Por Ma. Magdalena Rhea A*
«No se trata solo de mujeres. Los hombres también debemos reconocer el papel que desempeñamos. Los hombres de verdad tratan a las mujeres con la dignidad y el respeto que se merecen» Príncipe Harry
Hace un poco más de 100 años apenas, a las mujeres se nos permitió ocupar espacios escolares que se reducían al aprendizaje de la costura, etiqueta o cocina. Frente a varios siglos en los cuales los hombres podían profesionalizarse, es realmente poco el tiempo en el que formamos parte de otras esferas de la vida humana.
Hoy, al 2020, las mujeres trabajamos en espacios que históricamente ocupaban nuestros compañeros: somos arquitectas, trabajamos en el cuerpo de bomberos o la policía, nos profesionalizamos en la medicina, intervenimos en la política, somos docentes… Sin embargo, a pesar de que nos hemos incorporado a toda la actividad humana, la discriminación está latente en todos los espacios en los que confluimos; en ciertas ocasiones, la discriminación se viste de comentarios a través de los cuales se resaltan “nuestras incapacidades, inexperiencia o falta de conocimiento”, en otras, a través de los comentarios prepotentes y autoritarios de quienes ocupan cargos que deberían ser de liderazgo y, por lo tanto, de una suma entre inteligencia y humanidad que todas las personas poseemos y que, a pesar de ello, muchos no las practican.
No es difícil darse cuenta de que -aún en tiempos en los que las mujeres nos preparamos para actuar en cargos directivos- somos discriminadas y maltratadas a través de comentarios o “simples actos” que pretenden hacer denotar que nuestras intervenciones en tales cargos “no sirven”. Como representante a Consejo Directivo de nuestra Facultad, ya me he visto envuelta, por varias ocasiones, en situaciones de rechazo y he sido fruto de comentarios inapropiados y groseros por quienes deberían ser fuente de respeto e inspiración. ¡Y no he sido la única! Compañeras y compañeros han sido objeto de tales actitudes.
Esta carta no es por mí… Esta carta es por ellas y también por ellos… porque no se debe permitir ¡jamás! que nuestras opiniones sean el blanco del autoritarismo y la prepotencia, porque el diálogo respetuoso debe imperar en todos los espacios de nuestra vida, porque somos mujeres y hombres capaces de entablar diálogos respetuosos sin ser fruto de altanerías que pretenden reducir nuestro espíritu de lucha, porque ser Decano y Subdecano es mucho más que tener un cargo: es dirigir, solucionar, unir, ser empático, solidario, proponente, -y quizás- la mano amiga que se tiende cuando en momentos como estos –momentos de crisis- nos hagan sentir seguros y nos inviten a seguir y ser mejores. Lejos de eso, tenemos autoridades que a través del miedo dirigen una Facultad hacia horizontes inciertos; lejos de solucionar problemas, se los crea; en vez de crear un ambiente de unión, se nos divide cada vez más; no se encuentra la más mínima empatía, porque no se reconoce nuestra labor diaria –y lejos de ello- aparecen nuevas directrices en los que la persecución son la orden del día; la solidaridad no es parte de sus preceptos, pues ni siquiera se han manifestado respecto de las necesidades de los docentes y mucho peor de los estudiantes y; finalmente, piden a las Carreras proyectos que ellos mismo no son capaces de proponer…
¿Indignación? ¡Sí! Indignación porque esas prácticas de autoritarismo y prepotencia no estén a la orden del día en las reuniones de Consejo ni en las reuniones de las Carreras. Es necesario crear ambientes de trabajo, al menos y repito, ¡AL MENOS! con cierto grado de respeto. No estar de acuerdo, no significa tener la razón o no tenerla; no estar de acuerdo es “no compartir una visión” y esto no implica ser objeto de gritos, prepotencia y altanería…
Como Representante Docente al Consejo Directivo demando de las autoridades respeto para mis compañeras y compañeros y que no seamos más objetos de altanería y prepotencia; además, levanto mi voz de solidaridad por la maestra, amiga y compañera Verónica Ron quien fue objeto de menosprecio del Subdecano en la Asamblea de docentes en la Carrera de Ciencias Sociales.
*Carta denuncia de la docente representante del Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía de la Universidad Central