Por Francisco Escandón Guevara
La pandemia del coronavirus arroja un saldo de muerte, enfermedad y hambre que no logra ser resuelta por Moreno, cuya ineficiencia es responsable de la crisis humanitaria, de la corrupción y del desacierto neoliberal.
La Ley de Apoyo Humanitario, aprobada en la Asamblea Nacional, es el reflejo genuino del gobierno. Luego de reiterados aplazamientos en la votación legislativa y de dudosas negociaciones para alcanzar la mayoría: Alianza País, CREO del banquero Lasso, la Izquierda Democrática, junto a asambleístas de otros movimientos locales pisotearon los derechos de los trabajadores.
En la parte esencial de la ley sancionada se desregulariza el concepto de salario básico (en adelante el empresario dispondrá cuánto ganará el obrero), se autoriza además la reducción de la jornada de trabajo con remuneraciones y aportaciones al IESS proporcionales, las vacaciones dejan de ser un derecho y pasan a definirse según el arbitrio del empleador, los contratos a prueba se extienden de 3 meses hasta 4 años desprovistos de derechos e incluso se admite el despido sin más.
Las pequeñas concesiones como la estabilidad de los trabajadores de la salud o la formalización laboral de postgradistas no se compadecen con la precarización que quiere imponerse, con el régimen de esclavitud moderna.
Los empresaurios festejan porque acumularán mayor riqueza producto de la explotación laboral y también porque lograron evadir las contribuciones obligatorias e impuestos a la plata escondida en paraísos fiscales.
Tan demagógicos fueron los discursos electorales del millón de empleos como el intento de sacralización de Rafael. El pueblo no debe olvidar que el correísmo también proscribió derechos laborales.
Quien tenga memoria histórica recordará la Ley de Educación Intercultural que prolongó las jornadas de trabajo de los maestros con salarios congelados por cerca de una década, la Ley de Servicio Público que anuló la carrera administrativa, el Decreto Ejecutivo 813 que legalizó el despido arbitrario de profesionales, las enmiendas Constitucionales con las que Correa coartó la contratación colectiva, la organización sindical y recortó utilidades.
No hay duda, la lucha de clases entre obreros y burgueses se agudizará. Nada fue regalado a los trabajadores, sus derechos y victorias son expresión de su unidad y lucha.