Por Francisco Escandón Guevara
En campaña Lasso prometió crear dos millones de empleos e incrementar los sueldos de los trabajadores a 500 dólares mensuales. Sin embargo, la reactivación productiva no despega, el Salario Básico Unificado apenas se elevará y siguen los incumplimientos electorales.
Para justificar la demagogia, el régimen argumenta que el desacuerdo en el Consejo de Salarios, entre trabajadores y empresarios, le obliga a dirimir sobre cuál será el costo del trabajo para el año 2022 en base a un patrón matemático compuesto de nueve variables (tasa de inflación, productividad laboral, elasticidad del empleo, tasa de informalidad, etc.).
Esa fórmula ideada durante el correísmo y renovada por Moreno impide que los trabajadores tengan un salario y una vida digna. En los últimos 15 años la realidad no cambió, el Salario Básico Unificado apenas alcanzó para comprar un poco más de la mitad, 55%, de los productos de la Canasta Básica Familiar. Para el año próximo, incluso la capacidad adquisitiva de los sueldos será menor, basta recordar que el incremento del subsidio a los combustibles, temporalmente suspendido, y la reforma tributaria, hace días aprobada, contraerán el consumo.
El carácter explotador de las élites supera las evasivas al aumento salarial. Lasso y sus socios apuestan a liberalizar el precio de los salarios para que la mano invisible del mercado, la oferta y la demanda, sin controles ni intermediarios, establezca el valor de la fuerza de trabajo.
Las actuales altas tasas de desempleo son el pretexto perfecto para impulsar esa reforma neoliberal. La burguesía apuesta a que millones de personas asfixiadas por el hambre acepten condiciones de contratación, paga, empleo y jubilación precarias.
En ese mundo de la competencia, el Salario Básico Unificado solo sirve como referente estadístico. Si se consuman las exigencias laborales del Fondo Monetario se desecharán los más elementales derechos de los trabajadores, se legalizará un nuevo momento del régimen de esclavitud asalariada y los grandes empresarios concentrarán mayores fortunas.
Luego de sueldos congelados por dos años es inhumano pensar en un incremento salarial pequeño y peor aún si esa es la puerta de entrada para la precarización del empleo. Al gobierno se le están acabando los pretextos y las excusas, al pueblo se le agota la paciencia.