Por RedAct Latinoamérica
Cuidar la salud integral de los trabajadores de la salud para hacer frente a la pandemia
La pandemia de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) se ha extendido desde China a más de un centenar de países, con más de 200.000 casos confirmados y más de 9.000 muertes a menos de 3 meses de su inicio, cifra que cada día va en aumento.
Las epidemias anteriores de enfermedades transmisibles altamente contagiosas han demostrado que los resultados mejoran significativamente cuando se respetan los derechos laborales de los trabajadores de la salud expuestos a la enfermedad y se garantiza y se protege su salud. Por otra parte, se ha insistido que los presupuestos deficitarios, las debilidades organizativas y la falta de cohesión interna de los sistemas de salud pública, presentan un riesgo para la seguridad y la salud de los trabajadores y sus familias en todo el mundo.
La seguridad de los profesionales es también la seguridad de otros pacientes y de la comunidad.
Al respecto existe una gran preocupación con la propagación del coronavirus dentro de los hospitales, así como también en las unidades ambulatorias de salud. En la comunidad general, se espera que una persona con el virus infecte a 2 o 3 personas, pero dentro del alcance de los servicios de salud, un profesional de la salud infectado puede infectar hasta a 9 personas.
Por lo señalado, los profesionales de la salud que atienden directamente a los pacientes deben contar con el equipo de protección personal descrito por la OMS que incluyen mascarillas quirúrgicas y N95 según el tipo de atención, gorros descartables, uniformes de protección médica descartables, guantes descartables, gafas o dispositivos de protección facial según el tipo de procedimientos. También se deben observar las prácticas adecuadas de higiene de manos, en los cinco momentos recomendados por la OMS, recomendación válida como medida básica, y que debe observarse en cualquier contexto de atención más aún en las actuales circunstancias (antes de tocar al paciente, antes de realizar una tarea limpia/aséptica, después del riesgo de exposición a líquidos corporales, después de tocar al paciente, después del contacto con el entorno del paciente), también es indispensable contar con los insumos de agua, jabón y toallas descartables, así como dispensadores de alcohol en gel en todas las áreas de atención.
Además, todo el personal de apoyo del área de salud debe tener los implementos necesarios de protección según las actividades que realicen. Se debe contar con el apoyo de la gestión de las unidades de salud, para que los entornos sean adecuados y se cumplan las normas y estándares de calidad recomendados por los organismos correspondientes. La seguridad del paciente y del profesional depende de cada persona, pero también de los factores organizativos, la disponibilidad de recursos y el apoyo de liderazgo son fundamentales, aún más ante una pandemia.
Es importante que los entes gubernamentales, en todos los niveles, prioricen, regulen y promuevan el uso racional de mascarillas y guantes descartables en los espacios estrictamente necesarios, evitando recomendaciones que carezcan de evidencia científica de respaldo y que pudieren provocar el desabastecimiento de estos recursos para los entornos en los que realmente se necesitan.
La pandemia representa un riesgo laboral para los trabajadores de la salud que pueden estar expuestos al virus durante su trabajo
La Internacional de Servicios Públicos, entre otros aspectos para disminuir y controlar los riesgos para la salud púbica, resalta que:
La prevención y el control eficaz de las infecciones son fundamentales para salvaguardar la seguridad en el lugar de trabajo en el sector de la salud. Los gobiernos y los empleadores tienen la responsabilidad de asegurar que se apliquen todas las medidas y procedimientos de prevención y protección necesarios. Y los trabajadores están obligados a seguir los procedimientos de seguridad y salud ocupacional establecidos y utilizar los protocolos proporcionados.
El respeto de los derechos laborales debe ser un elemento central de la respuesta a la pandemia de COVID-19 en todos los países, incluyendo el derecho para optar por no trabajar cuando su salud y seguridad puedan correr peligro o cuando ellos o sus familias tengan problemas de salud subyacentes que puedan verse agravados por el virus;
La garantía de que ningún trabajador, incluidos los del sector privado, ocasionales o subcontratados, sufran pérdida de salario, precarización o condiciones inadecuadas durante cualquier período de cuarentena;
La entrega de información transparente y oportuna a los trabajadores y sus organizaciones sobre el número y la ubicación de las infecciones y la información más actualizada sobre la enfermedad;
El incremento de los fondos destinados a los servicios de salud, incluida la investigación de enfermedades infecciosas en el ámbito de la salud pública.
La ciudadanía puede y debe involucrarse de manera consciente, evitando el desabastecimiento de recursos que son necesarios y fundamentales para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores y prestadores de los servicios médicos.
¡Si los trabajadores de salud enferman a gran escala, el sistema de salud colapsa!
¡Cuidar a los trabajadores de la salud es una prioridad y una responsabilidad ética!