or Jaime Chuchuca Serrano
El 17 de mayo de este año, Guillermo Lasso aplicó la Muerte Cruzada y disolvió la Asamblea, marcando también el fin de su gobierno. Después de seis meses, este 17 de noviembre los asambleístas electos y reelectos se instalaron en sus funciones. Presidieron la Asamblea, los más votados: Pierina Correa de la Revolución Ciudadana (RC); Nataly Morillo de Construye, quien reemplazó a Patricio Carrillo (quien tiene un proceso de nulidad en su contra, debido a una destitución previa que deberá resolver la justicia); y Valentina Centeno (ADN) del oficialismo. Esta composición muestra pocos cambios frente al anterior legislativo.
Luego de una campaña sinuosa, -en un campo de batalla entre las mafias, con un candidato presidencial asesinado-, las bancadas de la Asamblea Nacional quedaron del siguiente modo: 51 asambleístas de la RC, 26 para Construye, 18 para el PSC, 14 de ADN, 8 de Actuemos, 5 para Pachakutik, 3 de Claro que Se Puede, y 12 independientes y de movimientos locales. No obstante, Construye ha tenido al menos 3 bajas y la RC una, por contradicciones internas. Esta Asamblea tiene el número histórico más alto de mujeres en una legislatura: 59 asambleístas. La difusa organización ideológica y política de Asamblea, además de una composición parecida a la anterior, anticipan pocos cambios estructurales a futuro.
La primera estrategia de esta legislatura es el pacto entre el correísmo (RC), los socialcristianos (PSC) y el oficialismo (ADN), al que se adhieren otras bancadas. El correísmo y los socialcristianos tienen ya una larga data de acuerdos; al igual que con los Noboa. La elección de Henry Kronfle como presidente de la Asamblea con 128 votos y 9 abstenciones, situó en un lugar de solidez el acuerdo tras la segunda vuelta. En la primera vicepresidencia se ubicó Viviana Veloz (RC) con 99 votos, asambleísta que encabezó el juicio político contra Lasso; en la segunda vicepresidencia, Eckenner Recalde de ADN, ex ID, con 130 votos. Kronfle en su discurso, al igual que Veloz, apuntó a Lasso como responsable del “desgobierno” de Ecuador. A diferencia de la legislatura 2021-2023, que inició con varias rupturas, la de 2023-2025 empezó respetando el pacto oligárquico RC-PSC-ADN, no obstante, este no está vacunado contra las mayorías móviles.