud por su fuerza transformadora, por su fácil adscripción a las ideas innovadoras, por sus características sociales. Por estas características, él alerta de la ofensiva ideológica de la que es objeto. “(…) a pesar de la brutal agresión ideológica del imperialismo, de la burguesía y de otras fuerzas oscurantistas (…) nuestra juventud ha demostrado ser efectivamente una vigorosa fuerza de cambio”.

En sus artículos “La perestroika: Nueva máscara del revisionismo contrarevolucionario y de la restauración capitalista”, así como “La perestroika: Restauración capitalista”, Rafael hace gala de un profundo conocimiento de la historia del movimiento comunista internacional, así como de la historia mundial del siglo XX.  Realizando un análisis materialista de las relaciones de producción del desarrollo de la lucha de clases al interior de la ex Unión Soviética y la labor del imperialismo, Larrea evidencia las causas de la crisis del revisionismo soviético, que llevo a la instauración de la perestroika y la caída del muro de Berlín. Entre las tesis planteadas, vislumbra que los elementos degenerados llevaran a la restauración del Capitalismo, y no se equivocó. Un año luego de esos escritos, el 25 de diciembre de 1991, renunció Gorbachov, hecho que marco el fin de la Unión Soviética y el inicio de la fragmentación en 15 estados independientes.

Su manejo de la dialéctica y el materialismo va más allá del conocimiento general, su profundo estudio le lleva a manejar adecuadamente las leyes y categorías del materialismo dialéctico. En su artículo: “La necesidad de elaborar teoría revolucionaria”, sintetiza ese conocimiento y desarrollar varias reflexiones que permiten comprender la importancia de profundizar la realidad para cambiarla.  “(…) para los comunistas marxista-leninistas del Ecuador es una necesidad analizar, profundizar el conocimiento de la particularidad, pues es en este marco concreto en donde se realiza el proceso revolucionario.”  

“La experiencia sensible se forma a través de la práctica” no señala, y ese concepto lo lleva a su cotidianidad. Los camaradas que militaron y lucharon con él, conocieron a un comunista férreo, a un poeta sensible, a un dirigente que enseñó a sus dirigidos a pensar siempre por sí mismo, sin perder el pensar ajeno, pero formando su propia personalidad revolucionaria.

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