Los deudores de buena fe del BIESS

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Por Henry Izurieta

Existen afiliados al IESS que solicitaron préstamos hipotecarios al BIESS que ahora están  perdiendo el techo para sus familias.  Ellos proponen salidas pero el BIESS no abre sus ojos y cierra sus oídos.

Si, aunque no parezca real, el BIESS tiene deudores que se autodenominan “de buena fe”, esto es que reconocen su deuda y desean pagarla, pero, inverosímilmente, este banco no arbitra las medidas para que la intención positiva de sus clientes morosos se concrete. Según las memorias de este banco, su cartera vencida, superior a 60 días en préstamos hipotecarios, es del 12.71% al año 2022, la más alta de todo el sistema financiero del Ecuador.  Los informes que año a año presenta sostienen que se hacen grandes esfuerzos por recuperar la cartera vencida, poniendo énfasis en las facilidades que estarían dando a los clientes para igualarse en sus pagos, sin embargo, los resultados son casi nulos, pues, en el año 2021 el indicador de cartera vencida superior a 60 días fue 12.52%, en el 2020 de 13.09%, cuando producto de la pandemia llego a ese nivel, luego de estar en el 8.12% en el año 2019.  Se puede observar que las facilidades para solucionar los problemas de falta de pago estuvieron y están lejos de las realidades de los deudores, por eso no se han acogido a ellas y los créditos impagos se mantienen en ese nivel alto.

Afiliados y sus familias desalojados de sus viviendas

Están en torno a los veinte mil créditos que se han dejado de pagar y que el BIESS ha decidido entrar en procesos legales de coactiva y un buen número de clientes, que el banco no ha dado a conocer, ya han sido desalojados de sus viviendas, junto con sus familiares.  Han debido “arrimarse” a familiares, amontonar sus enseres, dormir varios en una misma cama prestada.

Si el banco continúa con sus juicios coactivos podría terminar afectando a cerca de cien mil personas dejándolas sin vivienda. Actuando así el BIESS deja de lado su función social y prioriza la recuperación de su cartera vencida, sin proponer salidas al problema social que genera.  

La situación es grave, pues, luego del juicio coactivo, el deudor debe pagar toda su deuda perdiendo su vivienda, que si el remate no cubre la deuda, seguirá perdiendo el resto de sus propiedades.  La situación no queda allí, la ley le retira sus derechos.

Es muy importante que el banco no pierda los recursos de los afiliados, pero también lo es reconocer que los deudores también son afiliados y que se deben agotar todos los mecanismos posibles para que este procedimiento no termine por ser otro drama social.

Las facilidades de pago que no facilitan

El banco se empeña en mostrar que su plan “arreglemos” con sus tres propuestas para igualarse en los pagos son la salida ideal: novación, reestructuración y refinanciamiento.  Pero es falso, sus propias cifras lo demuestran, el nivel de cartera vencida no ha disminuido.  Tan alejada está de la realidad de los deudores estas tres salidas que no han podido acogerse a ellas ni siquiera por la ventaja adicional del año de gracia que ofreció el banco en el que no pagaría ni intereses ni multas.

Para colmo, una vez iniciado el proceso coactivo el banco brinda otras facilidades: venta del bien, plazo para pagar el total adeudado.  Que tampoco funcionan ya que vender el bien conlleva perder debido a que el mercado inmobiliario está deprimido y que el deudor pierda su vivienda y siga endeudado con el valor del resto del préstamo e intereses y multas.  Tampoco es conveniente el plazo para el pago total, ya que en unos cuantos meses el deudor deberá pagar el total de la deuda.  

Como alguien le contestó a la abogada del banco: “si no he tenido para pagar cuotas de quinientos dólares, ¿cómo quiere usted que en pocos meses pague $50 000?, eso no es facilidad”.  Alguien que está con coactiva no puede acogerse al beneficio del año de gracia.

Por si fuera poco, una vez iniciado el juicio coactivo no hay vuelta atrás.  Existen deudores que estando en esa situación, plantean al banco que pueden retomar sus condiciones originales de pago, ya que su situación económica ha mejorado y reciben la respuesta del banco de “o paga todo o pierde la vivienda”.

Hablar con los abogados del banco es una pérdida de tiempo, la frase más común de ellos es: “usted, al solicitar el préstamo, sabía a lo que se metía”, como si el afiliado supiera que años después la empresa en la que trabajaba se cerraría y perdería su trabajo.

Salidas viables

El caso es que el banco no abre los ojos a la realidad de que la enorme mayoría de los morosos han llegado a ese punto por las difíciles condiciones económicas del Ecuador, han perdido sus empleos, han debido cerrar sus negocios. Varios de los morosos han propuesto salidas para, sin perjudicar al banco, seguir pagando sus deudas y de esa manera regularizar su situación.  Esto pasa por revisar las facilidades de pago que ha planteado el banco y recoger las propuestas de pago de los deudores.

Pero, pese a recibir por escrito varias propuestas, el banco, además de no abrir sus ojos, cierra sus oídos.

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