En un comunicado publico de la Unión del Pueblo Afroecuatoriano (UPA), constituida por varias organizaciones afroecuatorianas que la preside el Dr. MD David Quiñoñez, se hace relación a las diversas catástrofes que ha enfrentado el pueblo esmeraldeño y a las que ha tenido que sobrevivir en medio de la ausencia de la atención del Estado, que poco o nada hace, mostrando su naturaleza racista y excluyente. A continuación el comunicado.
Esmeraldas, agradece la demostración de solidaridad fraternal,pero estamos bien
A amigos y hermanos, hombres y mujeres, a nivel nacional e internacional, les expresamos nuestro agradecimiento a quienes, preocupados por el último derrame de aproximadamente 12 mil barriles de crudo a la principal cuenca hídrica de la provincia, muy necesaria en la provisión de agua para el consumo y actividades de supervivencia de la población esmeraldeña. Esta catástrofe impacta gravemente a nuestra población y la naturaleza, pero a pesar de todo, ESTAMOS BIEN Y EN NORMALIDAD. BIEN, porque el bienestar lo hemos garantizado a través del tiempo con resiliencia, auto reparación y autodeterminación individual y colectiva como núcleos familiares, que nos permite seguir andando. Y nuestra supervivencia diaria en medio de continuas catástrofes bajo la mirada cómplice del Estado ausente, su acción demuestra su carácter estructuralmente racista y excluyente folcklorizando nuestras vidas mediante la necropolitica, ES NUESTRA NORMALIDAD.
Así lo reflejan una breve recopilación histórica inmediata de acontecimientos: Los Terremotos de 1987 de 7,2°; 2016 de 7,8°; 2022 de 5,1 y 2023 de 4,7° en la Escala de Richter, con graves impacto en la infraestructuras, medios de producción y vidas humanas; las Inundaciones, deslave y aluviones del 2023 con más de 15.770 damnificados, sin considerar las de enero y febrero del 2024 y febrero del 2025; la contaminación ambiental de la Refinería Estatal Esmeralda en sus 50 años de operación y de la Ruptura del Oleoducto Transecuatoriano e incendio en la ciudad de Esmeraldas del 15 de agosto del 1998, por el derrame de aproximadamente 30 mil barriles de crudo, que causó un número significativo de víctimas humanas y materiales. Aun esperamos reparaciones efectivas y reales del Estado ecuatoriano. Otros casos significativos fueron, durante Pandemia de la COVID-19 y las comorbilidades existentes, sobrevivimos gracias a la medicina ancestral y nuestra fortaleza genética, pues la ausencia de Estado fue descarada tanto que el hospital provincial sigue cerrado y los pocos recursos que dispuso los cambió para réditos electorales en medio de tan delicada situación. Y qué decir, de la crisis por la delincuencia organizado, donde la inacción del Estado y sus fuerzas de seguridad nos convirtieron en la 3era ciudad más peligrosa de América con tasas de asesinatos que alcanzaron 81 por 100 mil habitantes en el 2023. Lo que demuestra, ¡Cuán poco importamos los esmeraldeños a los gobernantes!
Ni hablar de poseer el record de desempleo (9%) más alto del país, precario acceso a educación, salud, vivienda y demás política pública. Entonces, el derrame actual simplemente agudiza la afectación del sistema de agua potable, cuya deficiencia data de más de 70 años y sus costos es uno de los más elevados del país. Por ello, los esmeraldeños seguimos en nuestro bienestar y normalidad cotidiana, sobreviviendo. Eso sí, acumulando rebeldías sociales para estallar en el momento oportuno ante racismo estructural y la exclusión étnica y cultural a la que nos han sometido.

¡Reparaciones, Ya!
Vocería Nacional
Quito, 20 de marzo de 2025