Por Henry Izurieta
Los comunicados del IESS y de su Seguro de Salud pintan una realidad ideal, sin embargo la mayoría de enfermos dicen otra cosa.
Mientras en todos los medios de comunicación dicen que el IESS dispone y presenta a la atención médica que entrega en todas sus instancias como un dechado de virtudes, que en provisión de medicinas ha pasado del 59% en julio 2022 al 93% en noviembre 2023; que hay abastecimiento para diez meses con antiretrovirales para más de 530 pacientes con VIH; que en diversos hospitales se realizan cirugías de alta complejidad; en cambio, miles de afiliados enfermos, pero sin voz en los medios de comunicación, se siguen quejando de falta de medicinas; de atención médica deficiente; de citas médicas establecidas para luego de meses de solicitadas.
Esto hace concluir que las autoridades del IESS y del Seguro de Salud de esa institución se han cerrado a la banda, más allá que se puede constatar algún avance en ciertas áreas, se mantienen en sus mismas posiciones de antaño, aunque los funcionarios sean otros, de sostener un modus operandi que a todas luces es ineficiente, mantiene la corrupción, es excesivamente costoso y no soluciona los problemas.
Ellos han llegado a la conclusión que se trata de una confrontación mediática en la que gana el que más bulla hace, entonces han emprendido en una campaña para presentarse con una serie de virtudes, mientras en sus mensajes ocultan las críticas que por todo lado les llueve. Con esa política un resultado es seguro: el fracaso de la gestión que incluso puede llevar la muerte de los pacientes.
Un caso ocurrido en el Hospital de Babahoyo, que no lo pudieron ocultar, lo grafica: un señor acudió a emergencias, luego del triage (revisión preliminar), decidieron que no era emergente y lo enviaron a casa, minutos después, en el exterior del hospital, se desplomó con un paro cardíaco y luego de poco tiempo murió, la atención que recibió en ese mismo hospital ya fue a destiempo. En el comunicado que se publicó por parte del IESS insisten en que son ellos los que informan la verdad y a ellos hay que creerles. Pero queda claro que los procedimientos médicos aplicados no fueron los adecuados, el hoy occiso acudió al hospital para salvar su vida y el hospital no impidió que la perdiera.
En todo el país la queja de los prestadores externos de salud se siente, no les pagan, al punto que alguno de ellos protesta públicamente, acusando al Director de Salud de corrupto, pero la queja es acallada, le pagan al que protesta, a condición de que públicamente se retracte. No solo que se retractó sino que hasta agradeció, se olvidó de la corrupción, quizá porque es parte de ella.
Es de conocimiento público que para el pago de las facturas a los prestadores externos, estos deben entregar un porcentaje, que existen funcionarios y personas que se se comunican con ellos para concretar el atraco. Las autoridades del IESS lo conocen, el Director del Seguro de Salud, lo conoce y no hace nada para solucionarlo, seguramente porque, según se dice entre corrillos, el mismo es parte de esas maniobras de corrupción, que no serían las únicas, pues, también estarían contratos a dedo, tráfico de influencias y más.
Las propias derivaciones a clínicas, consultorios y hospitales han sido cuestionadas, en el 2019 un estudio realizado por la OIT concluye que las derivaciones pueden ser una política cotidiana de atención en salud por no ser sostenibles financieramente, sugiere ese organismo que se limiten las derivaciones y mejoren la infraestructura propia, pero hasta la fecha no se toman los correctivos, al contrario, las derivaciones se comen el presupuesto de salud y para solucionar los directivos proponen redistribuir los ingresos del IESS para entregar más recursos al seguro de salud para seguir reproduciendo todo lo malo que hace, reduciendo los recursos de otros seguros que no tienen problema, volviéndolos insostenibles. Una estupidez.