El vigor del carpintero

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Por Remo Cornejo Luque

Ser carpintero es un oficio respetado. Se trata de trabajar y labrar la madera para crear objetos útiles y agradables al ojo y placer del hombre. Es una de las actividades más antiguas del ser humano, donde cada cultura y hábitat brinda la posiblidad, de diferentes maneras y herramientas, para trabajar este material.

Estos artesanos son seres inteligentes, creativos, trabajadores y vigorosos. Son parte del pueblo, son seres extraordinarios que, en su mayoría, deben vender su fuerza de trabajo para sostener a su familia a cambio de un salario que no alcanza a cubrir sus más elementales necesidades de subsistencia. Un gran segmento de ellos vive en la pobreza, es decir, es un sector que también ha sido olvidado por las promesas de campaña de un improvisado e incapaz que quiere mantenerse cuatro años más en el sillón de Carondelet.

Quienes no han sudado la frente con el trabajo asalariado, quienes no saben lo que es tener ampollas y cayos en las manos a consecuencia de un trabajo duro y pesado, no saben lo que vive a diario un trabajador del pueblo, un artesano, un carpintero.

Los niños ricos y mimados, los que viven en una burbuja, los que nacieron en «cuna de oro», con varias empleadas domésticas a la vez, con comida en abundancia hasta el hartazgo y el desperdicio, engreídos y soberbios, formados en las privadas élites educativas nacionales y extranjeras, los que carecen del contacto con la realidad circundante económica y social del pueblo, los que no crearon capital sino que lo heredaron fruto de la explotación de sus padres, no pueden compararse jamás, nunca, a las vivencias de un carpintero, de un trabajador.

Noboa no representa al hombre trabajador, es un millonario empresario, fiel sirviente del FMI y representa al gran capital. Jamás brindará soluciones a las crisis: energética, seguridad y económica que viven los hogares ecuatorianos y esto lo hace perder, a diario, credibilidad y popularidad. Sus asesores de marketing y estrategas políticos rearman su discurso al puro estilo populista para «ganar réditos y caer bien». Busca incursionar con un lenguaje especial que utilizan los diversos sectores y barrios populares, en forma de argot popular, al referirse «que tenemos el vigor de un carpintero y que por lo menos tres palos pegamos», lo cual ha chocado porque vivimos 12 horas de oscuridad y las mafias delincuenciales siguen imparables, además, los jactanciosos y presumidos caen «chancho».

El pueblo sabio y organizado dice: ¡Dime de qué presumes y te diré de qué careces! Y Noboa presume de un gran empresario honesto; y carece de palabra, de transparencia, de honestidad, de cumplimiento de las ofertas de campaña, de capacidad para gobernar, de eficacia para resolver los apagones, de respeto a los derechos de los trabajadores, las mujeres y a la Constitución de la República del Ecuador.

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