Autor: Juan Carlos Zapata
El 23 de diciembre pasado, en medio de la bulla, algarabía y gran frenesí, el Presidente Andrés Manuel López Obrador abordó el primer recorrido oficial del Tren Interoceánico que partió del Puerto de Coatzacoalcos, Veracruz para llegar a su destino final en el Puerto de Salina Cruz, Oaxaca.
Este es el primer tramo; ya que el proyecto completo, conectará desde Coatzacoalcos con el Tren Maya, vía Palenque y con Guatemala a través de la localidad fronteriza de Ciudad Hidalgo con Ciudad Ixtepec, Oaxaca.
El discurso del gobierno es que el Tren, el conjunto del Corredor Interoceánico, con sus 12 Polos de Desarrollo para el Bienestar (PODEBI) (parques industriales), que se instalarán en Oaxaca y Chiapas; el gaseoducto, la red de fibra, la ampliación y rehabilitación de los aeropuertos de Huatulco, Ciudad Ixtepec, Minatitlán, Palenque, etc.; así como la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco; son proyectos de beneficio para los pueblos de los estados del sur del país, que traerán prosperidad, crecimiento económico, empleo y muchos beneficios para toda esta región.
Sin embargo, se viene evidenciando que en la instalación de los parques industriales, el uso de la ruta de comercio internacional y la explotación de los recursos naturales de la región se busca que la inversión extranjera directa alcance más de 80 mil millones de dólares, en contraparte con la inversión de capital nacional, que se calcula de apenas poco más de 30 mil millones de dólares.
De manera superficial, leyendo estos datos, nos damos cuenta también que en esta proporción se distribuirán las ganancias que se obtendrán de estas inversiones. Es decir, las principales ganancias de estas inversiones serán para el capital extranjero, principalmente estadounidense y europeo, además de ganancias -menores- de capital chino.
Desde la construcción de la infraestructura que comprenderá el corredor interoceánico, el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas, los Polos de Desarrollo del Bienestar; se vienen teniendo grandes ganancias para fondos de inversión, como, Black, Rock, Grupo Carso, etc.
De hecho, el día de la inauguración del Tren Interoceánico el Presidente Andrés Manuel Manuel López Obrador dio a conocer que también se entregan las concesiones de los Polos de Desarrollo para el Bienestar en Salina Cruz y dos en Coatzacoalcos. Así como el acuerdo de inversión para el desarrollo de terminales portuarias en ambos municipios.
Y los beneficiados de esas concesiones será Desarrolladora Multimodal, consorcio integrado por Carlos Slim, Guadalupe Phillipps, Joao Parreira y Manuel Muñozcano. Cuyas empresas -Carso, ICA, Mota-Engil e INDI- fueron las encargadas de construir los tramos 1, 2, 3, 4 y 5 del Tren Maya.
¿Nos podemos imaginar los millones que estos magnates se han llevado como ganancias del presupuesto público? Además de ellos, Larry Fink dueño de Black Rock, -el fondo de financiamiento más grande del mundo- tiene la inversión de al menos 12 proyectos relacionados en el rubro de energía en el sur Sureste del país.
De estas millonarias inversiones, se supone que habrá empleo y desarrollo para la región, sin embargo, está claro que la poca inversión para la educación superior en nuestro país, para ciencia y tecnología, está generando mano de obra calificada, para los niveles tecnológicos de las empresas manufactureras que se instalarán en la región.
Además, el proceso de automatización de todo los sistemas productivos, provocará la disminución de la mano de obra que se emplearán en las industrias que se establecerán en esta región, y los pocos trabajadores que podrán emplearse, será para hacer los trabajos, manuales, pesados y grises; aún peor, la presencia en grandes cantidades de trabajadores, migrantes de distintos países en el sur sureste del país, también representarán un desplazamiento de la mano de obra local, a la mano de obra migrante que aún será mucho más precario, con salarios, de miseria y sin ninguna prestación social.
Finalmente, para todo el proceso de industrialización y desarrollo en el sur sureste del país, habrá que destruir buena parte de los ecosistemas, abrir de par en par las puertas de las comunidades indígenas para el establecimiento de empresas de extracción de recursos naturales, renovables y no renovables. Todo esto modificará sustancialmente las grandes reservas naturales que aún se conservan en nuestro país, ocasionará daños irreparables al medio ambiente, a cambio de migajas para el pueblo y millonarias ganancias para el capital financiero internacional.