Por Ab. Carlos Sánchez
Toda Ley que tenga el carácter de económico urgente debe manejarse con pinzas, porque no es una propuesta clara, hacia donde apunta, que es lo que se propone, porque los grupos de poder económico y sus acólitos, hablan de las bondades de esa Ley, pero nadie dice nada, sobre cómo se va a conseguir los 30 mil millones de dólares en inversión.
Como dirían los analistas «desinteresados», presidentes de las cámaras y sus empleados, «esta Ley debe de partir de una reforma legal integral, que permita nuevas inversiones y genere empleo». La misma cantaleta, pero una ley no genera empleo.
Una muletilla utilizada por los diferentes gobiernos de turno, para hacernos creer que sus intenciones son las mejores y con ello se van a solucionar todos los problemas de los ecuatorianos. No podemos olvidarnos de la Ley de reactivación económica, y muchas más, o como la última la “Ley Humanitaria”, que nos vendieron la idea que son la solución a nuestros problemas, cada una de ellas en su momento lo que buscaban es encontrar el marco legal adecuado para la inversión extranjera. En ese camino las propuestas son en su máxima expresión las reformas laborales, como panacea para atraer la inversión extranjera.
Pero, ¿qué es lo que en verdad pretenden? nada mas y nada menos que implementar un marco jurídico que el FMI exige, para que venga esa famosa inversión, es una nueva legislación laboral, que flexibilice y precarice las relaciones contractuales y los trabajos, un viejo anhelo de las cámaras de la producción, que con este gobierno quieren hacerlo realidad.
Cuáles son esos viejos anhelos, eliminar la jubilación patronal, implementan el trabajo por horas, nuevas modalidades de contratos de trabajo, con los cuales eliminan las horas suplementarias y extraordinarias, con el único fin de eliminar de por vida la estabilidad laboral en los puestos de trabajo.
Que mas pretenden, que quieren hacer con esta ley, pues nada mas y nada menos, lo que todos los gobiernos han realizado, la venta de las empresas públicas a precio de gallina enferma, antes fue las empresas de aviación, Tame, La Ecuatoriana, el Hotel Quito, las empresas de cemento, entre otras y hoy van por el resto, con un ingrediente mas ambicioso, sus pretensiones es entregar los recursos de la seguridad social a la empresa privada, al igual que el Banco del Pacifico.
Como vemos claramente las intenciones “honestas y desinteresadas”, de los analistas y acólitos de que esta Ley de Inversiones se apruebe lo más rápido posible, no es otro que sus jefes, a los cuales sirven de forma desinteresada, hagan pingues negocios en perjuicio del pueblo ecuatoriano.
A los pobres, a los trabajadores, nos queda dos caminos o resistimos a estas pretensiones oponiéndonos en forma activa a esta Ley nefasta, o esperamos a que llegue de forma lenta pero segura la muerte en la pobreza y la miseria. Nuestro es el camino, es la hora de Unidad de los trabajadores y los pueblos para construir nuestro futuro, en la Lucha por la vida.