Por Jaime Chuchuca Serrano
Un discurso en tarima quiere siempre más conmover, que reconocer errores, y el discurso de Lasso conmovió al público presente, a sus amigos, familiares y a los que por obligación les tocó allí estar sentados. El mérito del gobierno fue indudablemente la vacunación. Pero en otras materias, perdió el año. Según Lasso, logró 5000 millones de Inversión Extranjera y por tanto hay 300 mil empleos nuevos, pero ¿dónde están esos dólares?, ¿qué empresas los tienen?, ¿quiénes se han empleado? Todos esperaban la subida del salario a 500 dólares el primer año, pero no, ordenó que hay que esperar al último. El gobierno sigue sosteniendo que somos el segundo país latinoamericano con la inflación más baja, después de Bolivia, sabiendo que estamos dolarizados, y que producto de esto, toda comparación es vacía: en el hermano país las cosas valen hasta 7 veces menos que en Ecuador. Igualmente, sostuvo que ha reducido el desempleo de 13,6% en mayo de 2021, a 8,8% en 2022 y que 110 mil jóvenes encontraron empleo. ¿Será que este cálculo se debe al número de migrantes que se fueron a EEUU?
Lasso fue repetitivo en decir: “hemos sido el primer gobierno…” en solucionar el problema de la vivienda, de Galápagos, del deporte, de la rehabilitación social. El discurso sobre las viviendas no ha variado mucho de Moreno a Lasso, sigue en el modo promesas: vendrán 450 mil viviendas “mejoradas”. Además, dijo que se ha firmado la hermandad por Galápagos, pero ¿por qué los chinos y otras flotas siguen pescando en zonas cercanas? Que es el primer gobierno en poner el deporte como política de Estado. Algún invitado preguntó en voz baja: ¿será que los Chonekillers o los Tiguerones están en la sub 20? Que es el primero en tener una política de rehabilitación social, tal parece que no le comentaron las matanzas recientes. Aunque el presidente leyó que en 2021 se desarticularon más de 1.350 bandas, que se incautaron más de 7.500 armas, que se ha triplicado la incautación de droga, para los ecuatorianos, en su generalidad, estos se han multiplicado.
Según Lasso, se ha reducido la tasa de pobreza extrema de 15,4% al 10,5%, pero ya en 2021 la CEPAL decía que estaba en 12%, pero que esta había subido respecto de 2019. Lasso no contó que la desigualdad ha crecido y que la tasa Gini alcanza el 5,4%. Pero sí sorprendió al indicar que 5200 millones han ido para nuevas vías, aunque en realidad fue para el bacheo. Entre otras cosas más, casi sostuvo que se ha dado mal un enter en la tabla de excel y que ahora el femicidio pasó de 0,87 a 0,75 por cada 100 mil; que por qué se quejan los médicos que si hay presupuesto, que si no hay insumos es porque le quieren hacer quedar mal. Los maestros no quedaron de lado, gritó que les había pagado los salarios, tenía que hacerlo ¿o no? Pero prefirió olvidar que vetó la Ley para que se les suba el salario y que los pobres docentes hicieron 2 huelgas de hambre en un año.
Lasso, como los otros, sigue siendo el presidente de las promesas, que al terminar el mandato habrá 10 acuerdos comerciales, 1 millón de barriles de petróleo al día (aunque a fines de 2021 cayó la producción a 12%), que tendrá más policías y armas en las calles que delincuentes. Finalizó evaluando que no habría Muerte Cruzada y que tampoco impulsaría la prometida Consulta Popular, porque ya le gustó el hiperpresidencialismo, al fin y al cabo, ya tiene el Consejo de Participación, la Judicatura, la Contraloría y que hacerse de los otros organismos es cuestión de tiempo.