Por Remo Cornejo Luque
Se acerca la hora cero para ir a las urnas y delinear la nueva ruta para el país. O las cosas se mantienen y empeoran con los que ya han sido gobierno o las cosas cambian para beneficio de los trabajadores y pueblos.
Los debates nacionales organizados por el CNE para vicepresidente, presidente y asambleistas nacionales, han permitido que la población que los sintonizó vaya saliendo de su indecisión al diferenciar las propuestas políticas de cada candidato y partido político.
Por un lado hay un pelotón de candidaturas que abrazan las políticas fondomonetaristas y neoliberales, propuestas reformistas, socialdemócratas o maquilladoras del sistema económico social de injusticias e inequidades, que claman a los cuatro vientos, sin tapujos, los recortes presupuestarios en sectores sociales; la privatización de la seguridad social y de las áreas estratégicas de la economía; descaradamente proponen eliminar los derechos conquistados por los trabajadores, profundizar la política extractivista, etc. En contraparte, la izquierda que se destacó en los debates con la participación del profe Jorge Escala, Pacha Terán y Andrés Quishpe, candidatos de UNIDAD POPULAR, listas 2, viene presentando un programa de transformaciones económicas, políticas y sociales, que tiene un claro contenido y una orientación antiimperialista, antioligárquica, popular y democrática. Éstas propuestas políticas tienen claridad en su financiamiento con la Moratoria de la Deuda Externa, el cobro a las grandes empresas morosas y evasores de impuestos, recuperar dineros de la corrupción, etc. Solo un programa de esta naturaleza puede ser capaz de concretar las transformaciones que, en todo orden, necesitan los trabajadores, el pueblo y el país.
El campo popular y de izquierda viene levantando su campaña de recorrido en cada territorio con el contacto directo con el pueblo y con el concurso y apoyo de diversas organizaciones sociales y políticas que respaldan su proyecto político y social, pero, a su vez, debe enfrentar, tal como lo hizo David a Goliat, la millonaria campaña electoral de quienes detentan el poder o conviven con él. Las ostentosas chequeras de Noboa, de Correa y de otras candidaturas como la de Cucalón y Kronfle, se han impuesto en la propaganda, buscan comprar la consciencia y el voto popular con mentiras y dádivas como víveres, tablets, electrodomésticos o dinero. Para tener una idea, solo en Facebook e Instagram, el candidato presidente, Daniel Noboa, ha pagado hasta el momento más de un millón cuatrocientos mil dólares.
¡Sí se puede cambiar el Ecuador!, es el grito por doquier, pero eso solo es posible echando del poder a quienes ya han sido gobierno e instaurando un régimen antiimperialista, popular y democrático. La hora del pueblo ha llegado. Vamos a escribir la nueva historia ecuatoriana donde los protagonistas principales sean los trabajadores, campesinos, maestros, estudiantes y pueblos en general.