Por Francisco Garzón Valarezo
Desde hace fechas persiste una reñida pelea ideológica y política en nuestro Ecuador. Una jornada reciente de esta contienda acaba de concluir con las elecciones del 5 de febrero del 2023.
El resultado de esa pelea es un nuevo triunfo político del pueblo, de la izquierda, de los indios. Tiene características especiales porque venció una violenta campaña de agravios y mentiras promovidas por el gobierno y los partidos burgueses; porque enfrentó una campaña opulenta y venció la estafa de las encuestas amañadas de los tramposos de toda la vida.
En tanto que una nueva tanda de votos humilló otra vez a la arcaica y desfasada derecha en el tema de la consulta popular y parte de las dignidades seccionales; mientras que otra fracción de esa misma derecha, restaurada y retocada, dirigida por el delincuente sentenciado de Rafael Correa, ratera y tunante como siempre, pretende usurpar el triunfo de la izquierda y los movimientos sociales que llamaron a votar por el NO.
Los vínculos ideológicos de estos resultados tienen varios apuntes. Para las viejas fobias de la derecha ignorante, ha ganado el comunismo, concepto que no puede definir con precisión y que sin embargo repite sin ton ni son.
La derecha moderna, que tiene contradicciones con la derecha retrógrada, hace su negocio de asomar como revolucionaria, se presenta como la gran triunfadora de la contienda y alistan equipaje para regresar a ser gobierno, según ellos.
Pero no hay tal. Sueños de perro.
La lacra social llamaba Revolución Ciudadana apenas ha logrado conservar el porcentaje histórico de su votación, y si ha logrado algunos espacios, estos son bastante menores en número a los que ha logrado la tendencia de izquierda.
El año 2007, la burguesía recibió un fiasco rotundo en su afán de oponerse a la convocatoria a una Asamblea Constituyente para que redacte una nueva Constitución. Un año después, el 28 de septiembre del 2008, la oligarquía volvió a perder el referéndum que preguntaba a la gente su aprobación o rechazo a la constitución elaborada por la Asamblea Constituyente. En el año 2018 le tocó perder a la derecha renovada que en esta ocasión se opuso a las preguntas que apoyaron los gremios sociales en el gobierno de Lenin Moreno.
Y así van por la vida las viejas y nuevas oligarquías, arruinadas, al garete, sin rumbo; con reyezuelos en vez de líderes. La izquierda ha salido fortalecida en este proceso, con jóvenes dinámicos y afanosos dirigentes, con nuevos bríos, dispuestos a conquistar el Poder.