Por Remo Cornejo Luque
“La alegría del pobre dura poco”, reza un refrán popular. Tanta alharaca de la muerte cruzada para buscar la gobernabilidad y pretender recuperar la imagen y credibilidad de la Asamblea Nacional (AN), pero ésta se mantiene al vaivén de la vieja política.
El primer poder del Estado regresa a los seis meses, pero con las mismas poses y tufo del pasado cuestionado, con la aureola del cabildeo y el pacto o alianza ruin. La repulsión de la mayoría de la población, que fue motivo para la pérdida de credibilidad, ha caído, momentáneamente, en saco roto y han vuelto con sus viejas prácticas, sucias y arteras, de los mismos de siempre.
La «nueva» Asamblea Nacional, con «nuevos» rostros y prácticas de la vieja partidocracia, necesita 53 millones de dólares para cubrir los gastos de 137 asambleístas que, muchos de seguro calentarán las curules, para reeditar el circo de la componenda, de la compra y venta de votos, del reparto de cuotas de administración pública en las 24 provincias.
En dicha AN, están presentes 43 asambleístas que fueron destituidos por la muerte cruzada y de esos, 35 asambleístas, por su pasado inmediato, se alinearán con la maloliente búsqueda de la impunidad de la bancada de la RC5 a favor del prófugo de Bélgica. Se suman asambleístas primerizos, ex presidentes derrocados por corrupción, ex generales destituidos por incompetentes y acusados de crímenes de Estado. Regresan, con total descaro, a ocupar un cargo público de tan alto nivel.
La alianza entre ADN de Daniel Noboa, los socialcristianos y la RC5 configuran el pacto de la ofensa, de la “unidad nacional” entre “contrarios”; es la copia al carbón de las conversaciones en el 2021 del partido CREO, el PSC y los correístas para buscar la gobernabilidad del banquero Lasso. Claro que, Lasso logró obtener la mayoría legislativa excluyendo a última hora al correísmo y obtuvo la mayoría en la AN y jamás gobernó para los intereses de los trabajadores y pueblos porque representaba a los banqueros y grupos económicos de poder.
El acuerdo hasta hoy (sujeto a variación en la política de la toma y saca) entre ADN, PSC y RC5 es el pacto de la vergüenza nacional, no es un pacto con los trabajadores, pueblos y nacionalidades del Ecuador, es un pacto que excluye a los mandantes y de seguro que habrá leyes en beneficio de los grupos económicos que se unen en santa cruzada.
Nada nuevo se avizora con esta trama de la vieja partidocracia so pretexto de la ansiada gobernabilidad. Desde el campo popular se hace necesario estar atentos y preparar la exigencia para que se cumplan las ofertas de campaña del nuevo gobierno, que se dé solución al grave problema de inseguridad y el desempleo, que se brinde atención presupuestaria a las áreas sociales de educación, salud y seguridad social.