Por Paul Jácome*
La Universidad Técnica de Cotopaxi cumple este 24 de enero, 25 años de vigencia como la casona de estudios de nuestra provincia, y que con orgullo podemos decir le pertenece al pueblo; sin lugar a duda, su presencia ha contribuido notablemente al desarrollo y progreso de Cotopaxi y el País, hoy por hoy es una institución que goza del aprecio y el cariño de los sectores populares, ya que desde su origen la UTC fue concebida como la institución de educación superior con puertas abiertas para los hijos del campesino, del indígena, del obrero, de la ama de casa, del maestro, para todos aquellos que les era imposible gozar de este derecho. La UTC nació como la antítesis del modelo de universidad elitista, tecnócrata y academicista, surgió como espacio del desarrollo del pensamiento social, para dotarle a la ciencia, a la técnica, la investigación y vinculación, el contenido crítico, para que estas herramientas aporten a la transformación social y a la construcción de una sociedad justa y equitativa, que implique el bienestar de los pueblos.
Estos nobles ideales, precisamente son los que animaron a muchos cotopaxenses, ya casi hace casi cuarenta años, en el seno de la Casa de la Cultura de Cotopaxi, en plena época de la dictadura, jóvenes intelectuales inquietos, inconformes por la falta de desarrollo de nuestra provincia, visualicen que la presencia de una institución de educación superior, cambiaría esta realidad, que alegría saber que estos jóvenes entusiastas no estaban equivocados y que la historia después de cuatro décadas les dio la razón; sin embargo de ello este hermoso sueño, se vio truncado por la negativa de la dictadura militar que siempre miran en las Universidades semilleros de subversión.
Con el retorno de la democracia, el ímpetu del pueblo cotopaxense se revitaliza, los maestros del Frente Unido del Magisterio (FUM-C), deciden retomar el tema de la creación de la Universidad en Cotopaxi, y elevan este petitorio a la Unión Nacional de Educares de la localidad, quienes aceptan el pedido, desde entonces la UNE- C, se constituyó en la columna vertebral del proyecto, quienes con visión democrática incorporaron a amplios sectores de la provincia para impulsar este sueño, conformando un Comité Provisional de Gestión
Varios meses pasaron en este proceso organizativo, oficios, solicitudes, papeles iban y venían, la respuesta constante eran las negativas, al poder central no le interesaba la existencia de una Universidad en Cotopaxi, así lo entendieron los habitantes de la provincia. En la UNE, en 1990 se Conforma el Comité Pro-Extensión de la Universidad Técnica de Cotopaxi, este paso fue vital para la consecución de la UTC, muchas gestiones desarrollaron, ahora se buscaba que alguna Universidad auspicie la creación de una extensión en Latacunga, muchas universidades dieron la espalda a este pedido, excepto la Universidad Técnica del Norte (UTN), que gracias al vínculo político con el MPD, La UNE y el FUMC, brindó toda su apertura para que una extensión funcione en Latacunga.
Todo hacía pensar que con esta determinación, la extensión funcionaría lo más pronto posible, pero nuevamente Cotopaxi se debía enfrentar al poder central que impedida la el funcionamiento de la universidad, el Comité convocó a los sectores organizados para en Asamblea promover un Paro Provincial de Actividades, hecho que fue resuelto y en marzo de 1991, dicha medida de hecho unió a toda la provincia, a su pueblo, y cuando muchos decían que los ideales se acabaron, esta lucha popular alcanzó una gran victoria al lograr la resolución de funcionamiento de la extensión en Latacunga. UN PARO dio a
luz a la casona del pensamiento, el 21 de septiembre el Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas (CONUEP) aprobó la creación de la Extensión.
La novel institución, abrió al fin sus puertas inició sus funciones con serios problemas presupuestarios, por lo que se recurrió al edificio de la UNEC, al Colegio Fernando Ruiz, Simón Rodríguez. Los estudiantes inconformes con su incomodidad, desarrollan varias acciones de lucha, una de ellas, la toma de una infraestructura en San Felipe que estaba destinada a una cárcel, los moradores del sector apoyaron que ese edificio le pertenezca a la universidad, y es así como los estudiantes junto con sus profesores y autoridades, se pusieron manos a la obra, dieron rienda suelta a su poder creativo y transformador, pues ellos se convirtieron en albañiles, cerrajeros, soldadores, pintores, electricistas, y convirtieron un centro de reclusión en lo que hoy es la UTC.
Mucho de esto no agradó a los enemigos gratuitos del progreso, el Gobierno central negó dos años consecutivos el presupuesto, buscando con esto que se cerrara la extensión y el sueño de contar una Universidad en Cotopaxi; como no reconocer, que en esas circunstancias precarias y sin recursos para sus actividades, la planta de docentes y empleados trabajaron sin cobrar sus sueldos durante veinte y cuatro meses, con tal de mantener viva la esperanza, el sueño y la ilusión de tener una institución de educación superior, gracias a ellos el sueño se mantuvo vivo y hoy es una realidad.
A pesar de estas acciones de boicot, el liderazgo del Comité Pro-Extensión y la presión popular, logró que los Diputados de Cotopaxi en junio de 1993 presenten ante el seno del Legislativo, el proyecto de Ley de Creación de la Universidad Técnica de Cotopaxi; mientras esto ocurría, la falta de presupuesto causaba serias dificultades, los estudiantes agrupados en la FEUE, deciden tomarse el Desfile Cívico del 11 de noviembre de 1993, hecho que conmocionó políticamente a la Provincia y ante la advertencia estudiantil de que también la Sesión Solemne en donde asistiría el Presidente de la República, sería tomada, el Gobierno central cedió y desembolsó los recursos para el funcionamiento de la extensión.
El contar con el presupuesto, permitió que la extensión siga creciendo, los estudiantes agrupados en la FEUE, jugaron un papel trascendente en al exigencia al Congreso Nacional para que la extensión de la Universidad Técnica del Norte, se convierta en la Universidad Técnica de Cotopaxi, es así que producto de la lucha del pueblo, se alcanzó, que el 24 de enero de 1995 mediante Registro Oficial la aprobación del Alma Mater de Cotopaxi, como cariñosamente la conocen los pueblos y la juventud “La UTC”.
En estos 25 años rindo tributo, a todos los hombres y mujeres gestores de este sueño, cuyos nombres he omitido intencionalmente, en primer lugar por que las páginas de la historia les guarda un merecido espacio, en donde se reconoce el inmenso sacrificio por hacer realidad ese sueño, y en segundo lugar por que he querido enfocar el papel de los pueblos, por que esta obra ha sido colectiva, ha sido producto de muchas manos rebeldes y transformadoras, por que además es importante señalar que la juventud también construyó la UTC, mis reconocimientos a las y los estudiantes de ayer y de hoy, por su lucha, gracias por hacer de estos 25 años, espacios de pensamiento y rebeldía.
¡Viva la UTC!
*Paúl Jácome, Presidente de la FEUE-UTC, 1999-2001.