Por Isabel Vargas Torres*
La corrupción esta normalizada a través de los voceros de la institucionalidad del poder, la justicia está al servicio de los poderosos. Las organizaciones sociales como el FUT, el Frente Popular, la Unión Nacional de Educadores y organizaciones políticas como Unidad Popular; denuncian insistentemente la corrupción ante las instancias pertinentes y a la opinión pública. Una respuesta desde las centrales sindicales FUT fue la creación de la Comisión Nacional Anti Corrupción, que ha realizado importantes denuncias y acciones y que en las calles.
Hoy el Ecuador está envuelto en un escándalo más de blanqueo de dinero, por parte de Carlos Polit, ex contralor del país, puesto por Rafael Correa, quien fungió de ser dueño de todas las funciones del Estado; que para controlar la designación de autoridades se apropió del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, el cual nombra a las autoridades de las entidades de control. Ahora podemos entender ¿por qué? Guillermo Lasso utiliza esta misma estrategia para tomarse a la fuerza esta función, pues están a punto de nombrar al nuevo contralor. Sucederá lo mismo que con Carlos Polit, hoy encarcelado en los EEUU por lavado de activos, transacciones ilícitas conectadas por corrupción, con la complicidad de altas autoridades; el resultado, sobornos pagados por dinero mal habido que fueron a parar a los paraísos fiscales.
Esta banda delincuencial se burló de todos los ecuatorianos, nos robaron la vida, la salud, la educación, el trabajo de nuestros hijos, de nuestros hermanos padres amigos y con desparpajo lavaban su imagen utilizando el erario nacional a través de los medios de comunicación del Estado en una maquinaria propagandística, que todavía enamora a unos pocos incautos.
Utilizaron el poder para delinquir, mientras Polit desvanecía las glosas de los coimeros y quienes no podían sobornarles eran blanco de informes de indicios de responsabilidad penal.
Esta corrupción recicla a quienes formaron parte de las filas del caudillo como es el caso Francisco Jiménez, hoy ministro del interior, junto a él la propuesta de ley del uso progresivo de la fuerza para atacar al pueblo y a los luchadores sociales.
Maestros, maestras y comunidad educativa no dejemos que nos roben la herencia de nuestros hijos que es la educación; la corrupción no podrá contra los honestos. Por ello vamos a las calles.
*Presidenta de la Unión Nacional de Educadores del Ecuador