Por Raúl Yánez
Luego del victorioso levantamiento indígena y popular, que logró la derogatoria del Acuerdo 883, la burguesía, el gobierno y su prensa se han dado el trabajo de desprestigiar la lucha y a los dirigentes de la revuelta. Nos han llamado zánganos, violentos, saqueadores, delincuentes, terroristas, guerrilleros, insurgentes, vándalos, enemigos de la paz y del progreso, golpistas y para ello han distorsionado la verdad de los hechos, ocultando maliciosamente la historia de los pueblos del Ecuador y, de manera especial, de Quito.
Se han lamentado de los cohetes, escandalizado por las piedras, negando incluso a su religión y su biblia, porque en Lucas 19:40 se dice: “les aseguro que si ellos se callan, las piedras gritarán” y ante tanta injusticia y represión violenta gritaron hasta las piedras.
Vamos a hablar del Quito libertario y rebelde, solidario y combatiente, sin negar al resto del país. No podemos olvidar a los mártires del 15 de noviembre de 1922 en Guayaquil, a las montoneras alfaristas en Manabí, Los Ríos y Esmeraldas, a los pueblos de Chimborazo con Daquilema, en fin, donde la valentía, el coraje de un pueblo, de los pueblos del Ecuador que no se han sometido a las tiranías y esa historia pretenden ocultarla y distorsionarla.
Queremos hablar hoy solo de Quito, porque fue la ciudad vilipendiada, pisoteada por las hordas policiales y militares, calumniada por el poder central, por la brutalidad policiaca y militarista. Vamos a hablar del Quito profundo, de los chullas y chagras que, a lo largo de la historia, alzaron su voz de protesta, porque el quiteño no es el santo que muestra la otra mejilla, sino que, siempre le ha dolido de las injusticias. Somos rebeldes por naturaleza, por algo se dio el primer grito de la independencia en Quito.
La historia de Quito se ha escrito en las calles y plazas, desde la época de la Colonia, o acaso no recordamos a la Revolución de los Estancos allá en mayo de 1765, cuando el tañido de las campanas de San Roque y de San Sebastián fue la señal que llamó a la movilización. En ese momento, los habitantes de esos dos importantes sectores de la ciudad confluyeron en la plaza de Santo Domingo, y desde allí, al grito de ¡Viva el Rey! ¡Mueran los chapetones! ¡Abajo el mal gobierno!, llegaron hasta la casa de estancos -situada en Santa Bárbara- y luego de destruirla totalmente se regó el aguardiente e incendió el edificio. Luego, la Revolución de las Alcabalas entre julio de 1592 y abril de 1593, en contra del pago de un nuevo impuesto del 2% sobre las ventas y permutas. A partir de entonces se realizaron varias reuniones secretas en las que por primera vez se oyó hablar de “insurgencia”, concepto que en esa época era castigado con la horca.
El Quito solidario, sus habitantes contribuyeron para las luchas independentistas del 10 de agosto de 1809, del 24 de mayo de 1822, con vituallas a los soldados independentistas.
Recordamos la participación en la “Gloriosa” de 1944, una acción protagonizada por los trabajadores, militares, la juventud y los pueblos que se tomaron las calles de casi todo el Ecuador y derrocaron al gobierno autoritario, corrupto y antinacional de Arroyo de Río. Combatieron las mentiras de la prensa de ese entonces, cuando el pueblo de Quito combatió la mentira y el engaño, un 12 de febrero de 1949, los habitantes de la ciudad de Quito enardecidos por una supuesta invasión de marcianos, llegaron a las instalaciones de Radio Quito que funcionaba en el edificio de diario El Comercio, produciéndose un voraz incendio que dejó muertos, heridos y pérdidas millonarias.
Recordemos la “Guerra de los cuatro reales, que se produjo en abril de 1978, o “Jornadas de abril”. El Triunvirato Militar de entonces (1976-1979), había decretado el alza de cuarenta centavos en el transporte público; esto encendió los ánimos de estudiantes, obreros y pobladores, quienes se lanzaron a las calles a rechazar la medida. La movilización de los barrios de Quito, jugó un papel importante. Los primeros días de abril la capital ecuatoriana vivió una auténtica ‘guerra campal’, protagonizada por los choques entre estudiantes universitarios y secundarios contra las fuerzas policiales y posteriormente militares. La FESE declaró un «paro activo» en toda la ciudad, lo cual suponía paralizar las labores estudiantiles, los establecimientos secundarios fueron vigilados por la policía, e incluso el Ministerio de Educación llegó a clausurar los colegios Mejía y Montúfar. Con esta lucha se logró la derogatoria del alza de los pasajes.
EL 24 de marzo de 1983, el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) convocó a un paro nacional de 48 horas que resultó exitoso, en parte, por las alianzas que logró con sectores estratégicos. La gente no podía movilizarse de un lugar a otro porque no había taxis ni transporte público. La Federación Nacional de Choferes y la Confederación Nacional de Transportistas plegaron al llamado del FUT, que entonces aglutinaba a 150 organizaciones sindicales. Lo que detonó la protesta social fueron las medidas que adoptó el gobierno de Osvaldo Hurtado. Incluyeron el incremento del precio de productos básicos como la leche y la devaluación del sucre.
El gobierno de León Febres Cordero enfrentó siete huelgas en contra del autoritarismo, de las políticas económicas, por mejora de salarios y en contra del alza de la gasolina.
En la historia reciente del país, las decisiones presidenciales han provocado una serie de manifestaciones organizadas por sindicatos, trabajadores de la salud, estudiantes y población en general. Se realizaron paralizaciones por alza de combustibles, política económica y autoritarismo.
El 4 de junio de 1990 se realizó el primer levantamiento indígena. Cerraron vías de ingreso y salida de las ciudades, lo cual provocó la paralización del tránsito. Entre los pedidos estaban la solución de conflictos de tierra y la plurinacionalidad. Durante el gobierno de Sixto Durán Ballén, en 1994, la promoción de la Ley de Desarrollo Agrario dio paso a una nueva protesta indígena que duró alrededor de 10 días. Pedían una mejor redistribución de tierras y el acceso a tecnologías locales.
Quito presente en el derrocamiento de Mahuad, el 21 de enero del 2000. El descontento impulsó marchas y protestas sociales que respondían a las drásticas medidas económicas como la elevación del precio de los combustibles y el congelamiento de los depósitos en la banca, denominado como ‘feriado bancario’. La marcha del movimiento indígena, que impulsó la Conaie, logró la toma del entonces Congreso Nacional y llegó hasta el Palacio de Gobierno, con el apoyo de militares.
El 5, 6 y 7 de febrero de 1997 fueron la expresión de la fuerza de la movilización y lucha popular en el que el objetivo central era botar a Bucaram, a lo señalado se sumaron las medidas económicas neoliberales plagadas de impuestos; los abusos de poder, el autoritarismo, el chantaje instituidos como formas de gobernar y aplicados en contra de funcionarios, empleados públicos, trabajadores y ciudadanos en general. La jornada del 8 de enero de 1997, con una masiva participación popular fue el punto de partida para un mes de intensos combates en los que tuvo protagonismo principal la juventud estudiosa; también abrió la puerta para sellar la unidad entre el Frente Popular, el FUT, la Conaie y la Coordinadora de Movimientos Sociales, que dieron lugar a la formación del Frente Patriótico en Defensa de la Vida y del del Pueblo y su convocatoria a la Asamblea del Pueblo que elaboró el Mandato Popular -programa que recogía las aspiraciones inmediatas- y organizó el Paro Nacional del 5 de Febrero, cuyo desenlace fue el derrocamiento de Bucaram.
Quito participó en el derrocamiento de Lucio Gutiérrez. Poco a poco fue creciendo el desacuerdo y se realizaron repetidas manifestaciones y cacerolazos, Gutiérrez decretó “Estado de emergencia” y aumentó la represión. Resolvió cesar a la Corte de Justicia que él mismo creó. El Ejército se negaba a salir a las calles a reprimir a los manifestantes y la visita de la embajadora de los Estados Unidos precipitó la caída. Renunció el Jefe de la Policía y el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas anunció que los militares le retiraban su apoyo. Ocurrió el 20 de abril del 2005.
Desde que el 15 de agosto de 2013 el presidente Rafael Correa anunciara la liquidación de la Iniciativa Yasuní-ITT y se anunciara la explotación del bloque 43 de la Amazonía ecuatoriana, una nueva lucha urbana se posesionó en el país con una presencia social muy importante. Se trata de Yasunidos. La reacción fue rápida, y marchas numerosas compuestas de forma mayoritariamente por jóvenes manifestó su malestar por las calles de Quito y otras ciudades.
El 3 de diciembre de 2015, las organizaciones sociales y los partidos de izquierda protagonizaron violentas manifestaciones en los alrededores de la Asamblea Nacional contra las enmiendas constitucionales. Cientos de participantes bloquearon las principales vías de Quito, la capital, con quemas de llantas para detener el paso de los vehículos policiales. Además realizaron acciones violentas contra los partidarios del Gobierno del presidente Rafael Correa que se acercaban al lugar de las protestas y les agredieron con insultos, arrojándoles piedras, entre otros objetos.
En este contexto, el ministro del Interior de Ecuador, José Serrano, calificó de “inadmisible” la agresión de los grupos opositores y llamó a cesar la violencia. “La Democracia hay que fortalecerla”, escribió Serrano en su cuenta de Twitter.
Como vemos es un larga historia de lucha, escrita en calles y plazas, construyendo barricadas, enfrentado a la fuerzas policiales y militares.
Entonces no nos vengan con el cuento de que era primera vez de una protesta de “semejante magnitud”, el ecuatoriano y el quiteño de manera específica es rebelde ante las injusticia, solidario con los que más necesitan y cuando los pueblo se levanta, las clases dominantes y su gobierno tiembla al proyectarse el poder popular que significa el perder sus grande riquezas labradas con el sudor y sangre de los de abajo, del pueblo, por ello recordamos la vasija revolucionaria de los años 70, cuando entonábamos. “Cuando el pueblo se levanta por pan, libertad y tierra, temblarán los gamonales de la costa y de la sierra”. Y eso está pasando, el gobierno, la burguesía que la sostiene, los ricos de este país están asustados con un Ecuador y con un Quito, libertario y rebelde, solidario y combatiente. Gracias Quito por tu rebeldía, por tu coraje, por tu solidaridad, que nuevas auroras de libertad, unidad se vislumbran a futuro.