Por Jaime Chuchuca Serrano
Las oligarquías decaen de diferente modo, parece que Lasso en su versión política tiene los días contados. Primero Lasso quiso gobernar imitando el discurso populista ecuatoriano; y después cumpliendo los viejos apotegmas neoliberales: deuda externa en beneficio de los banqueros y amigos; leyes para las entidades financieras; recorte del presupuesto social; reformas tributarias para exprimir más a la clase media; riñas para presidir las instituciones.
Lasso con su pequeña bancada se enemistó con los socialcristianos en la Asamblea, porque prefirió un acuerdo con el correísmo; después de las denuncias mutuas de corrupción en Petroecuador terminó la relación Lasso-Correa; se peleó a dentelladas por el Consejo de la Judicatura, para mantener a Fausto Murillo, casi le sacan al otro Saquicela, Iván, presidente de la Corte; nuevamente, Lasso presidió el Consejo de Participación Ciudadana con Hernán Ulloa, cual golpe, el ministerio de gobierno rodeó con policías el Consejo; este Consejo no duró mucho, incumplió con la designación del nuevo presidente de la Judicatura y la Corte Constitucional los destituyó; Lasso se peleó por tener miembros en la Corte Constitucional, superintendentes de bancos, compañías y otros más. ¿Quién produjo la ingobernabilidad?
El viejo neoliberalismo es autoritario y lo quiere dominar todo: esto lo aprendió Lasso de Mahuad. Aunque no se han resuelto las denuncias de corrupción en las aduanas, es palpable la mayor circulación de droga; los miles de muertos en una guerra que estalló en el gobierno de Lasso. Del caso El Gran Padrino, por Danilo Carrera, cuñado de Lasso, se comenzó una espiral interminable de turbias conexiones; a la Corte Constitucional, con tres lassistas en contra, le pareció dar paso al juicio político por la causa más pequeña: la corrupción en FLOPEC, por 6 millones de dólares, que involucra, entre otros, a Hernán Luque Lecaro y Guillermo Lasso. La Asamblea en sus dos terceras partes se decidió por destituir al presidente. Lasso entre la muerte por destitución y la muerte por su propia mano, decidió la segunda.
Con la muerte cruzada, se ubica mejor el correísmo, quien ganó las elecciones seccionales. La fragmentación de la centroizquierda, continúa con Yaku en Democracia Sí, Iza en Pachakutik y otros más. De otro lado, la derecha tendrá varios candidatos. Lasso perderá en las urnas o como otras veces apoyará a varios.