Por Gustavo Abad*
Muchos medios privados, que resistieron durante diez años el asedio de un gobierno enemigo del periodismo, acaban de dilapidar en apenas una semana ese capital recuperado. Teleamazonas, Ecuavisa, Expreso y otros optaron por el enfoque oficialista en sus informaciones. Hicieron su trabajo siempre de espaldas a los sectores sociales, a la movilización de los pueblos indios, siempre a favor del poder, lo que significa, en este caso, de la represión y la autoridad brutal de las armas. No obstante, nada justifica la agresión a un periodista de esos medios, como el ocurrido ayer en las cercanías de la Casa de la Cultura, porque la violencia nunca será el camino a nada, excepto a la destrucción de aquello a lo que decimos defender: la libertad de información y de pensamiento.
Si la agresión a un periodista de un medio favorable al oficialismo es inaceptable, tanto más inaceptable es la represión, no a uno, sino a decenas de periodistas de medios alternativos y comunitarios, muchos de ellos todavía estudiantes, que ponen su cuerpo en riesgo al servicio del derecho a informar, de ofrecerle al mundo otra versión de los hechos, otra mirada a la realidad, desde otro lugar, desde otra experiencia, desde otra ética. Si tantos medios privados decidieron ganar espacio junto al poder, esta puede ser una gran oportunidad para que los medios alternativos y comunitarios ganen ese mismo lugar junto a la sociedad. Para ello no es suficiente la indignación moral, sino elevar la calidad de la información. El periodismo no es bueno ni malo según quién lo haga ni según los canales por los que circule, sino por la manera en que se construye. Esta es la oportunidad para los medios alternativos de mejorar sus procedimientos: difundir información verificada y no rumores alarmantes; dar como cierto solo aquello que se ha podido constatar y no lo que cualquiera pone a rodar; verificar, contrastar, contextualizar. Si muchos medios privados han dejado un enorme vacío, hay que ocuparlo, pero no solo con información, sino justamente con periodismo, y no hay periodismo sin rigor informativo, independientemente de que circule por los medios tradicionales o las redes sociales.
*Profesor universitario, periodista