Sinvergüenzas

Periódico Opción
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Por Francisco Escandón Guevara

Después de cuatro años y medio, a través de una escandalosa maniobra, Jorge Glas salió de la cárcel. El juez que aceptó el recurso de habeas corpus sustituyó la prisión de libertad por medidas alternativas, lo que no significa que Glas sea inocente.

La excarcelación de Glas refleja dos situaciones: la veracidad del pacto entre Rafael y Lasso, prolongado desde el fraude electoral de la primera vuelta presidencial del año 2021, y que la descorreización del Estado es una tarea inconclusa.

Aunque lo nieguen en Bélgica y Carondelet, hay un compromiso de legalizar la impunidad a cambio de gobernabilidad. Lasso logrará que se aprueben algunas de sus leyes neoliberales y evadir la fiscalización de la cúpula gubernamental en la Asamblea Nacional, en tanto que los cómplices y autores de la corrupción correísta pagarán sus fechorías desde la comodidad de su hogar o del autoexilio.

Existen pruebas de lo expuesto. Los asambleístas de Rafael, al no archivar la reforma tributaria, dieron cabida a su legalización, y también desaceleraron los juicios políticos de algunas autoridades gubernamentales; en cambio, antes de la excarcelación de Glas, Ricardo Rivera ya fue liberado, Alexis Mera tramita medidas sustitutivas y no se recupera lo robado.

Para colmo, Lasso justifica la inacción de su gobierno, en la liberación de alias Vidrio, con la parodia del respeto a las decisiones de otras funciones del Estado. Nada más falso, dicho acato es discrecionalmente mediado por los intereses de clase: acepta las decisiones parcializadas de las otras funciones mientras beneficien a las élites y hace caso omiso de las pocas que reivindican derechos de los trabajadores, el incumplimiento de la equiparación salarial del magisterio es fiel reflejo de lo planteado.

Es evidente que el Estado sigue secuestrado por las élites. En él subsisten jueces fanáticos del prófugo que guardan las espaldas del caudillo, en tanto los órganos superior de justicia ni siquiera investigan que hay detrás de la inaudita celeridad con la que se despachó el trámite, que tiene 1973 fojas anexadas, para excarcelar al corrupto Glas en un solo día.

Todo está podrido. Pero nada dura cien años, ni hay cuerpo que lo resista; en las calles y en las urnas recibirán su merecido.

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