Por Jaime Chuchuca Serrano
Xavier Vera Grunauer duró apenas 6 meses en el Ministerio de Energía. Antes fue viceministro de Minas por 10 meses. El ex ministro está siendo investigado por delito de cohecho. La Fiscalía ha ejecutado el allanamiento del domicilio en Guayaquil, departamento en Quito y despacho del exfuncionario. Han ingresado en cadena de custodia: celular, laptop, tablet y documentos. Varias denuncias lo acusan de la venta de cargos públicos; y como es de esperarse, Vera niega toda vinculación. El gobierno sostiene que la corrupción ha imperado por décadas en Petroecuador; y que Vera y Lasso no son más que víctimas de la corrupción. Fernando Santos Alvite, ex ministro de Febres Cordero, reemplazará en el cargo a Vera.
Una misma situación es recurrente: las denuncias provienen de los periodistas, de los ciudadanos en las redes sociales; sin embargo, el gobierno no tiene un sistema de autodepuración. Al contario, los distintos funcionarios generan mecanismos institucionales para defenderse, evadir responsabilidades y evitar denuncias. El poder atrás de Vera Grunauer es grande, la empresa de su padre es fiscalizadora de la megaobra Coca Codo Sinclair y, obviamente, es parte del lobby de los negocios.
Hay muy pocas oportunidades de redireccionar el rumbo del Estado y los gobiernos. La corrupción de los personajes de cuello blanco, son igual o más perjudiciales que los horrendos crímenes del narcotráfíco. Un Estado que continue sin una lógica anticorrupción, no puede subsanar ningún sistema del servicio público. La vieja frase: como es arriba es abajo, calza muy a la hora de hablar del entramado de la corrupción, las mafias se encuentran tanto en las esferas más grandes, así como en las más pequeñas.
La corrupción se ha sofisticado y ahora tiene técnicas e instrumentales complejos. No solo se trata de las redes de la corrupción, sino de varias normas, reglamentos, softwares, y procedimientos que se han organizado para la contratación del personal y de la obra pública. En estas circunstancias, es demagógico decir que en el país se logrará cero corrupción, por lo menos, en este gobierno.