Por Ramiro Vinueza P.
Ha culminado el proceso electoral en el Ecuador, los resultados con el 99,08 del total de actas escrutadas, dan como ganador a Guillermo Lasso, quien alcanza el 52,51% y Andrés Arauz el 47,49%. Con los cual la alianza derechistas conformada por CREO y el Partido Socialcristiano alcanzan la presidencia de la República.
Son dos candidaturas que surgieron del fraude, de la componenda y de la alianza entre Correa, Nebot y Lasso, que impidieron que la candidatura del bloque popular, representada por Yaku Pérez entre a la segunda vuelta y eventualmente pueda ganar la Presidencia.
Un hecho relevante es que hubo un tercer ‘candidato’ que participó en la segunda vuelta, se trata del voto nulo, que alcanzó alrededor del 17%, es decir, 1’ 800. 000 votos. Posición que fue abanderada Yaku Pérez, por la izquierda, por Packacutik, Unidad Popular, el PCMLE, la Conaie, el Frente Popular, y demás organizaciones del bloque popular. El voto nulo triplica al de las elecciones del 2017 y duplica el de la primera vuelta. Es una expresión de la inconformidad, del rechazo a la burla de la voluntad popular, a la falta de transparencia y al fraude. Fue un candidato sin presupuesto, sin franjas publicitarias, que se abrió paso entre los fuegos cruzados del correismo y el conservadurismo, es el resultado del repudio al sistema electoral viciado de corrupción.
La presencia de Guillermo Lasso en el gobierno, no debe interpretarse como giro hacia de derecha, primero porque no ha existido un gobierno de izquierda en el país; luego porque Moreno es un gobierno de derecha, gobernó con la derecha, con la política del FMI y el neoliberalismo, gobernó con el mismo Lasso. El gobierno de Moreno es engendro y continuidad de Rafael Correa que hizo un gobierno de corte populista, autoritario, represivo y corrupto, que bajo el membrete de «izquierdista» o “progresista” estuvo al servicio de las transnacionales imperialistas, de banqueros y grandes empresarios, que durante estos 14 años han gobernado el país. Si Correa le dejó la mesa tendida para Moreno, este le deja tendida a Lasso para continuar con medidas fondomonetaristas, antipopulares y antinacionales.
La votación que suma Lasso es la del anticorresimo que vieron como un peligro el regreso del autoritarismo, del discrimen, la violencia y la corrupción ejercida durante el gobierno de Correa, del cual el candidato Arauz pese a los esfuerzos ya no pudo distanciarse. Por tanto, la segunda parte de la contienda presidencial se principalizó entre el correismo y anticorreismo.
Lasso, en una maniobra de campaña, logró distanciarse de Moreno, hizo uso de la demagogia para, en contra de sus convicciones derechistas, hablar de los derechos de los grupos gltbi, acerca del aborto. Arauz, pretendió captar la votación de izquierda para lo que tuvo que decir que acoge el programa de la Minga por la Vida.
Hay un nuevo gobierno y este debe tener en cuenta que los votos que sumó, no se debe a que el pueblo este de acuerdo con el FMI y la política neoliberal. Los votos alcanzados en segunda vuelta son votos de la gente que no quiso que la prepotencia, la intolerancia, el autoritarismo y la corrupción de Correa vuelvan, para que la ineptitud, la indolencia y desfachatez de Moreno no se repitan. Es una votación que reclama que se atienda los problemas fundamentales de la gente: trabajo, salud educación.
Efectivamente los trabajadores y los pueblos del Ecuador demandan la solución urgente a los problemas agudos que han deteriorado aceleradamente sus condiciones de vida y que el nuevo gobierno debe atender sin dilaciones como la adquisición y aplicación de las vacunas contra el Covid 19 de manera urgente, masiva y gratuita, que cubra a toda la población, empezando por quienes están en primera línea. Demanda un plan de reactivación económica que entregue crédito barato a la pequeña y mediana producción, a los pequeños comerciantes, que elimine las cargas tributarias a los microempresarios, que permita la generación de empleos, enfrentar la pobreza, la insalubridad.
Las organizaciones sociales del país tiene la responsabilidad de articular los procesos unitarios y de lucha para continuar en la defensa de los intereses populares y del país. La grave crisis económica en la que vivimos no debe continuar descargándose sobre los hombros de empobrecido pueblo, deben seguir planteando alternativas, propuestas anticrisis que respondan a los intereses del pueblo y que le aseguren bienestar. Es necesario exigir que se cumplan los ofrecimientos de campaña como la elevación de los salarios a 500 dólares, el libre ingreso a las universalidad, entre otros.