Por Jaime Chuchuca Serrano
Frecuentemente, varios presidentes caen en la victimización: Maduro culpó de la crisis únicamente a los boicots extranjeros, Duque imputó las marchas de Colombia a Maduro y al castro-chavismo y Lasso a un triunvirato inexistente. El presidente ecuatoriano urdió una teoría conspirativa donde unió a Nebot, Correa e Iza. No se quiere decir que no puedan tener acuerdos, sobre todo Nebot y Correa que los han tenido históricamente, pero también los ha tenido Lasso con Nebot y Correa. Como decía un profesor: en la política todos los equipos juegan. Sin embargo, a nadie se le ocurriría formar un “triunvirato” a inicios de un gobierno, todavía con popularidad, con protestas de baja intensidad, sin mayoría en la Asamblea, sin las fuerzas armadas, sin la embajada de EEUU (que apoya a Lasso), porque caería en la desgracia pública. Correa y Moreno siempre culparon a “fuerzas ocultas” las consecuencias de sus decisiones y Lasso también lo hace; esto solo demuestra inmadurez política, para no asumir la responsabilidad de sus actos.
Los gobiernos han ejecutado férreas formas de violencia contra los manifestantes. Nunca va a ser una lucha justa que de un lado haya vehículos antimotines, motos, caballos, perros, bombas lacrimógenas, balas, policías y militares remunerados, lanzados contra un público que va a pie y se ve compelido a defenderse. Las garantías de los derechos a la protesta son violados completamente. Se dirigen apresamientos y persecuciones contra líderes, familiares, afiliados. Pero además de estas violencias de los gobiernos, se replican violencias simbólicas de siglos contra los pueblos indígenas, trabajadores del campo y la ciudad, mujeres y jóvenes que protestan. Las violencias simbólicas están atadas a un proceso latente de inferiorización que se usan contra los actores de las calles. El discurso de los derechos Lasso lo dejó en el 24 de mayo pasado.
A pesar de que el Estado monopoliza las armas y regla el uso de la violencia, a quienes siempre culpa es a los manifestantes. Nunca se ha visto a ningún presidente asumir la responsabilidad de la violencia sistémica generada por los decretos, leyes, políticas y disposiciones. Lasso aprovechó el feriado y el fútbol para subir el precio de los combustibles, a lo cual siguió la subida de pasajes y de productos básicos. Por si fuera poco, Lasso emitió en el primer día del Paro Nacional, el Decreto 238 que estimula la privatización de las empresas eléctricas. En tweet Lasso escribió demagógicamente: no es privatización es “autogeneración”.
Ningún presidente que crea cierta la formación de un triunvirato o un golpe de Estado se va de viaje a Inglaterra en medio de una protesta y un feriado. Lasso ha mentido públicamente varias veces, y ahora alcanza con creces los primeros lugares en la desconfianza popular.