61 años forjando la aurora en el corazón del Ecuador

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Por JACE

El 1 de agosto de 1964 no fue un día cualquiera en el calendario: fue el instante en que un grupo de jóvenes, audaces como relámpagos, decidió romper la muralla del silencio, el miedo y la traición. Se levantaron contra el viejo partido carcomido por el revisionismo, contra su estructura podrida y sus banderas desteñidas. Primero intentaron rescatarlo, pero al tocarlo se desmoronó como ceniza soplada por el viento de la cobardía. Entonces, de esa muerte necesaria, nació la vida nueva: nació el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador, la fragua de acero y esperanza donde se templó la vanguardia del proletariado.

El partido que desde entonces ha sido escuela de dignidad, fragua de conciencia y trinchera de combate.

Desde su origen, el PCMLE fue perseguido. Dictaduras militares y gobiernos serviles al imperialismo buscaron ahogar su voz con cárceles, torturas y asesinatos. Pero cada golpe se convirtió en tambor de guerra, cada prisión en escuela de firmeza, cada mártir en semilla de futuro. Así, el partido se templó en el acero de la lucha y se alzó como gigante indomable de la historia.

Este partido ha formado generaciones enteras: nos ha enseñado a defender la vida de los humildes, la libertad de los pueblos y los sueños de justicia, nos ha mostrado que la libertad no se mendiga, se arranca, que la revolución no se improvisa, se organiza, y que el futuro pertenece a los pueblos que jamás se rinden.

Este partido me enseñó a vivir con los ojos abiertos y el corazón en llamas, me instruyó en la ciencia del marxismo-leninismo, me mostró que la vida del revolucionario no es un tránsito cómodo, sino un camino empedrado de sacrificio y de gloria, un sendero donde la sangre de los mártires se convierte en semillas de futuro.

Hemos aprendido de los clásicos inmortales —Marx, Engels, Lenin, Stalin, Hoxha— a sostener la teoría como arma y la práctica como fuego. Ellos nos enseñaron que el capitalismo no caerá por sí solo, que el imperialismo es la fiera más peligrosa y que el socialismo debe forjarse con la fuerza organizada de la clase obrera, los campesinos y la juventud.

Pero también en nuestro suelo ecuatoriano tenemos guías luminosos: Milton Reyes, el eterno presdidente de la FEUE. el Hochi, eterno muchacho de fuego; Jaime, la voz indomable de la montaña; Pablo, centinela de ternura y acero; el poeta Rafael, que escribió con militancia la estrofa más hermosa; el Coquín, Freddy, Rocita Paredes, Jorge Tinoco, y tantos otros camaradas que se hicieron río de vida para que el pueblo se haga mar de libertad.

Hoy, sesenta y un años después, el PCMLE es vendaval de banderas rojas, es tropel de puños firmes que se levantan en fábricas, campos, universidades y calles. Es gigante de fuego que aplasta la soberbia de los explotadores, es voz de acero que grita contra la injusticia, es llama que no solo quema lo viejo, sino que ilumina lo nuevo.

Nuestro partido es escuela de vida, casa del internacionalismo, fragua de la revolución mundial. Somos hijos de la clase obrera, hermanos de los campesinos, camaradas de la juventud; somos también compañeros de lucha de todos los pueblos que en cualquier rincón del planeta enfrentan al imperialismo y al capitalismo decadente.

Por eso, nuestro compromiso no se detiene en las fronteras del Ecuador.

Como nos enseñaron los clásicos, el proletariado no tiene patria, y nuestra causa es la misma que late en los corazones de los obreros de América, Asia, África y Europa. El internacionalismo proletario es la bandera que nos une y la brújula que nos guía.

Hoy, a 61 años de su fundación, el PCMLE sigue en pie, firme como columna de acero, vibrante como volcán encendido. Es la voz de los obreros en sus fábricas, es el grito de los campesinos en sus campos, es la rebeldía de la juventud en las calles y universidades, es el clamor de los pueblos del Ecuador y del mundo que luchan contra el imperialismo.

Nuestro compromiso es inquebrantable: ser vanguardia de la clase obrera y el pueblo, sostener la llama del internacionalismo proletario, combatir sin tregua al capitalismo y abrir camino al socialismo.

Camaradas:

¡Sesenta y un años después, proclamamos con la fuerza de la historia y la certeza de la victoria!

¡Somos comunistas marxista-leninistas, hijos del pueblo, guardianes de la

esperanza, sembradores de la nueva vida!

¡Viva el PCMLE!

¡Gloria eterna a nuestros héroes y mártires!

¡Viva la unidad obrera, campesina y popular!

¡Viva el internacionalismo proletario!

¡Venceremos, porque la razón es nuestra y es invencible!

1 de agosto 2025

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