Autor: Juan Carlos Zapata
En recientes días Putin ha declarado que acepta la mediación del país de Eslovaquia para negociar la paz con Ucrania, no un alto al fuego temporal, sino el compromiso que esta guerra se termine con unos acuerdos de paz. Se entiende que, Ucrania ya ha sido repartida.
Esto se da en el contexto tanto de los avances que Rusia ha tenido sobre Ucrania, donde se muestran como la fuerza dominante y vencedora, como por la llegada en enero de Trump a la presidencia de EE.UU., quien ha declarado concluir la guerra.
El sector de la oligarquía financiera que representa Biden, que deja la presidencia de su país, quiere continuar con sus negocios de la guerra prolongándola, sobre todo que no quieren perder entre otras cosas las hipotecas de la tierras ucranianas -de las más fértiles del planeta- ante un escenario de derrota.
Mientras la Unión Europea ante el escenario de fin de la guerra, están saliendo al relevo de los estadounidenses buscando darle continuidad, en un escenario muy complicado de su economía, pues derivado de esta guerra en parte, la economía de la región sigue estancada y las potencias que la encabezan Alemania, Francia e Italia no han podido salir del bache económico teniendo la amenaza de una crisis económica severa, como ya lo mostraron este año los bajísimos crecimientos de su PIB, apenas del 0.7%, muy por debajo de lo que el mismo EE.UU., presentan del 2.6% (que también sigue siendo teniendo una racha de decrecimiento y estancamiento prolongado).
Esta intervención europea directa -que ya lo hacen como parte de la OTAN en Ucrania-, Rusia la tiene muy presente y ha advertido que bombardeará con el poderoso misil hipersónico -que también equivale a una arma atómica- y armas nucleares a estos países, si la atacan.
Si Trump quiere terminar la guerra en Ucrania, no es porque sea un pacifista, sino porque ese escenario ya está definido y desgastado, no hay posibilidades de avanzar y hay que ir por otros objetivos en la región y darle continuidad a su agenda, un poco distinta a la 2030 -hoy 2045-, es decir mantener su política imperialista contra los pueblos (como por ejemplo, el genocidio en Palestina) por su hegemonía y el reparto del mundo, pero bajo las condiciones de este bloque no del otro.
Para negociar la paz en Ucrania, el imperialismo ruso condiciona que: no sea un alto al fuego, sino el fin de la guerra; retiro de tropas ucranianas y extranjeras de Donesnk, Lugansk, Jerson y Zaporozhie; que Ucrania sea un país neutral, no alineado, no nuclear y desista ser de la OTAN y negociar con autoridades legitimas, con Zelenski no, porque ya terminó su mandato en el Gobierno de Ucrania.
Las posibilidades de paz, a pesar de la ventaja rusa en la guerra, no son sencillas de lograr, pues el otro bloque imperialista es posible que no se sienta satisfecho con el resto del botín. Lo que está claro es que los imperialistas de los dos bloques, siguen dividiendo las naciones y países donde tiene clavadas sus garras para definir un nuevo mapamundi.