Por Henry Izurieta
La seguridad social está en una encrucijada. La salida a la actual situación abrirá las puertas a una de dos propuestas la de ellos o la de nosotros, dependiendo a qué lado se alineen las mayorías.
Es importante analizar el “ellos” y el “nosotros”. Ellos, los que dirigen el IESS, conducen el gobierno, tienen relación con las grandes empresas, los contactos con organismos internacionales como el FMI, Banco Mundial y, sobre todo, algunos, tienen lucrativos negocios con el Instituto. Tienen sus propias visiones de cómo solucionar la problemática de la seguridad social. Ellos plantean sus alternativas y las plantean como técnicas, que tienen objetividad e imparcialidad, quieren ganar en credibilidad y lograr el apoyo de las mayorías.
¿Qué es lo que en política ellos desearían que suceda?
El trasfondo de su visión es el manejo de los cerca de 400 millones de dólares que ingresan mensualmente al IESS. Aunque, como ha dicho el propio presidente Guillermo Lasso, no se va a privatizar porque la Constitución lo prohíbe, lo cierto es que sí se pretende privatizar mediante la aplicación de las Asociaciones Público-Privadas, ley en vigencia desde la época de Rafael Correa. Además, en el caso del seguro de salud lo cierto es que ya está privatizado, porque los hospitales del IESS están semivacíos, mientras los hospitales y clínicas privadas de sus alrededores están repletos con pacientes afiliados y jubilados, cuyas facturas las paga el seguro de salud; es decir, parte de esos 400 millones mensuales ya está llenando sus bolsillos. Otro aspecto en el mismo ámbito de la salud, es el control de la provisión de medicinas que ya lo están haciendo con la externalización de la entrega de medicinas, gracias al total desprestigio y graves hechos de corrupción en el mecanismo actual. La externalización no es la solución para los pacientes, aunque así se lo presenta, es el negocio para los proveedores.
La sostenibilidad
Que se entiende como la posibilidad que el IESS, específicamente el seguro de Invalidez, Vejez y Muerte de continuar entregando pensiones en el tiempo, después de 20, 30, 50 años, según una vocera de ellos, la subdirectora del IESS, Kenia Ramírez ha dicho que tan solo existen recursos para los próximos 5 o 7 años. Es decir, este seguro no es sostenible.
La salida que ellos encuentran a este problema es reducir las pensiones jubilares. A. De La Torre, economista del Banco Mundial dice que los afiliados ecuatorianos aportan como país subdesarrollado y reciben como país europeo, entonces encuentra que la salida es bajar pensiones y aumentar la edad de jubilación. Ellos, sostienen que el seguro de pensiones nació cojo porque incluyó un aporte del gobierno, cuando las pensiones debieron financiarse únicamente con el aporte de los afiliados. El aporte estatal, sostienen, no puede ser cubierto por el Estado, por ello la deuda del gobierno crece año a año. ¿Qué proponen ellos, para solucionar este problema? Fácil, solución de raíz y efectiva: que el Estado deje de aportar el 40% de las pensiones jubilares. Lo dijo, otro vocero de ellos, el ex vicepresidente Alberto Dahik.
Como ellos aman la “libertad” sostienen que es mejor que cada cual la ejerza y escoja libremente la empresa en la cual invierta los dineros de su jubilación o la empresa en la cual se haga atender su salud.
La falta de sostenibilidad también afecta al seguro de salud ya que las nuevas técnicas de atención médica son más sofisticadas y también más costosas, nos dicen, en consecuencia, la salida es que el aporte del Estado para cubrir la atención médica debería desaparecer, por lo menos reducirse. Esto es grave si se tiene en cuenta que a cargo del Estado están la atención médica de jubilados, campesinos y familiares de afiliados. En esas condiciones el IESS deja de tener razón de existir, por ello, idealmente ellos preferirían una seguridad social en manos privadas, pero solo aquella porción que es rentable, la que no, la dejan bajo responsabilidad estatal. Se llevan la carne y dejan el hueso.