Por Francisco Escandón Guevara
La dispersión de los resultados en el último proceso electoral sorprendió a más de uno, pues ninguna fuerza política logró alcanzar una hegemonía nacional. En esos comicios fueron derrotados los viejos caudillos y la apuesta por el cambio predominó entre los votantes.
Además los resultados determinaron que cada consejo provincial y municipal, cada junta parroquial, estén constituidos por una diversidad de fuerzas políticas, dando al traste con los objetivos bipartidistas del sistema electoral.
Han pasado los primeros cien días de esos gobiernos autónomos descentralizados y, más allá de las ejecutorias, se perfilan las verdaderas orientaciones políticas con el que se sellarán sus quehaceres. De tal forma que están prefabricados los aciertos y desaciertos de los nuevos gobernantes, las políticas públicas reflejarán sus ideologías y a partir de ellas las prioridades de las administraciones.
Lo común en este período son las quejas por los problemas financieros heredados en las instituciones (deudas por pagar a acreedores y por cobrar especialmente al gobierno, excesivo gasto corriente, gastos injustificados, etc.) que mereció casi una unánime voluntad de austeridad.
Pero además, estos primeros cien días, dejan entrever decisiones que no pueden ser endosadas a sus antecesores, en especial el intento de gobernabilidad, que exige la conformación de mayorías con varias fuerzas políticas, y la relación que cada administración asume con respecto al régimen de Moreno.
Derivadas de ellas, no fueron pocos los tropezones cometidos por algunos gobernantes; en particular las elecciones de las vicealcaldías sin paridad de género, la conformación de sus equipos para la administración, las contradicciones entre los discursos de campaña y la práctica concreta, etc., han significado que prematuramente algunos de los electos acumulen más rechazo que apoyo.
Atrás quedaron las promesas electorales, es hora de la real politik que diferencia la demagogia de lo concreto. En adelante los presupuestos revelarán las prioridades de los gobiernos locales, la recaudación de impuestos relatará para quienes se gobierna, mientras que la ejecución de obras será una exigencia constante del pueblo.