En Ecuador no existen subsidios a los combustibles del 2019 al 2022

Periódico Opción
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Por ANTEP*

El Estado, a través de Petroecuador, obtiene ganancias en la venta de los combustibles. Los ecuatorianos, al vivir en un país petrolero, tenemos derecho a precios bajos de combustibles.

En octubre de 2019, el gobierno de Moreno habló de un aproximado de 1400 millones de dólares de “subsidio” a la población que consume diésel y gasolinas Extra y Ecopaís para el sector automotriz. Las cifras que fueron difundidas, sin determinar el método de cálculo, permitieron “justificar” la promulgación del Decreto 883, que en lo fundamental elevaba drásticamente el precio de estos derivados del petróleo, y acarreaba el consecuente encarecimiento de la vida.  

En esa misma línea, en el 2020, aprovechando la pandemia, Moreno estableció el sistema de bandas a través del Decreto 1054, que mes a mes incrementó el precio de los combustibles.

En octubre de 2021, ya con Guillermo Lasso como presidente, se congelaron los precios de los combustibles después de un incremento del 46% para las gasolinas y del 90% para el diésel.

Hoy, a casi tres años de las manifestaciones de octubre del 2019, y frente a un nuevo paro nacional convocado desde las organizaciones sociales, el precio de los combustibles sigue siendo el detonante y parte de los 10 puntos a discutir planteados por la CONAIE.

Históricamente nos han hablado del subsidio a los combustibles y el gas de uso doméstico, sin hacer mayor ejercicio que la multiplicación del precio internacional por la demanda del país, menos el precio de venta al público. Sin embargo, desde los distintos gobiernos, ninguno ha explicado el porqué de este cálculo simple si somos un país petrolero y que además refina el 45% de la demanda nacional de combustibles y, por otro lado, también exporta un significativo volumen de derivados. 

ANTEP, a partir de datos oficiales de la estatal Petroecuador, analizó los costos e ingresos resultado del proceso completo de refinamiento, transporte y comercialización de los derivados del petróleo de los últimos tres años.

En el Ecuador, los combustibles para satisfacer la demanda nacional se obtienen a partir de dos procesos, el primero es la refinación de petróleo en los tres principales complejos del país (Esmeraldas, Shushufindi y La Libertad), y el segundo, mediante mezclas de derivados producidos localmente con naftas importadas. Como lo mencionábamos del proceso de refinación del crudo no sólo se obtienen gasolinas (naftas) y diésel, sino muchos más productos que incluyen también fuel oil, asfalto, solventes, GLP, Jet A-1,  AVGAS, lubricantes, nafta base, gas natural, gas natural licuado, residuo crudo, azufre, gasóleo, etc. 

Por tanto, si queremos determinar los costos en los que incurre el Estado para satisfacer la demanda interna, debemos incluir en el cálculo el costo de producción de la materia prima (petróleo), y sumar los costos de importación de derivados para mezclas. Este total, comparado con los ingresos por ventas, da el valor global de los subsidios, mismos que ANTEP ha demostrado de manera pública su inexistencia.  

Es importante tomar en cuenta que el petróleo que se carga en las refinerías debe ser calculado con el costo de producción de Petroecuador, no al precio internacional. Ecuador es un país petrolero que tiene costos bajos de producción de crudo y cuenta con tres refinerías para producir derivados del petróleo.

Para el primer paso, se debe determinar los costos de producción en refinerías, para lo que se obtiene los siguientes cuadros para 2019, 2020, 2021 y los primeros cinco meses del 2022:

De los informes estadísticos de Petroecuador para cada año, se obtiene también los costos de importación, y de los ingresos por venta interna (a precios regulados) y exportación de derivados (esto debido a que algunos de los derivados que se obtienen del proceso de refinación no son demandados localmente, pero sí a escala internacional como el jet fuel y el gasóleo). De aquí se puede obtener el siguiente cuadro para el proceso productivo global: 

Con los datos antes presentados, podemos llegar a varias conclusiones. La principal, ya desde el 2019, antes de la liberación de los precios de los combustibles, no existía subsidio.

En el 2019, el balance final del proceso registró una utilidad de USD 152,52 millones para Petroecuador. Este monto sube a USD 280,27 millones en el 2020 y baja a USD 124,62 millones en el 2021.

En el 2022, a pesar del elevadísimo precio del petróleo y las naftas que se importan a precio internacional, todavía se obtiene utilidad, menos que la de los tres años previos, pero aun así no se puede hablar de subsidios por parte del Estado. De mantenerse estas condiciones, la proyección a finales de este año sería de USD 82,11 millones de superávit.

Otra conclusión obvia, es que el proceso de producción de derivados para satisfacer la demanda interna se autosustenta a partir de la comercialización de todos los productos obtenidos. Esto aun tomando en cuenta que la eficiencia de refinación en nuestras plantas es baja.

Precisamente por esto, es necesario aumentar la eficiencia de las plantas refinadoras, a través de inversiones adecuadas provenientes de la misma utilidad del proceso, esto significaría incrementar la eficiencia de refinación, obteniendo más derivados, reduciendo la necesidad de importación, e incluso aumentando la ganancia del proceso productivo global.

No es correcta la afirmación de que el Estado está “regalando” combustibles, pues en realidad como se ha demostrado existe utilidad en el proceso, y los precios de 2019 podían ser sustentados gracias a la producción de derivados que salen del petróleo que es de propiedad de todos los ecuatorianos, en las plantas refinadoras que son propiedad también de todos los ecuatorianos. Nadie nos regala nada, simplemente estamos aprovechando nuestros recursos para mantener estables los costos de la energía, y por tanto los costos de la producción nacional de bienes y servicios. 

El incremento en el precio de combustibles y la utilidad que se obtiene del proceso de producción y comercialización de combustibles, se traduce en refinerías estatales más atractivas y rentables para el modelo privatizador planteado por el Gobierno de Guillermo Lasso.

Los elevados precios de los combustibles, en la práctica, significa que la mayoría de la población subsidie a los grandes grupos económicos a los que se reduce impuestos, incluyendo el impuesto a la salida de divisas.

Fuente: ANTEP

Asociación Nacional de Trabajadores de las Empresas de la Energía y el Petróleo

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