Autor: Juan Carlos Zapata / México
Las declaraciones del Embajador de EE.UU., en México, Ken Salazar y de los de la Cámara de Representantes, – a los que se ha sumado Canadá- sobre México, respecto a la reforma al Poder Judicial, no son de amistad y respeto como venía sosteniendo y afirma López Obrador, y sí de dependencia y subordinación a éstos.
La oposición abierta de estos imperialistas a la reforma judicial que impulsa Morena, es parte de su proceso electorero, refuerza el carácter derechista del aparato judicial y es una presión que pretende delimitar los fueros económicos y políticos de la continuidad neoliberal de Obrador y Sheinbaum, que continuará con cambios de forma, gane Kamala Harris o Donald Trump.
La “pausa” en las relaciones con los imperialistas tomada por López Obrador, es una tibia y tímida medida, que como dice él y Sheinbaum, “no afecta” y menos rompe, ni romperá con la política intervencionista de los monopolios gringos sobre nuestro país, por el contrario solo es un show de falsa soberanía o nacionalismo, para presentarse ante el pueblo como un defensor del país.
El régimen de la autollamada 4T, ha acatado dócil y eficientemente los dictados de los EE.UU., como el Tren Maya y el Corredor Transistmico (viejo proyecto gringo llamado en otro momento Plan Mérida o Plan Puebla Panamá, que el mismo Benito Juárez no aceptó en su tiempo), ha administrado la migración a gusto de los capitalistas estadounidenses y como afirma también Obrador, está en proceso de integración regional con ellos, vía el viejo TLCAN hoy TMEC – que cierra el paso a sus rivales imperialistas chinos y rusos-, el nearshoring y la agenda 2030.
López Obrador y Sheinbaum Pardo, no quieren y no pueden azotarle la mano en la mesa a los gringos, porque comparten el mismo proyecto imperialista y más bien buscarán que todos los proyectos de estos se desarrollen porque son parte de la “salvación capitalista”, (o ¿a qué vino Black Rock a verlos?) que se hunde cada vez.
Los imperialista, todos, no son amigos de los pueblos, además de nuestro propio país, tenemos Ucrania y Palestina, como ejemplos contundentes de lo que son. Más bien tenemos que desenmascarar el soberanismo burgués de Morena y seguir desarrollando la lucha antimperialista y antifascista, hacia la revolución proletaria.