Manabí: visión panorámica del paisaje                                                                  

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Por Oswaldo Báez Tobar

El término paisaje tiene origen en el francés paysage y es empleado en diversas disciplinas del conocimiento, como la geografía, la arquitectura, el urbanismo y la ecología.  El paisaje comprende la totalidad de los atributos materiales y humanos que caracterizan a un área geográfica determinada y que se transforma con el paso del tiempo. Se distinguen varios tipos de paisajes: paisaje natural o ecológico, paisaje urbano o construido, paisaje cultural…

El paisaje urbano se configura por la actividad humana y social, lo integran los elementos naturales y los construidos; es la expresión de la evolución de la sociedad con sus fuerzas sociales, económicas, culturales y su historia.

En el presente artículo trataremos de esbozar una visión panorámica del conjunto de paisajes de la provincia de Manabí.

El paisaje natural y construido

En el centro de la Costa ecuatoriana, en una extensa llanura interrumpida por colinas y hondonadas cubiertas por bosque seco tropical, bosque deciduo, valles bajos e inundables por el desbordamiento de los ríos de llanura, se extiende la provincia de Manabí, con su extenso y sorprendente paisaje ecológico o natural que en gran parte ha sido transformado por intervención humana.

Manabí está constituida por dos grandes formaciones vegetales: hacia el norte participa de la extensa ecorregión del bosque húmedo tropical, en el límite con la provincia de Esmeraldas, y hacia el sur de la ecorregión del bosque seco tropical (que se extiende hacia la provincia del Guayas y Santa Elena). Estas dos formaciones naturales se complementan con una extensa franja costera con hermosas playas, deltas y estuarios.

En las últimas décadas Manabí ha experimentado un notable crecimiento urbanístico principalmente las ciudades de Portoviejo, Manta y Bahía de Caráquez; Jipijapa, Rocafuerte, Tosagua, Chone, Montecristi, Puerto López, Salango, Machalilla, Crucita, Jaramijó…  unidas por una amplia red vial.

La economía regional está ligada al aprovechamiento de los productos de la tierra y del mar; la agricultura y ganadería, la pesca, la artesanía, el comercio y el turismo. Actividades sociales y comunitarias que produjeron una singular cultura vinculada al campo y a la ciudad que se expresa en múltiples manifestaciones artísticas y culturales vernáculas, en pintorescas leyendas y tradiciones, en coplas y amorfinos que exaltan a altivez del hombre y la belleza de la mujer manabita.

En Manabí se conserva la tradición centenaria para la elaboración de tejidos de mimbre, sombreros de mocora y paja toquilla, hamacas de cabuya, bolsos, cestos, piezas de arcilla (réplicas de figuras precolombinas), infinidad de adornos y bisutería de tagua o marfil vegetal, de conchas marinas y otros productos de la biodiversidad regional.

La cultura gastronómica de la provincia es una de las más variadas del país; se destacan los manjares elaborados con frutos nativos: pechiche, guayaba, grosella, zapote… y deliciosos platos de la cocina popular, laborados con habichuelas, haba, plátano, maní… pescado, camarón, langostino: el viche, corviche, bollo, bolón de verde, sal prieta, entre muchos otros.

En Manabí se resume la riqueza de la región tropical con extensas sabanas arboladas donde lucen imponentes los tamarindos, ceibos, samanes, grosellas, pechiches…ríos y esteros… hermosas playas y acantilados… Los versos de su canción emblemática describen los hermosos paisajes de la provincia:

“De tus plácidas comarcas/ de tus fuentes y boscajes/ de tus vívidos paisajes/ no me olvido Manabí.  Son tus ríos los espejos/ de tus cármenes risueños/ que retratan halagüeños/ el espléndido turquí/. Tierra bella cual ninguna/ cual ninguna hospitalaria/ para el alma solitaria/ para el yermo corazón”.

Tradicional y moderna, Manabí tiene una entrañable historia de 200 años.

El cerro Montecristi: en el centro de la provincia

El cerro Montecristi es un macizo montañoso de 620 metros de altura. Está ubicado a 12 Km de Manta en la vía que conduce a Portoviejo. Tiene una base triangular en cuya vertiente occidental está ubicada la ciudad de Montecristi que disfruta de un microclima temperado y algo frío por la influencia determinante de la montaña, pues el manto de neblina que cubre la parte media y superior del cerro produce garúas y lloviznas, que han originado una rica vegetación arbustiva y arbórea claramente estratificada desde la base hasta la cima del cerro, y que contiene especies endémicas de región centro litoral.

El cerro Montecristi es una pequeña muestra del estado actual de la región occidental del Ecuador que se presenta formando un mosaico de hábitats pequeños, pero de un alto endemismo. El endemismo de la flora y de la fauna es un fenómeno característico del Litoral ecuatoriano, de ahí la necesidad de proteger las pequeñas manchas de vegetación natural aisladas que han sobrevivido a la gran deforestación que experimentó el centro y sur de la Costa ecuatoriana durante el siglo pasado. Su protección efectiva podría evitar la extinción de especies de plantas y animales, así como la pérdida de un patrimonio natural excepcional.

Montecristi:  viejo y nuevo rostro

La zona de Montecristi fue el escenario natural en el cual se desarrollaron prósperas culturas precolombinas; durante la época republicana constituyó un centro importante en la economía regional. Los atributos ecológicos y socioculturales de Montecristi le confieren un especial valor que debe ser reconocido y valorado. El cantón Montecristi se creó 1822; conserva edificaciones antiguas que son el testimonio de la arquitectura de principios de la República. En años recientes se han construido casas y edificios modernos; tiene calles pavimentadas, almacenes, hoteles y restaurantes…

El año 2008 la Asamblea Constituyente, declaró Patrimonio Natural, Cultural e Histórico del Ecuador. Por el valor histórico y por el nuevo estatuto que tiene Montecristi es necesario emprender la protección, conservación y restauración ecológica del área circundante al cerro Montecristi, así como del patrimonio edificado de la ciudad; para esto se requiere partir del conocimiento y la difusión de su valor ecológico, cultural e histórico, lo que será posible mediante la acción concertada de todas las instituciones del Cantón y de la provincia de Manabí.

Montecristi tiene un lugar especial en la historia ecuatoriana, por haber sido cuna de Eloy Alfaro, el ecuatoriano más ilustre que lideró la única revolución verdadera.  Combatiente de incontables batallas, conoció triunfos y derrotas, fue el líder de la transformación más importante del Ecuador. La memoria de Alfaro vive en el espíritu del pueblo.

El espíritu alfarista está presente en Montecristi; se recuerda la vida y obra de Alfaro, así como una etapa fundamental de la historia ecuatoriana.  “Culminando una carrera de épicas jornadas, Eloy Alfaro y sus huestes macheteras, pertrechados de un liberalismo genuinamente progresista hicieron mover la rueda de nuestra historia con transformaciones espirituales, institucionales y materiales que, pese a olvidos y adulteraciones posteriores, constituyen el patrimonio esencial del pueblo ecuatoriano”. R.B. Por esto y mucho más Montecristi encarna la historia y la esperanza del pueblo ecuatoriano. Quito, junio de 2024.                                      

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