Redacción Opción
La crisis de la institucionalidad capitalista afecta el Estado Ecuatoriano en todas sus esferas, en una parte importante de las instituciones públicas se denuncian actos de corrupción. Una de las funciones más controvertida, es sin duda la Judicial, en la que se entregan medidas cautelares a corruptos, se conceden acciones de protección a autoridades destituidas o asambleístas sancionados, se dictan sentencias o se conceden recursos en favor de bandas criminales y de mafias políticas. Mientras el banquero que gobierna, refleja su incapacidad inoperancia y con sus omisiones, su complicidad.
La libertad de Jorge Glass, es la confirmación de la profunda descomposición del sistema de justicia, es expresión de las componendas entre corruptos, entre los que están presos y los que están libres, entre los que gobiernan y los están fuera del régimen, para acortarse penas y salir orondos a disfrutar lo robado. Esta es la quinta vez que un Glas sale libre por una decisión judicial. Y se produce justo después de que otra decisión judicial anulara el proceso por peculado (delito imprescriptible). que se seguía en su contra por el caso Singue, en el cual los perjuicios para el Estado son millonarios.
Pero este, es apenas uno de los casos y de los personajes de la gran trama de corrupción instaurada por el correísmo, responsables de decenas de miles de millones de dólares en sobreprecios, sobornos, diezmos y más.
Los costos de la corrupción son altos, varios organismos financieros han calculado el peso que tiene este fenómeno en el PIB mundial y de cada país. Según el BID, durante el periodo comprendido entre los años 2007 y 2017, el Ecuador ha perdido 70.000 millones de dólares por sobreprecios, desvío de fondos públicos e ineficiencia de obras, estamos frente a un perjuicio monumental, con esos recursos se podrían construir aproximadamente 700 hospitales y 8.484 escuelas o unidades educativas. A esto se añaden los últimos cinco años donde sonaron escándalos de corrupción relacionados como la repartición de hospitales públicos, los negociados con las medicinas, entre otros.
Los corruptos y delincuentes como Glas, Capaya, Correa, Moreno y los demás de la banda, además de los personajes del actual gobierno que han salido a la palestra publica, por la venta puestos en las aduanas, que “negocian” con los bienes públicos, generan graves daños a la población, afectan la provisión de servicios básicos, como agua potable, alcantarillado, medicinas y médicos necesarios en los hospitales. Los recursos que se desvían por actos de corrupción, impiden la inversión social, la construcción de nuevas aulas universitarias, de viviendas, de obras públicas, que se genere empleo; en definitiva, la corrupción acrecienta las brechas de desigualdad y afecta los derechos humanos de nuestro pueblo.
Los sectores gobernantes, los partidos políticos de la burguesía, se coluden con las organizaciones criminales para afectar los recursos y las instituciones públicas en las que se enquistan cual parásitos. Por ello fracasan los planes y campañas de “transparencia y ética pública”, de “gobierno abierto” y más, que se convierten en meros disfraces de sus prácticas políticas antipopulares, atrás quedan los discursos de combate a la corrupción, porque ese problema se encuentra en su ADN político.
A los actos de peculado, sobornos, diezmos, se suman otros actos de corrupción profundamente lesivos para el Estado ecuatoriano, los de las evasiones y defraudaciones tributarias. Según el SRI existen 500 deudas en firme, que, según el Servicio de Rentas Internas, SRI, ascienden a: 1 906 millones de dólares por concepto de impuestos no pagados. Según la economista Wilma Salgado, “El año 2021, el Estado dejó de percibir 6.638 millones dólares por exoneraciones y beneficios tributarios”. La ineficacia de la recaudación tributaria tiene como base la complicidad de la administración, del sistema judicial, del ejecutivo y legislativo que, a través de leyes y decretos favorables a los empresarios, a los capitalistas.
Miles de millones de dólares se han llevado los delincuentes por corrupción, ex funcionarios de gobierno, que se aprovecharon de esa condición que se enriquecieron perjudicando a millones de ecuatorianos. Pero también por miles de millones se perjudica al país y al pueblo perdonando el pago de impuestos a los grandes empresarios del país, que se benefician por partida doble: explotando a los trabajadores y con los perdones tributarios que les hacen los gobiernos, situación que produce descontento y rechazo popular.
Estamos ante un Estado corrupto, descompuesto hasta la médula, contra el cual debemos continuar luchando, organizándonos, demandando y arrancando los derechos del pueblo, pero a la vez debemos generar conciencia de que el Estado capitalista, no tiene la posibilidad histórica de enfrentar el problema de la corrupción y menos erradicarla, la única alternativa es continuar la lucha por nuestros derechos, contra corrupción y por alcanzar un gobierno popular.