Se impuso la demagogia y el discurso del miedo

Periódico Opción
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Por Guido Proaño Andrade

El capítulo electoral de 2025 ha llegado a su fin y los resultados electorales ya son conocidos: el correísmo sufrió su tercera derrota consecutiva en una elección presidencial; el país mantiene como presidente a una figura que, a través de sus acciones, ha demostrados una evidente incapacidad para resolver los problemas del pueblo y el país. Además, con el paso del tiempo, su perfil autoritario se hace cada vez más evidente.

En la comparación de los votos obtenidos por Luisa González en la primera y segunda vueltas electorales está —en buena medida— la explicación de lo ocurrido en este proceso. En febrero pasado, González obtuvo 4 510 860 votos y en las elecciones del pasado 13 de abril apenas creció en 120 000 votos; Daniel Noboa, en cambio,  incorporó 1 270 000 votos en la segunda vuelta. La polarización correísmo – anticorreísmo se mantiene en el escenario político del país, siendo superior el anticorreísmo, como se ha evidenciado en las tres últimas elecciones presidenciales.

Sin embargo, resultaría simple un análisis que quede en esa sola constatación, aunque no es poca cosa, por la incidencia política que está demostrando en más de una década. En esta campaña actuaron muchos factores, incorporando algunos que trascendieron los linderos nacionales, puesto que también hubo incidencia de actores políticos del exterior, con conocimiento de ellos o no.

El gobierno puso en movimiento todo tipo de recursos disponibles para garantizar la reelección de Noboa, incluyendo jugadas al margen de las normas jurídicas, como el encargo de la presidencia a una vicepresidenta ilegalmente designada, o su negativa a solicitar autorización a la Asamblea Nacional para realizar proselitismo electoral. En los dos últimos meses se crearon o fortalecieron ocho bonos, se armaron «programas» sociales especiales con duración de cuatro meses, se redobló la propaganda gubernamental caracterizada por la distorsión de la realidad. En relación a esto último, como ejemplos, Noboa anunció que se habían entregado diez mil nombramientos a docentes, sin embargo, los datos oficiales del Ministerio de Educación revelan que no llegan ni a mil; dijo que el país tendrá un crecimiento económico del 4 % en este año, pero el Banco Central del Ecuador asegura que este bordeará el 2 %, cifras similares proyectan el Banco Mundial y la Cepal. La demagogia, el ofrecimiento fácil y el discurso del miedo caracterizaron la campaña de Noboa.

Como lo dijimos, el crecimiento de González en la segunda vuelta es mínimo, confirmándose aquello de que llegó a su techo. ¿Existe al interior del correísmo una figura capaz de ampliar el radio de acción política y captar un electorado mayor? No se lo ve. Algunos analistas dicen que la presencia de Rafael Correa hace daño a esa tienda política, y que debería hacer esfuerzos por distanciarse de la imagen del ex presidente; pero el hecho es que no hay correísmo sin Correa. Él es su principal polo de atracción, pero al mismo tiempo su principal problema.

Se ha planteado que el correísmo cometió errores en comunicación al hablar de temas sensibles que no debían ser abordados en campaña, como las propuestas de los ecuadólares o de los gestores de paz. El asunto tiene dos lados: hay aspectos que deben evitarse en una campaña, y eso no es ningún secreto, pero sobre todo, lo que se produjo es que el gobierno tuvo la capacidad de «dar la vuelta» al asunto y demonizar elementos que forman parte de la política de Revolución Ciudadana. Pero a su vez, hay aspectos de los que RC no puede desprenderse, y el tema de la corrupción es uno de ellos. El estallido del escándalo en el Consejo de Participación Ciudadana, denominado Liga2, despertó la memoria de lo que fue el gobierno de Rafael Correa y la idea de que aquello se reinstalará en el país con el triunfo de González.

Hay un tema inevitable a la hora de interpretar estos resultados electorales: el comportamiento de la franja del movimiento indígena que se encuentra bajo las siglas de la CONAIE. La definición de su postura política para la segunda vuelta puso en evidencia las profundas grietas y divergencias políticas existente en esa organización. Unos se fueron con Noboa, otros con el correísmo y otros rechazaron las dos candidaturas. Leonidas Iza proclamó su apoyo a González, pero ¿qué nos muestran los resultados electorales? En provincias de alta población indígena en las que la CONAIE ha demostrado fuerza en diversa acciones de lucha, hoy ampliamente gana Noboa. Lo ocurrido deja en entredicho el liderazgo de Iza.

Daniel Noboa ha ganado la reelección presidencial, pero hay un cincuenta por ciento de ecuatorianos que no votaron por él. Es más, una parte de sus electores lo apoyaron para evitar el triunfo del correísmo, una franja fue presa del discurso de miedo que se instrumentalizó: Noboa no tiene un cheque en blanco. Si cree que esta victoria es un aval para una política de privatización de las empresas estatales, para ejecutar reformas antipopulares en el campo de la legislación laboral o la seguridad social, está totalmente equivocado.

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