Reingeniería en salud ¡Ineludible!

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Por: Dr. Pavel Saltos Pico

La reingeniería en la Salud Pública es uno de los ejes programáticos del plan de gobierno de Yaku Pérez. Esta imperiosa necesidad no se trata de un saludo a la bandera o de un eslogan más de campaña electoral. Es sin duda la Salud Pública uno de los polos fundamentales en cualquier sociedad que se jacte de prospera y que tenga los mínimos estándares para la convivencia de una colectividad en desarrollo. Lamentablemente ha sido para los gobiernos observada como un gasto y con honrosas excepciones no ha tenido esa visión de inversión social para el desarrollo de los pueblos.

El futuro gobierno popular de Pérez, sin lugar a dudas no la tendrá fácil pues apaleará a remover cimientos descompuestos por décadas en las políticas de salud de la nación.

Aunque resolver los problemas de salud tiene un carácter holístico, la cuestión de presupuesto para la salud es tal vez el mayor obstáculo, ningún gobierno incluso del “revolucionario” Correa ha cumplido ni de cerca con lo estipulado por la misma Constitución que corresponde al 4% del PIB, apenas se ha llegado a cumplir con un 67%, en el mejor de los casos.

La accesibilidad para obtener una cita médica en las unidades de salud del MSP o de la red complementaria de salud es cada vez más cuesta arriba, diríamos que traumática, el sistema del 171 no es amigable con la gente, los pacientes son derivados a otras jurisdicciones o simplemente esperan por semanas o meses una respuesta a su solicitud.

La atención primaria en salud requiere no solo de que se cumpla la normativa internacional de fortalecer los establecimientos de salud con un médico y enfermera por cada 4000 habitantes.

Sino de preponderar una atención de calidad y calidez hacia los pacientes, esto incluye “desburocratizar” las decisiones desde planta central que entorpecen la sagrada relación médico[1]paciente. En ese sentido se requiere darles fortalezas a los equipos de salud para que optimicen sus destrezas y conocimientos centrados principalmente en el individuo o la salud colectiva.

El Modelo de Atención Integral de Salud (MAIS) no debe quedar como letra muerta, el gobierno actual de Lasso la ha minimizado al máximo, es imperiosa su reactivación, eso significa que el MAIS considerado como “la biblia de la Salud Pública ecuatoriana” debería de visibilizarse y aplicarse, no solo en los entes relacionados con la salud, sino desde la misma la comunidad.

La comunidad organizada en los comités de usuarios y en los Comités Locales de Salud deben convertirse en unidades verdaderas de vigilancia del cumplimiento de los derechos de la salud de la población, para eso se requiere de una verdadera participación social que priorice la organización popular y no el simple asistencialismo.

Se requiere que el Estado reoriente a la población a eliminar la “medicalización” de la salud, invocando a conceptos de promoción de estilos de vidas saludables, para ello el concurso de los medios de comunicación debe ser patriótico y obligatorio difundiendo permanentemente estas políticas de salud.

Es necesario realizar una cruzada profunda en contra del uso indiscriminado de antibióticos, es imperioso reorganizar el ARCSA (Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria) para que cumpla su función de regular desde las farmacias particulares que irresponsablemente dispensan fármacos sin recetas médicas.

Definitivamente se requiere un Gobierno y un Estado comprometido con la salud como un derecho que procede de un proceso cíclico e integrador de garantizar políticas económicas, sociales, culturales, ambientales. Por lo que esto va de la mano con incrementar la productividad en nuestro país y por ende aumentar la oferta laboral, para ello es imperioso realizar cooperación entre el estado y los pequeños y medianos productores agrícolas para ocupar tierras productivas desocupadas y ponerlas al servicio de la seguridad alimentaria y del empleo.

Las especialidades médicas se concentran en los extremos de desarrollo (Quito, Guayaquil, Cuenca o Manta), dejando ciudades o provincias alejadas con poca oferta de resolución de patologías, el nuevo gobierno deberá crear incentivos que permitan que el Lojano no tenga que acudir a Cuenca o el Ibarreño a Quito por falta de capacidad resolutiva.

Es también ineludible trabajar por desarrollar una educación de calidad y emancipadora desde la niñez. Fortalecer y priorizar la educación va siempre de la mano con la Salud Pública. El grupo de trabajo de Pérez, sin lugar a dudas tiene en cuenta estos conceptos políticos, los entenderá y los aplicará de acuerdo a una realidad que exhorta un compromiso con las verdaderas necesidades de los ecuatorianos.

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