Por Galo Benítez
Petroecuador es una de las empresas públicas rentables, que siempre ha generado ganancias para el Estado, a lo largo de 49 años de vida institucional, como empresa estatal y ahora pública.
El marco jurídico vigente considera al sector energético e hidrocarburifero, como un servicio público. En tal virtud, no puede ser concesionado ni vendido.
La misma Constitución califica al sector petrolero como estratégico, propiedad exclusiva del Estado.
El anuncio del Presidente Guillermo Lasso, mediante Decreto Ejecutivo 95, que pretende privatizar las gasolineras de Petroecuador, las 3 Refinerías, los campos en plena producción, entraña una violación flagrante a la Ley y, podría catalogarse como traición a los altos intereses nacionales.
El banquero Lasso, fiel a su coacción neoliberal, apunta a licitar la industria petrolera para cumplir con el mandato espurio del FMI, a cambio de más deuda, vía créditos onerosos del Banco Mundial y el BID.
El gobierno entreguista pretende cambiar el modelo de contratos vigentes a los de participación, en claro beneficio de los intereses de las contratistas privadas, pues no sólo que ahora lucran de tarifas elevadas por operar campos entregados por gobiernos pasados, sino que ahora Lasso quiere otorgarles el derecho a participar de la producción petrolera.
El gobierno hace mal cuando busca encontrar salida por la vía de la privatización. La solución a la falta de recursos en las arcas fiscales está en volver los ojos al ahorro interno.
La banca pública del BIESS cuenta con $. 18.000 millones para inversión en proyectos rentables. El SRI tiene una cartera vencida de $. 7600 millones por evasión tributaria, dinero que debe ser recuperado para invertir en el sector petrolero, sin necesidad de concesionar nada.
Como ya se ha hecho costumbre en la práctica viciada y corrupta de todos los gobiernos, ahora también se sospecha que la concesión de los bienes de Petroecuador está vinculado al pago de favores o deudas electorales de la Alianza CREO-PSC con la adjudicación a dedo de contratos jugosos en toda la cadena productiva energética, a favor de los grupos empresariales de derecha.
El país debe estar atento y el pueblo tiene que rechazar está maniobra artera de Lasso, el cual sigue formando una cortina de humano mediante la vacunación, como táctica para distraer la atención de la gente, mientras aprovechan para entregar el patrimonio de todos @s) los ecuatorianos.