Entre las ruinas: de Lasso a Noboa

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Ecuador en ruinas

Por Jaime Chuchuca Serrano

La presidencia de Lasso empezó con una neumonía neoliberal dejada por Moreno y concluyó en contorsiones en una casa sin luz. El gobierno de Lasso se fundó en el pacto financiero-comunicativo-empresarial, y estos fueron los que más ganaron en los 900 días.  

El presidente banquero deja una deuda que bordea los 80 mil millones de dólares y un montón de promesas incumplidas, a pesar de haber recibido ingresos cercanos a los 100 mil millones de dólares. Reinó el compadrazgo y la corrupción. El caso más sonado, el de su propio cuñado, Danilo Carrera. En Ecuador, se cambian los presidentes, pero continúan las mafias. Los apagones eléctricos, antes que la sequía, tienen por núcleo el negociado. Las acciones finales de Lasso, resumen su mandato: prórroga de contratos lesivos para el país con Movistar y Arcotel y decretos inconstitucionales que violan los derechos de los trabajadores.

La desnutrición y el desempleo no se acabaron con los enunciados falsos y los zapatos rojos; pero las utilidades de los bancos si se incrementaron en un 50% por modificaciones normativas. Lorenza perdió su casa, el campesino su terreno, el pescador su lancha, y más de 200 mil ecuatorianos marcharon por el Darién y por la frontera México-EEUU. Así se despidió Lasso.

El discurso de posesión de Noboa, nervioso, vacío, como si quisiera subcomunicar que nada cambiará. Al poco rato, la vicepresidenta ultraderechista, Abad, en campaña por Iñaquito, rumbo a 2025. El nuevo presidente, Daniel Noboa, tartamudeó en sus entrevistas que mantendrá la disminución de impuestos a la salida de divisas, lo que seguirá beneficiando el lavado de activos; propone una nueva reforma tributaria y condonación de deudas a los grandes millonarios, lo que es una vieja manipulación para despojar al Estado de modo directo.

Aunque aún amenazan las mayorías móviles, Noboa apela al consenso para superar la herencia de Lasso. El gabinete de Noboa se constituye de modo variopinto (con ex funcionarios de Correa, Moreno y Lasso, con empresarios de su corporación y socialcristianos), del mismo modo, que la Asamblea armó el pacto que reparte las ruinas tras la muerte cruzada. Entre estas tramoyas, los ecuatorianos deben organizarse para suspender el saqueo crónico de los recursos naturales y de la riqueza pública.

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