Por Raúl Arias*
El periodista Roberto Aguilar escribe en EXPRESO EC. un artículo que rotula “Dialogar con la Conaie, un imposible.” Y es verdad: dialogar con el gobierno, principiando por el pésimo presidente Lenin, es imposible porque es un engañador de tomo y lomo. Al igual que la mayoría de asambleístas, que prefirieron cerrar su local en los días de la protesta popular para mantenerse fuera de todo diálogo por miedo y cobardía.
Aguilar escribe con su ligereza característica: “Los hechos: María Paula Romo no ordenó echar bala a nadie. Ni la Policía Nacional ni el Ejército dispararon un solo tiro durante las jornadas de protesta de la primera quincena de octubre. Ni siquiera al aire. Hablar de masacre, como hicieron durante los días de las protestas numerosos agitadores con el fin de incendiar las redes sociales (entre ellos varios asambleístas del correísmo), es una desproporción, una insensatez completa y una infamia.”
La desproporción, la insensatez y la infamia corresponde a ellos en gavilla: legisladores y ejecutivos mediocres que NUNCA PLANTEARON NINGÚN DIÁLOGO en los primeros días, o antes de que estalle el levantamiento indígena y ciudadano.
“Se pudo haber evitado este estallido si se hubiera tomado con seriedad el diálogo, si se hubieran trabajado las medidas tomadas por decreto 883 con diálogo y consenso. ¿Por qué esperar la presión para llegar a algo que se pudo conseguir con convicción y con consenso?”, expresa el Rector de la Universidad Católica, Fernando Ponce León en una entrevista hecha por Fermín Vaca Santacruz. Y añade: “No sé por qué no se dialogó y se hubiera podido llegar a la misma solución. Uno de los reclamos indígenas, en el cual yo creo que tienen razón, es que se han pasado dos años en el proceso de diálogo con el presidente Moreno, en un proceso que fue muy bien recibido por la ciudadanía porque se rompía con prácticas anteriores. Hubo esperanza sobre ese diálogo, pero los indígenas decían que les tuvieron dos años «tonteando».
He aquí la VERDAD del supuesto DIÁLOGO de los mentirosos gobernantes, señor Aguilar.
Aunque no hayan disparado un solo tiro los policías y militares, hubo acciones de violencia que provocaron muertos, heridos, maltratos viles y secuestros. Existen videos que lo evidencian, valga la redundancia. En uno de ellos VEO cuatro valientes policías capturando a un manifestante golpeándole, tirándole a una franja verde en la vereda, llegan más policías en motocicletas, se baja uno que lo patea en la cara; por detrás del caído vienen dos policías con chaquetas amarillas, uno parece mujer, y lo patea en la cabeza, un tercer policía empuja al que lo pateó, como reclamando el infame maltrato y levanta al caído.
Ni un solo tiro al aire, señor Aguilar.
En otro video, se ve a la esposa de uno de los tres ciudadanos que cayeron desde un puente en San Roque. La mujer, llorando, cuenta su desgracia: perdió a su esposo José Anchaluisa, quedando en la orfandad 10 hijos, incluido un nieto. ¿Crimen de Estado, violencia sin disparar tiros de plomo, crueldad estúpida de la policía? Responda, señor periodista.
El rector Ponce León declaró: “Teníamos una buena comunicación tanto con el Ministerio de Gobierno cuanto con algunos dirigentes indígenas, y en ningún momento me pasó por la cabeza que pudieran tener una intención deliberada de invadir a las universidades. Lo que sí hubo fueron algunos excesos de la Policía, no sé si intencionales, pero el hecho fue que cayeron bombas lacrimógenas en ambas universidades.”
Hay cientos de videos que demuestran la brutalidad policial, sin dar un solo tiro al aire.
*Raúl Arias. Poeta, escritor y periodista, fue miembro del grupo los Tzántzicos