PCMLE: La revolución posible y el compromiso con la revolución

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Por Edgar Isch L. y Ángela Zambrano C.

El nacimiento y primeros años de consolidación del PCMLE como izquierda marxista leninista[1]

1.    Introducción

El Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE) nació el 1 de agosto de 1964. La fecha marca un hito en el debate y la organización de las izquierdas en el Ecuador y plantea una ruptura ideológica política con la organización que hasta entonces representaba en solitario a los marxistas ecuatorianos, el Partido Comunista del Ecuador (PCE).

Tal acontecimiento se presentó en momentos históricos importantes, internacionales y nacionales, que plantearon debates centrales sobre la posibilidad de una revolución en el país, su conducción, programa y medios para lograrla. Momentos en los que además se intensifican las contradicciones sociales de todo tipo y se agudizan las acciones políticas de distinto signo.

La indiscutible importancia del contexto no determinó de manera automática las posiciones que distintos actores asumirían frente a ellas, sino que las diversas vías de análisis político e ideológico permiten a su vez una manera diferenciada de entender la realidad, las posibilidades de una revolución social y cómo llevarla adelante.

Con el paso de los años, el PCMLE se mantiene como una fuerza activa, con influencia en variadas organizaciones populares, desde obreras y campesinas, pasando por sectores indígenas, sumando juveniles y estudiantiles de nivel secundario y universitario, mujeres, trabajadores informales, barriales y de trabajadores del arte. Su presencia indudablemente se desarrolla a nivel nacional e internacional, lo que motiva a conocer con más precisión sus posiciones, utilizando materiales propios como de otras autorías.

En este material se analiza de manera fundamental la formación del PCMLE y elementos de los primeros años de su consolidación ideológica, política y orgánica, a pesar de que solo se trata de un acercamiento histórico y hay muchos más aspectos para analizar. Los autores esperamos sea una contribución a la memoria histórica del proceso revolucionario en el país.

2.    Antecedentes

Que al interior de un partido comunista se lleva a cabo una confrontación ideológica, no debe generar sorpresa de ningún tipo. Tanto Líderes como Vladimir Lenin y organizaciones como la Internacional Comunista, señalarían que se trata de una necesidad para corregir errores y desviaciones en el camino hacia la dictadura del proletariado, que palabras propias de Marx es consecuencia de la lucha de clases para superar el capitalismo.

De esta manera, en el Partido Comunista del Ecuador se presentaron diferencias de posición que crecieron en momentos importantes de nuestra historia. Un primer caso a resaltar por su influencia posterior se presenta durante y tras La Gloriosa o Revolución de mayo de 1944, realizada con una acción e influencia comunista y socialista, que fue dejada de lado para impulsar una política de alianzas, incluso con la derecha y sectores burgueses, a las que se entregó la dirección del proceso mientras el sector de izquierda y obrero asumía cargos, especialmente parlamentarios, que serían cada día menos determinantes.

Parte de las tesis de la dirección partidaria comandada en esos años por Pedro Saad, se refería a una visión conservadora de frentes nacionales e incluso sostener la existencia de un “imperialismo democrático”. Bajo la influencia de Earl Browder, Secretario General del Partido Comunista de Estados Unidos entre 1934 y 1945, cuyos textos se entregaron para formación de la militancia, se tejió la “mortaja de esa revolución decapitada”[2] Tras la revolución, el 4 de julio dirigentes como Pedro Saad y el socialista Colón Serrano dieron la orden a las guardias armadas y sindicales de devolver las armas[3]. La evaluación de ese hecho la daría el propio Velasco Ibarra: “Cómo se ha de tener miedo al comunismo en un pueblo que, después de quebrantar a los carabineros, con las armas en la mano, entrega voluntariamente las armas a las Autoridades”[4].

Browder plantearía además otras tesis que supusieron un debate interno en el PCE: priorizar ante todo la lucha por la paz; tener absoluta confianza en el imperialismo norteamericano con el que se “coincidió” en la lucha contra el fascismo; reducir al mínimo a la lucha de clases interna en cada país; confiar en el sistema económico norteamericano para resolver los problemas de las masas e ir poco a poco a una revolución pacífica y lenta; oponerse a que estalle un conflicto de clases; y finalmente disolver al partido comunista en los frentes nacionales y organizaciones sociales con las que había coincidencias.  En una de las obras más conocidas plantea que “la existencia de un partido político específico de los comunistas ya no sirve a un objetivo práctico, sino que, por el contrario, podría convertirse en un obstáculo para conseguir una más amplia unidad…”[5]

El revisionismo de Browder encontró resistencia en el PCE. De acuerdo con Nela Martínez, dirigentes como Ricardo Paredes y Joaquín Gallegos Lara, entablaron de manera “combativa y sistemáticamente a las teorías browderista, cuyo abanderado apasionado era precisamente Saad”[6]. Por su parte, en el Primer Congreso de la FEUE realizado en 1943 se sostiene que “los éxitos indudables de la conferencia de Moscú no pueden hacernos creer que la lucha contra el imperialismo ha sido superada”[7]

Saad, seguramente por la influencia nacional e internacional, reconocida por él mismo, cambiaría de posición y atacaría a las tesis de Browder en 1968, sin desarrollar ninguna autocrítica[8]. Sin embargo, esas tesis serían retomadas por el “revisionismo moderno” que caracterizarían a Saad y su corriente al interior del Partido.

Vale recordar que el revisionismo, bajo el propósito de “revisión y enmienda” de las bases del marxismo, es la introducción en el discurso marxista de tesis que lo desvirtúan y lo niegan. Su primera expresión se presenta en las obras de Edward Bernstein a fines del siglo XIX que rompería con el materialismo y la dialéctica y plantearía así un desarrollo evolutivo y no revolucionario de la sociedad, sin necesidad de procurar la extinción de clases sociales y negando la teoría de la plusvalía, entre otros aspectos. En el desarrollo de la URSS y, especialmente tras el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, se presentarían tesis afines que serán denominados como “revisionismo moderno” y cuya presencia marca un fuerte debate en el seno del PCE.

El XX Congreso del PCUS fue un momento trascendental para las filas del comunismo internacional, pues marcó la actuación del revisionismo desde el poder, empleando a su favor el prestigio de la Revolución Bolchevique. La denominación del “comunista” reflejó cada vez menos la calidad de ese partido que, en última instancia, llegaría a 1990 a disolver la Unión Soviética y el socialismo, contando en la nueva burguesía a quienes habían ocupado de puestos de mando en el partido y el Estado.[9]

Los efectos de este Congreso y del llamado Informe Secreto de Jrushev, dedicado a atacar la figura de Stalin[10], fueron muy complejos para el campo socialista y para los partidos comunistas.

Después de ese Congreso, el imperialismo y los reaccionarios de los diversos países, inflándose de arrogancia, iniciaron una campaña antisoviética, anticomunista y antipopular en el mundo entero. Los imperialistas norteamericanos vieron en el furioso ataque de la dirección del PCUS contra Stalin un acto que, según sus propias palabras, “nunca ha servido tanto nuestros propósitos” (T.C. Streibert, director de U.S. Information Agency, 11 de junio de 1956), hablaron públicamente de la utilización del informe secreto de Jruschov “como arma para destruir el prestigio y la influencia del movimiento comunista” (“La crisis comunista”, editorial del New York Times, 23 de junio de 1956) y aprovecharon la ocasión para pregonar la “revolución pacífica” de la Unión Soviética (J.F. Dulles, Declaración en una conferencia de prensa, 3 de abril de 1956).[11]

Los puntos de mayor influencia en el movimiento tuvieron que ver con la renuncia a los principios sostenidos por las conferencias internacionales de partidos comunistas, incluyendo las de 1957 y 1960 que insistirían en la lucha contra el imperialismo ante la propuesta de “coexistencia pacífica”, “emulación pacífica” y “transición pacífica”; ensalzó la “sensatez” y “buena voluntad” de los imperialistas, con los que se podría tener “un mundo sin armas, sin ejércitos, sin guerra”.[12]

Un defensor de las tesis del XX Congreso del PCUS resumiría sus posiciones en: considerar que el capitalismo estaba derrotado ante el desarrollo alcanzado por la URSS y que, como diría Jrushev, estaba en condiciones ya de llegar al comunismo; que todo se debía orientar a la paz, recordando que ante la creación de la OTAN Jrushev respondería “¡comerciemos: emulemos pacíficamente en bien de la humanidad!”; que el sistema colonial del imperialismo, ya estaba en disgregación, sin hacer ninguna referencia al neocolonialismo. De allí saldrían las tesis teóricas de coexistencia pacífica, la posibilidad de evitar las guerras junto con las potencias imperialistas y la diversidad de formas de llegar al socialismo (reconociendo algunas hasta entonces rechazadas por el conjunto de Partidos Comunistas).[13]

Estas tesis ya estaban puestas en el debate, al grado que en la Conferencia de Representantes de todos los Partidos Comunistas y Obreros de 1960 marcaría un momento fundamental de lucha, en la que disputan dos líneas: la del marxismo leninismo y la de revisión de los principios de esa ideología. El PCUS enfrentaría el posicionamiento de los partidos de Albania, China, Corea, Vietnam, Cuba, Nueva Zelandia e Indonesia. Algunos cambiarán más tarde su posición, pero fue el inicio de un gran sisma internacional que repercutiría en el PCE y sus militantes. Esto a pesar de la lentitud y problemas de información de la época.

El prestigio de la URSS fue propicio para los revisionistas que emplearon medios nada democráticos para impulsar su posición. Propusieron, por ejemplo, el sometimiento militar de China a Moscú, el derrocamiento de Enver Hoxha y la dirección del Partido de Albania (XXII Congreso del PCUS) y la intromisión en los partidos del mundo. Esto llevaría, cada vez más a otro punto de disputa: la URSS continuaba siendo socialista o se transformaba en una potencia social-imperialista (socialista en la forma e imperialista en el contenido). La tesis se fortalecería con los acontecimientos en Checoslovaquia, Afganistán y otros, en los que la intromisión militar sería el componente adicional a otros mecanismos de dominación internacional.

Una síntesis cronológica y explicativa de las posiciones y del modo de actuar de los revisionistas en la URSS, se encuentra en la obra publicada en 1976, de memorias de Enver Hoxha, dirigente comunista albanés, que bajo el título de “Los Jrushovistas” analiza lo acontecido entre 1953 y 1961. Los planteamientos fueron una confirmación de las razones y motores de la lucha ideológica llevada en el cisma internacional, en la que desde un inicio participaron los comunistas ecuatorianos.

3.    Las principales tesis en disputa

La revisión de materiales partidarios de los años sesenta muestran que el debate al interno del PCE y luego de su ruptura, en realidad y sin pretender reducir su impacto, iba más allá de la revolución cubana y el llamado cisma chino-soviético que en realidad implicó otros partidos[14].  Teniendo ese telón de fondo, hay muchos aspectos ligados a la práctica política concreta y la acción a la que se convoca a las organizaciones populares que amplifican el debate y que ratifican la distancia entre el PCE de Saad y el PCMLE. Distancia que sería identificada como entre revisionistas y marxista leninistas, aunque socialmente se la resumiese por aspectos visibles como entre jóvenes contra viejos, chinos y cabezones.

3.1 Sobre el carácter de la revolución

El análisis del carácter de una revolución parte del análisis de la posibilidad y la realidad nacional en la que se presentaría. El PCE, conducido por Saad, cada vez se alejaría más de la idea de la revolución para dar paso a las tesis de una sociedad nueva, sin mayor definición hasta la ampliación de la democracia. Para los años sesenta, la importancia reconocida de la revolución cubana (1 de enero de 1960) fue el demostrar que no había un “fatalismo geográfico”, según el cual no se podía tener éxito en una lucha revolucionaria en países tan cercanos a Estados Unidos y su potencia militar y política.

Junto a esa tesis, en la izquierda latinoamericana de la época se presentaron otras que, al decir fueran también cuestionadas por la revolución cubana: “una concepción caracterizada por el sometimiento al fatalismo de las vías electorales y pacíficas, las burguesías nacionales progresistas, la revolución democrática-nacional, el fetichismo respecto al proletariado y a las experiencias y modelos clásicos provenientes de otras realidades”[15].

Estos serían puntos de confrontación entre la línea parlamentarista y de alianzas de clases (PCE) y la línea de preparación de una revolución popular en dirección a la dictadura del proletariado (PCMLE). Lo fue también en otros países y partidos comunistas del continente, donde en esa década se daría lugar a expulsiones y a la vez la conformación de nuevos partidos marxistas.

En el VII Congreso del PCE de 9 al 13 de marzo de 1962, si bien ganan las tesis revolucionarias, muchas posiciones reformistas quedan impregnadas en los nuevos Estatutos del Partido, planteando la alianza de clases en un Frente de Liberación para un “Ecuador independiente, próspero y feliz”, afirmación general que como otras no ubica la posición teórica de base y que marcaría que con el congreso no terminó la profunda disputa teórica. En la misma línea, en ese documento el PCE era, ante todo, una organización anti oligárquica, anti feudal y antiimperialista. Una parte importante de los estatutos señalaba:

En la etapa actual de desarrollo de la vida económica y social de nuestro país, sus principales tareas, como lo establece su Programa, consisten en unir, bajo la dirección de la clase obrera, las más amplias fuerzas antiimperialistas y anti feudales de la sociedad ecuatoriana en un gran FRENTE DE LIBERACIÓN NACIONAL, que tenga como núcleo una sólida alianza obrero-campesina, para derrocar al poder de los terratenientes feudales, de las oligarquías y del imperialismo y agentes nacionales; realizar la reforma agraria; defender la soberanía e independencia del país; mejorar la vida del pueblo; contribuir a la paz mundial, a la coexistencia pacífica entre los Estados de diverso sistema y la amistad entre los pueblos e implantar un régimen democrático, de progreso e independencia, estableciendo un Estado de Democracia Nacional, un Gobierno Democrático, Popular y Patriótico; y realizar los objetivos de la Revolución Nacional-Liberadora, construyendo un Ecuador independiente, próspero y feliz.[16]

El lenguaje, como se ve, es ambiguo y parece que se realizó para aliviar el debate interno, pero sin llegar a ser un compromiso claro. De igual manera se redactará que la vía es “no pacífica”, sin plantear abiertamente la preparación de tácticas de lucha hacia una revolución violenta.

Los materiales del PCMLE, incluso la prensa que lleva a la confrontación, expresará estos puntos de manera directa. Para 1970, cuando se aprueba la Línea General de la Revolución Ecuatoriana, se dirá, por ejemplo: “El objetivo último de la clase obrera y de su partido es construir una sociedad sin clases en la que el desarrollo pleno de todos los hombres sea realidad, una sociedad completamente nueva, una sociedad socialista”[17].

Pablo Miranda, uno de los fundadores y destacado dirigente del PCMLE, a dos años del nacimiento del nuevo partido ya señalaba que la posición ante la revolución es el punto central de fractura: “Es necesario que les digamos a aquellos amigos que la división tiene que ver con los principios. No se trata de la forma de llegar a la revolución sino de si luchamos por la revolución o renunciamos a ella y esto es lo que ha ocurrido entre los revisionistas y nosotros”[18].

“Pero eso no quiere decir que nosotros seamos “pequineses o chinos” y que los traidores son moscovitas o “cabezones”. Las aguas están demarcadas por la actitud ante la revolución: los revisionistas han renunciado a la naturaleza revolucionaria del partido comunista y se han convertido en cultures del reformismo, de la supuesta posibilidad de hacer la revolución a través de las concesiones; los verdaderos comunistas, los revolucionarios consecuentes persistimos en trabajar por la revolución”[19]

El reformismo sería atacado por el PCMLE también ante las diversas políticas del PCE ya señalado como revisionista, como por ejemplo su apoyo a la dictadura militar de los años 70. La “ampliación de la democracia” pasó a ser su propuesta electoral central.

3.2 La vía de la revolución

Uno de los aspectos más fuertemente presentes en la discusión de esos años, tiene que ver con la vía de realización de la revolución y, en especial, si en las condiciones del Ecuador esta podía ser pacífica, como lo venían planteando desde la alta jefatura del PCE. Este punto se refería, entre otros aspectos, a saber identificar los amigos y enemigos del proceso, el método correcto para enfrentar la batalla política y cómo ganar el apoyo popular necesario.

El PCE originalmente se afirmó en la necesidad de la violencia revolucionaria como “partera de la historia”, a decir de Engels. Sin embargo, las tesis browderistas, primero y las jrushovistas y eurocomunistas, más tarde, lo alejaron de esta tesis. La presión de sectores revolucionarios, como se señaló, impuso en el VII Congreso la definición de la vía armada en las resoluciones aprobadas, dejando de lado las afirmaciones originales del documento de debate. Esto incluso por el apoyo brindado por el PCE a la creación de la Unión Juventudes Revolucionarias Ecuatorianas (URJE) en el periódico El Pueblo de 13 de febrero de 1960, donde se publicarían los estatutos de la nueva organización, que nace con militantes de las juventudes socialistas, cefepistas y comunistas, mayoritariamente de la provincia del Guayas.

Pedro Saad, como material preparatorio del VII Congreso redactó un texto titulado “La revolución ecuatoriana y sus características”. En esa obra plantearía la revolución no-violenta solo como resultado de que las clases dominantes no acepten la conducción del pueblo y las mayorías. Por tanto, no era necesario prepararla.

Apoyándose en la mayoría del pueblo, … la clase obrera puede derrotar a las fuerzas reaccionarias, antipopulares, conquistar una mayoría estable en el Parlamento, hacer que éste se constituya en un instrumento al servicio del pueblo trabajador, desarrollar una amplia lucha de masas fuera del Parlamento, romper la resistencia de las fuerzas reaccionarios y crear las condiciones necesarias para hacer la revolución socialista por vía pacífica…

En el caso de que las clases explotadoras recurran a la violencia en contra del pueblo, hay que tener presente otra posibilidad: el paso al socialismo por vía no pacífica…

Estas tesis han sido incorporadas en el Proyecto de Programa del Partido Comunista del Ecuador y allí se dice:… Sin embargo, las masas populares y singularmente la clase obrera, prefieren siempre los medios pacíficos de lucha;… ¿Cuál será entonces, repetimos, el camino de la revolución

ecuatoriana, de las transformaciones radicales que necesita el

país? Nosotros pensamos que eso más que del pueblo depende

de la reacción de las clases dominantes.[20]

Sin embargo, poco más tarde y a pesar de ese congreso, ante la acción de armada de URJE en el Toachi se daría lugar a un insistente ataque a quienes sostenían la necesidad de preparar la lucha armada como si se tratase de “ultra-izquierdistas”.  La organización juvenil, ante las debilidades mostradas por el PCE, había tomado un carácter propio que priorizaba la lucha armada. La derrota de su ejercicio guerrillero dejó un señalamiento de la fractura provocada por la vía de la revolución.

En el Congreso de 1962 del PCE, la organización acogió a la vía armada como el camino revolucionario para el Ecuador. Pero esta perspectiva radical se vio limitada a los planteamientos tradicionales de los miembros del Comité Central, que contó con Pedro Saad a la cabeza. Hay que recordar que Saad conservó la tesis soviética de la formación de una coalición con la burguesía y pequeña burguesía nacionales con la intención de participar en los comicios electorales del año 64… Varias veces el PCE criticó el ultra izquierdismo radical emergente, satanizó sus vinculaciones con el Partido Comunista Chino (PCCH), acusándolo de divisionista y de anti partidista.[21]

El reconocimiento de la influencia directa del XX Congreso de la Unión Soviética con la tesis de la vía pacífica, lo daría Elías Muñoz Vicuña escritor del PCE, quien consideraría que ese congreso demostró “la posibilidad de nuevas vías de alcanzar el socialismo, incluyendo la senda pacífica”. El seguidismo ante las posiciones de Moscú lleva a que “en la segunda mitad de los años 1980 el PCE se debilitó, dividió y casi desapareció con la crisis de la URSS; el PSE, en cambio, se fortaleció y el PCMLE fue capaz de crear su propia fuerza electoral independiente, el MPD”.[22]

En esta dirección, en 1964 se inicia la exclusión de quienes habían aportado a las acciones de URJE o defendían la necesidad de preparar la lucha armada. Incluso se realizan reuniones de la propia URJE, en momentos en que muchos de sus militantes son arrestados, con la decisión de expulsar a quienes intervinieron en la “guerrilla del Toachi” (muchos meses después de los acontecimientos)[23]. Se expulsa a quienes no habían cumplido las órdenes del Comité Central en relación con la lucha armada, es decir de alejarse de ella y denunciarla políticamente[24].  Sin embargo, hay que insistir que la lucha ideológica tuvo otros componentes fundamentales, ante los que se consideraría como conductas anti partidarias y de labores divisionistas en Pichincha y otras provincias. “El semanario El Pueblo, órgano de difusión del PCE publicó cada semana a los expulsados del Partido por no haber cumplido con los lineamientos y estatutos de la organización, o por ser considerados como divisionistas y antipartidistas”.

En contrapeso, Pablo Ospina con base en Bonilla (1991) y Villamizar (1994: 49-51), plantearía la importancia de la revolución cubana, que en su criterio

operó como una conmoción. En 1964 se produjo un cisma en el PCE que llevó a la conformación del Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE), de orientación maoísta, con cuadros fundamentalmente jóvenes, que no solo criticó, como hicieron tradicionalmente los grupos maoístas, la subordinación del PCE al imperialismo soviético, devenido capitalista luego del golpe de Estado de Khruschev en 1956, sino la tesis de la convivencia pacífica durante la guerra fría y el abandono de la lucha armada[25].

En cuanto a la lucha armada, en los años sesenta y setenta desde los materiales del PCMLE se plantea la necesidad de la guerra popular, considerándolo como el único camino posible en el país. Esta toma de posición le distanciaría de posiciones foquistas, abriendo el debate sobre la dirección de la lucha violenta.

Algunos movimientos políticos de la pequeña burguesía en nuestro país trabajan por conducir la revolución ecuatoriana por el camino del foco guerrillero, orientación surgida después del triunfo de la revolución cubana y que ha tenido una práctica de diez años de fracasos en distintos países latinoamericanos… ¿Cuáles son los planteamientos erróneos de la orientación del foco guerrillero? Ante todo, son dos: el menosprecio a las masas, a su participación en los preparativos del inicio de la guerra, y la negación de la necesidad de que exista previamente el Partido revolucionario de la clase obrera, como organizador y dirigente de la preparación, el inicio y desarrollo de la guerra.[26]

En la Línea General de 1970 se planteará que es necesario acercarse a los jóvenes “que sincera, pero equivocadamente” se ubican a favor del foquismo y “estudiar con ellos estas experiencias”. Se trata de una manera diferente de enfrentar las diferencias, mientras con el pacifismo y reformismo la lucha se intensifica y radicaliza.

En ese documento se propone la Guerra Popular, que tendría como tesis fundamentales:

  • “Ante todo, debemos concebir a la guerra revolucionaria como una guerra en la que tiene que participar activamente el pueblo…
  • “junto a la lucha armada, que es la forma más alta de lucha de clases, en apoyo de ella deben desarrollarse con espíritu revolucionario todas las otras formas de lucha, todo tipo de luchas combativas: económicas y políticas, legales e ilegales, que conviertan a la guerra revolucionaria en una guerra de todo el pueblo…
  • “la guerra del pueblo exige que todas las organizaciones marxistas leninistas sean desde ahora verdaderas unidades de combate…” (p.57).

La interpretación de las reformas y su uso para el trabajo político será un tema igualmente importante. Para el PCE y las organizaciones revisionistas contemporáneas se trata de “ampliar la democracia” de la posibilidad de revolución pacífica (lo opuesto califican de revolución no-pacífica) o de cambios graduales; mientras para el PCMLE debe servir para la acumulación de fuerzas, pues,

De lo que se trata es que esos combates de las masas trasciendan los intereses y objetivos inmediatos, las reivindicaciones económicas completas, sirvan de escenario para el fortalecimiento de la organización popular, para la educación política de las masas, para la promoción de la necesidad y el carácter de la revolución, para reivindicar el socialismo, para visibilizar el partido, para fortalecerlo con nuevos militantes.[27]

Estas diferencias de concepción se expresarían de manera muy notoria en diversos momentos de la historia. Entre ellos, ante la experiencia de la llamada “vía chilena al socialismo y el golpe contra el gobierno de Allende, que impulsaría nuevamente la consideración contraria a las posibilidades de una revolución pacífica en el continente. Otro momento es frente al gobierno de Rafael Correa, en el que los remanentes del PCE y su división (un PC ecuatoriano) encuentran cargos gubernamentales y defienden su gestión como reformismo, mientras el PCMLE plantea la necesidad de la independencia de clase ante gobiernos que debilitan la organización popular y fracasan en el cumplimiento de sus ofrecimientos.

Esta disputa, en buena medida será relacionada por algunos estudiosos con la fractura entre los partidos ruso y China, aunque como vemos venía desde mucho más atrás. 

Las fuentes estudiadas nos permiten identificar que desde 1967 el PCE emprendió una crítica abierta al Partido Comunista Chino. Hasta ese entonces, la lectura de las posturas fraccionalistas fue asociada con el ultra izquierdismo, consideración que fue proyectada sobre el Partido Comunista Marxista Leninista Ecuatoriano (PCMLE), organización que desde 1964 acogió a varios ex militantes del PCE y que se consideró como crítico al alineamiento soviético.[28]

Por otra parte, hemos mencionado que no solo fue el Partido Comunista de China el que tomó una posición contraria a las nuevas inclinaciones en Rusia, sino que hay un proceso en el que se expresan varios y que luego daría también lugar a fracturas internas en organizaciones comunistas alrededor del mundo. Plantear como una pugna Chino-Rusa es reducir a dos actores importantes y a lo geográfico, cuando el cisma es de posiciones y, desde organizaciones como el PCMLE se presenta como entre revisionistas y marxista-leninistas.

3.3  Coexistencia pacífica

Otro punto de debate se referirá al planteo revisionista expresado con más fuerza en el XX Congreso del PCUS en torno a la coexistencia pacífica con el imperialismo, lo que en los hechos traía por detrás la concepción de que era posible no solo alcanzar la paz sino también que los pueblos podían confiar en las potencias imperialistas.

Los revolucionarios, frente a estas pretensiones, levantaron las tesis leninistas y el análisis de las acciones del imperialismo, especialmente en la América Latina y el país. Rechazaron entonces que la coexistencia pacífica implicara también cambios en la política partidaria nacional que implicaban la transformación pacífica en acuerdo con sectores de las clases dominantes.

3.4 Estado y Partido de todo el pueblo o mantener su carácter revolucionario

Desde Lenin se asumió que los partidos comunistas eran organizaciones de cuadros revolucionarios que, por su nivel ideológico y capacidades políticas, podían lograr la integración del marxismo y el movimiento obrero, principalmente. Sin embargo, tesis revisionistas se inclinarían a considerar que se debían constituir como partidos de masas, sin diferencia en los hechos con los partidos legales que se puedan presentar en los estados de democracia liberal.

Para sostenerla, fue útil también la posición jrushovista según la cual la Unión Soviética debía dejar de lado la dictadura del proletariado, necesaria por la existencia de una constante lucha de clases dentro de régimen socialista como período de transición entre el modo de producción capitalista y comunista. Así, plantearon que se construiría un “Estado de todo el pueblo”, asumiendo que pueblo era toda la población. De igual manera, el partido ya no sería el destacamento de vanguardia de la clase sino de “todo el pueblo”.

Ello permite un ingreso masivo de personas originarias en distintas clases y la influencia de otros cuerpos ideológicos. Además, Jrushov dividió al Partido en secciones agraria e industrial, generando una disputa interna por actividad económica. Esto favoreció el mayor poder de los burócratas y la paulatina disolución del Estado Soviético.[29]

Las consecuencias de estas tesis, que se mostrarían en la final disolución de la Unión Soviética, fue alertada firmemente por Enver Hoxha, destacado dirigente del Partido del Trabajo de Albania, en una carta dirigida a los miembros del Partido Comunistas de la Unión Soviética. Entre otros análisis, Hoxha plantea que:

Sus tesis sobre los llamados «partido de todo el pueblo» y «Estado de todo el pueblo» son un gran fraude. No tienen nada en común con el marxismo-leninismo y sirven solamente para preparar el terreno a la restauración del capitalismo. «La marcha hacia adelante, es decir hacia el comunismo, pasa por la dictadura del proletariado, y no puede ser de otra manera», ha dicho Lenin. Declarando liquidada la dictadura del proletariado en la Unión Soviética, el grupo de Jruschov da un paso atrás muy peligroso en dirección al capitalismo[30].

Los marxista leninistas ecuatorianos y de muchos países se opusieron al planteo jrushovista y fue también uno de los motivos de fractura[31]. En Ecuador, el partido de masas ya es propuesto por la dirección del PCE en 1957, pero de una manera confusa y en medio de reconocimientos de las múltiples dificultades y errores internos. “De todo lo anterior podría parecer que nuestro partido se enfrenta a una situación de bancarrota. Tal concepción es errónea”[32]. La solución, el partido de masas, no tiene desarrollo teórico en el informe, pero va sembrando esas tesis y la lucha ideológica interna.

4.    El nacimiento del PCMLE

El nacimiento de la izquierda marxista en el Ecuador se presenta en los primeros años de la década de 1920, bajo influencia de la revolución bochevique de octubre de 1917. Así, el 22 de septiembre de 1925 se constituyó la Sección Comunista de la República del Ecuador de Propaganda y Acción “Lenín”; en mayo de 1926 se realizó la Asamblea Nacional que funda el Partido Socialista Ecuatoriano con la participación de 16 provincias, manteniendo en su interior una fuerte corriente comunista que logra su incorporación en la Tercera Internacional dos años más tarde; Los socialistas rechazan a la Internacional y se hace necesaria la formación del Partido Comunista del Ecuador (PCE) en 1931.

El P.C.E. contribuyó a la difusión del Marxismo Leninismo y a la organización del pueblo en organizaciones como la Confederación de Trabajadores del Ecuador (C.T.E), la Federación Ecuatoriana de Indios (F.E.I.), Federación de Trabajadores Agrícolas del Litoral (FTAL) y la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (F.E.U.E), todas nacidas en la década de 1940.

En esos mismos años se realiza un levantamiento democrático en 1944, conocido como La Gloriosa, que culminó con la dictadura de Velasco Ibarra en 1946. La derrota sufrida y la dirección reformista en el Partido llevaron a luchas fundamentalmente reivindicativas y locales, que permitirían un período de “estabilidad institucional que avanzaría hasta 1959. La crisis económica se agudiza y se transforma en crisis política que tendrá como principal componente un nuevo ascenso de lucha de masas.[33]

La lucha ideológica, como hemos señalado, tiene diversos aspectos y el triunfo de la revolución cubana la alimentará levantando la confianza en las posibilidades de una revolución en territorio ecuatoriano. Es en ese ambiente que se convoca al VII Congreso del PCE. Para el mismo, se presentó un documento de debate que incluiría las posiciones del revisionismo jrushovistas. En los hechos fue rechazado y las posiciones a favor del cambio revolucionario ganaron la mayoría.

Solo cuando sintieron que las bases del Partido estaban con la posición justa, se apresuraron a dar una voltereta de 180 grados y se colocaron hipócritamente en la posición correcta, por cálculos exclusivamente oportunistas de captar nuevamente la dirección del Partido.

Durante la discusión de estos problemas ideológicos, la casi totalidad de la camarilla oportunista permaneció completamente silenciosa…[34]

La víspera del Congreso se ajusta el informe de la dirección y se propone que la revolución se daría por la “vía no pacífica”. El entusiasmo de más de 200 delegados conduce a que se asuma “la directiva de organizar de organizar la revolución y de manera especial el ejército revolucionario; el mismo Pedro Saad se autodenominó Comandante en Jefe de las fuerzas armadas revolucionarias”[35].

Desde el lado de Saad y sus seguidores, en lo fundamental se oculta las resoluciones del VII Congreso, que no se mencionan en El Pueblo cuando se ataca por igual como ultraizquierdista a quien busque la organización armada del pueblo. En otros casos, se desconoce las particularidades de este congreso y se lo coloca en una línea general de acontecimiento señalando que: “Los VII, VIII, IX y X Congresos profundizaron en los problemas nacionales en las décadas del 60, 70 e inicios del 80, ratificando la vigencia de los objetivos generales antiimperialistas, democráticos y agrarios de la revolución ecuatoriana…”[36].

En el PCE de esos años y en toda la izquierda, interviene la Central de Inteligencia Norteamericana CIA. Las debilidades cuestionadas en el VI y VII congresos fueron el ambiente facilitador para que la infiltración se presente por parte de la CIA.

El oficial mayor de servicios clandestinos, Harry Rositzke, describe las operaciones de la CIA en Ecuador como «típicas» para la agencia, incluyendo la infiltración del partido comunista, trabajando con funcionarios diplomáticos, apoyando los esfuerzos de propaganda de la USIA, y ayudando a la USAID con su entrenamiento y equipamiento de fuerzas policías y militares, todo con el objetivo de contrarrestar el crecimiento de la Izquierda[37].

Por otra parte, la labor imperialista permitiría dividir al movimiento sindical a través de una nueva central, fundada en 1962, que en los primeros años respondería a las directrices de la CIA. “En el Ecuador realmente fundamos la CEOSL…Yo pagaba los sueldos de tres agentes y subvencionaba todos los gastos de la CEOSL. En ese tiempo la CEOSL fue una criatura de la CIA”[38]. También en la CEDOC de entonces, la CIA actuaría al más alto nivel para reforzar la propaganda anticomunista[39]. Al interior del PC, Oswaldo Chiriboga en la CTE y Atahualpa Basante, agente asalariado confeso, demuestra la profundidad de la infiltración[40]. Otro agente de la CIA, Manuel Naranjo Toro llegaría a ser secretario general del PSE en los años sesenta[41].

El contexto internacional, nacional y organizativo explican las razones del nacimiento del PCMLE. La lucha al interior del “viejo” partido, se agrava ante el incumplimiento de lo mandado por el 7mo. Congreso y el ocultamiento del debate a las bases del partido por parte de la dirigencia nacional, mayoritariamente afín a Pedro Saad. En un pleno del Comité Central de marzo de 1963 se reconoce el retraso en el trabajo “para dar salida a la crisis”, y dos meses después se dispone la reorganización del Comité Provincial de Pichincha[42], además de expulsar a tres miembros del Comité Central que en ese momento defendían las posiciones marxista leninistas.

La dictadura obliga a que el trabajo organizativo y la lucha ideológica se lleven en condiciones de clandestinidad. Con dificultades inicia la publicación desde Quito del periódico Revolución, que sería impedido de continuar por la persecución de la dictadura[43] y, desde Guayaquil el periódico Los Proletarios[44]. Las propuestas de debate al interior del PCE fueron rechazadas por la mayoría de los dirigentes.

Para fines de 1963 una reunión de los cuadros dirigentes más consecuentes del Comité Provincial de Pichincha y el Comité Provincial del Guayas del PCE decidieron constituir una dirección provisional del Partido, hacer públicas sus posiciones políticas y las divergencias existentes entre los marxista leninistas y los revisionistas, para impulsar el proceso de organización y debate.

Esa dirección provisional … inició la publicación del periódico Voz Rebelde… Una parte de los camaradas responsables de esas actividades fueron apresados por la dictadura, los demás eran perseguidos a sol y sombra, debían extremar las medidas de seguridad[45].

El Congreso se planificó para julio de 1964, pero un cerco policial al lugar elegido, una casa de Guayaquil en que se inició la discusión de los documentos, obligó a que los asistentes deben escapar por los techos[46]. La convocatoria debió aplazarse por 15 días. Será finalmente en la población de Pascuales donde, en absoluta clandestinidad, el 1 de agosto de 1964 nace el Partido Comunista Marxista del Ecuador, con la presencia de 18 militantes que representaban a las organizaciones de Pichincha, Guayas, Loja, Los Ríos, Esmeraldas, Azuay.

Ernesto López identifica a este grupo fundador con los nombres de: Hugo Salazar, Miguel Rosero, Milton Burbano, Gustavo Campi, Mario Cárdenas, Luis Vargas, Jorge Ron, Jorge Arellano, Celso Fiallos, César Muñoz, José Barriga, Alfonso Ordoñez, Mesías Robalino, Enrique Verduga, Bolívar Álvarez, Franklin Pérez, Rafael Echeverría y Pablo Miranda.

La infiltración “típica” de la CIA le permitió a esa agencia de espionaje que se oriente agentes para acercarse a las figuras y lineamientos revolucionarios. Esto hará que tres de ellos ingresen en el naciente PCMLE: Arellano, Cárdenas y Vargas. En las condiciones de clandestinidad su labor llegó a ser detectada y “posteriormente, los agentes serían expulsados del PCMLE al ser descubiertos como informantes de la policía. Con la publicación de Agee quedó en claro cual fue en realidad el rol de estos sujetos…”[47]. Y su intención fue dividir y destruir al nuevo partido, estructurando una fracción que fue derrotada en los primeros meses de 1967[48]. El agente de la CIA publicaría su libro “El diario de la CIA” recién en 1975, ratificando las razones de expulsión de sus infiltrados en el PCE que pasaron al PCMLE.

Es de interés, como elemento histórico, recoger los planteamientos del Primer Manifiesto del P.C.M.L.E. dirigido a la clase obrera y al pueblo ecuatoriano[49] (López, sf, pp.27-28):

… “Estamos firmemente convencidos de la justeza del Marxismo Leninismo y, por eso estamos seguros de que esta doctrina avanzará y vencerá…

… Nosotros, comunistas ecuatorianos, nos declaramos opuestos al revisionismo, contra el cual lucharemos firmemente, fieles al Marxismo-Leninismo, cuya pureza defenderemos y por cuya aplicación práctica a la realidad ecuatoriana trabajaremos con tesón…

… Estamos firmemente convencidos de que los revolucionarios de todos los países, enfrentándose a cualquier obstáculo que surja en el camino sabrán derrotar toda corriente ideológica oportunista y conducir a los pueblos contra el imperialismo y contra todos los reaccionarios para derrotarlos; por el camino luminoso de la revolución…

… La revolución no es sino la lucha de todo un pueblo por derrocar al viejo sistema de explotación del hombre por el hombre y en su reemplazo, implantar un sistema nuevo y más justo que rompa con las viejas relaciones de producción y permita el desarrollo más rápido y caudaloso de las fuerzas productivas en beneficio de toda la sociedad…

… Es sabido, que la violencia es utilizada siempre por las clases dominantes para reprimir a los pueblos y tratar de mantener el régimen de explotación y privilegio, esto obliga a que el pueblo recurra a su propia violencia con la cual solamente es posible aplastar la conjura reaccionaria e implementar el poder revolucionario de la clase obrera y de los campesinos, que defienden y luchan por los intereses de todo el pueblo y de la Nación…

… Necesitamos de una unidad basada en los principios: de una unidad alrededor de la Doctrina del Marxismo Leninismo, de una unidad para hacer la Revolución…

… El proletariado no puede valerse de la misma maquinaria vieja del Estado Burgués, si quiere consolidar su poder y llevar adelante la revolución para instaurar su dominación, el proletariado forzosamente tiene que destruir primeramente todo el aparato estatal reaccionario de la burguesía y reemplazarlo con un nuevo aparato estatal, la Dictadura del Proletariado, la Dictadura Revolucionaria de su propia clase.”

“El primero de agosto de 1964, nació nuestro Partido. Y nació de pie, para combatir a la burguesía y al imperialismo, por la liberación social y nacional de nuestro pueblo; para combatir al revisionismo contrarrevolucionario dentro y fuera del país, y asegurar que la clase obrera y las masas trabajadoras instauren la dictadura del proletariado y construyan la sociedad socialista y el comunismo en esta parte de la tierra”

Es innegable que desde aquel momento el PCMLE constituye una realidad concreta, con fuertes relaciones con sectores populares organizados en las distintas provincias del país. Su presencia en la vida política nacional y local es considerada como una expresión del uso de las distintas formas de lucha.

5.    Las radicales diferencias con el maoísmo

En la construcción de un Partido que se identifica como marxista leninista, una particularidad constante es la lucha contra desviaciones de esa posición. Al no realizarse esta defensa permanente del marxismo de manera dogmática, había la necesidad de estudiar la realidad y, en el caso de China, según se traducían y publicaban los documentos estatales y las obras de Mo Zedong.

El Partido Comunista de China en los años sesenta cumplió un rol en la defensa del marxismo ante el revisionismo jrushovista, lo que le ganó prestigió internacional. Al tratarse de un partido en el poder en uno de los países más grandes y poblados del mundo, que había realizado con éxito una revolución popular, era inevitable que tuviese mayor influencia que cualquiera otro que se opuso al jrushivismo.

En el nacimiento de los partidos marxista leninistas que surgieron en los años sesenta, de una u otra manera, las ideas presentadas por el PC Chino y su líder se incorporaron de alguna manera. En el Ecuador, como hemos visto, el PCMLE no plantea su disputa ideológica a partir de esas ideas ni de la influencia china, sino de los puntos y principios que se veían traicionados por la vieja dirección del PCE. Sin embargo, hay aspectos en los que iría penetrando algunos aspectos del maoísmo.

Un primer momento de disputa se presenta ante la difusión de la Teoría de los Tres Mundos. En ella se dividía al planeta en un primer mundo conformado por las superpotencias Estados Unidos y la URSS ya socialimperilista, un segundo mundo de países desarrollados de Europa y Japón y un “tercer mundo” compuesto por la subdesarrollados de todos los continentes, en el que se incluía a China. De esta manera se dejaba de lado el análisis de clase y de formaciones socioeconómicas, para plantear que el imperialismo norteamericano en debilitamiento podía ser un aliado de los pueblos contra el socialimperilismo en fortalecimiento y principal enemigo. Se planteaba que el tercer mundo debía cercar a las potencias, en una traslación mecánica de que el campo debía cercar a la realidad y se proponía alianzas con la burguesía nacional, a la que se le daba el carácter de fuerza de la revolución.

Estas tesis fueron debatidas en el PCMLE y rechazadas por antimarxistas. El documento de crítica sería discutido por el Partido en su conjunto[50]. Ya antes, se había rechazado públicamente la invasión de China a Vietnam (febrero de 1979) demostrando que no se aceptaba el seguidismo ante China y su gobierno.

Estos y otros acontecimientos llevan a un mayor análisis de las tesis del Partido Chino, que concluirían en la denuncia al revisionismo maoísta. Se considera las tergiversaciones de las leyes de la dialéctica, presentadas en el “Pensamiento Mao Tse-Tung”; los fundamentos asumidos por el Partido chino y su práctica; la tesis de líneas en combate al interior del partido; el reemplazo de esa tesis a la lucha de clases; la tesis de “nueva democracia” y el gobierno que dirigía los destinos de China; su política internacional pragmática, entre otros aspectos[51].

 “La resolución del Comité Central señala de manera autocrítica que fuimos incididos por las tesis maoístas… Afirma, sin embargo, de manera enfática, que lo fundamental de la política del partido estuvo guiada, básicamente, por el principio de la lucha de clases”[52].

6.    Congresos e hitos de los primeros años

El Congreso es el máximo órgano de decisión del PCMLE, realizándose hasta la fecha nueve ediciones. En el período de nuestro énfasis, es decir hasta la década de 1980, puede decirse que cada uno fue un hito en la construcción del Partido y que tuvieron plena relación con la lucha política en el país. En ellos se nombra al Comité Central para la dirección en el período correspondiente. Sus documentos, publicados con regularidad, permitirán profundizar en el análisis organizativo y contar con visiones de la realidad nacional.

A continuación, hacemos referencia a los principales aspectos de los eventos que tienen mayor trascendencia histórica.

Congresos y otros hitos

EventoFechaHito
I Congreso1 de agosto de 1964“El Congreso debatió la situación del país y las tareas de los comunistas y el pueblo, puso atención a la necesidad de colocar a la orden del día la lucha por el derrocamiento de la dictadura militar, la unidad de los trabajadores, campesinos y la juventud, señaló la responsabilidad de trabajar en el campo, junto al campesinado pobre, en la perspectiva de organizar la lucha armada revolucionaria, orientó impulsar la organización y la lucha de la juventud…”[53]  
Conferencia Nacional del PartidoMarzo de 1970Se realiza en condiciones de clandestinidad con la presencia de delegados de 8 provincias. Se aprueba la Línea General de la Revolución Ecuatoriana y el Programa y Estatutos, que integraba los avances analíticos de la situación concreta. Al igual que el conjunto de la izquierda e intelectuales de la época, se concluye que la sociedad ecuatoriana era semifeudal y semicolonial, lo que determinaba el carácter de la revolución y los puntos de programa. En este Congreso es elegido Milton Reyes como integrante del Comité Central debido al crecimiento de su rol como dirigente revolucionario y social. Son años de intensa lucha social que cuesta la vida de luchadores entre los cuales se encuentran militantes del PCMLE como el presidente de la FEUE de Quito Milton Reyes (12 de abril de 1970), Miguel Pozo, artesano y dirigente del paro del Carchi (mayo de 1971) y la maestra Rosita Paredes (Guayaquil, 1973). Y el dirigente secundario Jorge Tinoco (octubre de 1973). Esto, en medio de grandes luchas en las que los marxista leninistas participan activamente.  
II CongresoAbril de 1980Se realiza tras la denuncia del maoísmo como nueva posición revisionista, lo que implicaba eliminar los aspectos en los que ese pensamiento había influido. Se analiza los cambios en la dominación burguesa e imperialista y, la nueva Línea Política, se concluye que el Ecuador era ya un país capitalista atrasado, dependiente del imperialismo y con rezagos feudales. Definió que la revolución en esas condiciones será democrática, antiimperialista y con rumbo al socialismo. Para entonces, para enfrentar la lucha política, especialmente al terminar la dictadura y reiniciar la vida constitucional, y con base en un Programa de Gobierno construido por organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles y de maestros, nace el Movimiento Popular Democrático (MPD). El PCMLE apoyó esa iniciativa asumiendo que se trata de una más entre las distintas formas de lucha de la clase obrera y los pueblos del Ecuador.  
III CongresoOctubre de 1985La evaluación del trabajo debía analizar el avance organizativo que incluyó el surgimiento de organizaciones como la Unión General de Trabajadores del Ecuador (UGTE), la Unión de Organizaciones Campesinas Ecuador (UCAE), la Juventud Revolucionaria del Ecuador (JRE) y el Frente Popular. Se reafirma la línea marxista leninista.

Los siguientes congresos se llevarían en la misma práctica de democracia partidaria. El IV en febrero de 1991; el V en diciembre de 1996; en febrero de 2000 se realiza el Congreso Extraordinario que actualizó la Línea Política; el VI Congreso en noviembre 2003; el VII en mayo de 2008; el VIII en noviembre de 2014 y el IX en marzo de 2020.

7.    Publicaciones

El PCMLE, desde su nacimiento desarrolla una intensa actividad de propaganda y publicaciones, tanto de materiales propios como de autores clásicos del marxismo leninismo. El sello ERE (Ediciones de la Revolución Ecuatoriana) distingue a sus publicaciones nacionales y también a la publicación de la revista Unidad y Lucha en español, la que es publicada por la Conferencia Internacional de Partido y Organizaciones Marxista Leninistas y que ya va en el número 45.

Una atención importante se ha puesto en la publicación del órgano de prensa. A inicios de 1966 nace el semanario Espartaco, y para el 25 de octubre del mismo año el semanario En Marcha.[54] Este periódico constituye el órgano central de difusión de su ideología, postulados y directrices, manteniendo su periodicidad semanal y a la fecha superando la publicación de 2030 números.

Adicionalmente, como órgano teórico edita la revista teórica Política, que igualmente nace en 1966, y publicaciones no periódicas, acerca de análisis políticos o recursos educativos-formativos en marxismo-leninismo.

Estos breves elementos históricos permiten resumir en que la línea central y permanente de conducta del PCMLE ha sido la aplicación del marxismo leninismo a la realidad nacional, prestando atención continua a la realidad concreta nacional e internacional.

Como organización, su presencia en organizaciones populares, su acción propagandística, su presencia en la vida política y en las luchas populares, en procesos unitarios y en la acción internacionalista, permiten decir que es una realidad en la lucha popular.

A su lista de héroes se integrarían varios dirigentes y militantes, entre los que destacan el abogado y primer diputado del pueblo negro, Jaime Hurtado González, el poeta y analista Rafael Larrea Insuasti y el profesor y exdirigente de la FEUE en los años sesenta Washington Álvarez. Cada uno con prestigio personal que son planteados en la propaganda del partido y formación de nuevas generaciones de militantes.

Los materiales de prensa se difunden y buena parte de ellos se encuentran en el internet, especialmente el semanario En Marcha.

Notas:


[1] Este texto es parte de una investigación más amplia, titulada “Contexto y orígenes de la izquierda revolucionaria de los años 60 en el Ecuador”. El apoyo de la Oficina Región Andina de la Fundación Rosa Luxemburg ha sido fundamental para el desarrollo de esta investigación. El presente capítulo estuvo a cargo de Edgar Isch López y Angela Zambrano Carranza, docentes de la Universidad Central del Ecuador.

[2] Jaime Galarza Zavala. 1990. Conversaciones con Franklin Pérez Castro, Así fue el 28 de mayo”. Guayaquil Centro de Publicaciones de la ESPOL. p. 30.

[3] Icaza, Patricio, 1971. p. 123.

[4] Velasco Ibarra, 1946. El 28 de mayo. Balance de una revolución popular. Discurso de Velasco Ibarra al asumir el mando, p. 116.

[5] E. Browder. Teheran and USA Our Path in War and Pace, New York, 1944, p. 117.

[6] Nela Martínez, 1968. “Pedro Saad y el browderismo”. En: Mañana, Época III, N° 225, 11 de enero de 1968, p.16.

[7] FEUE, 1994. Primer Congreso Nacional. Imprenta de la Universidad, Quito. p. 47.

[8] Citado por Patricio Icaza, op. Cit.

[9] Algo similar puede decirse hoy del Partido “Comunista” de China que acepta como tercer brazo del partido a la burguesía y que desarrolla un capitalismo con los más altos niveles de explotación de su fuerza laboral. El “socialismo con características chinas” hoy nada tiene que ver con las tesis y la experiencia revolucionarias, especialmente soviética de las primeras décadas.

[10] En los últimos años han sido publicados materiales históricos importantes con base, entre otros, en información occidental y de materiales desclasificados. Por ejemplo, se demuestra la falsedad de las acusaciones de Jrushev contra Stalin en la obra de un historiador norteamericano: Furr, Grover (2021). Krushev mintió. Editorial Templando el Acero, España.

[11] PCCH. Polémica en torno a la línea general del Movimiento Comunista Internacional. p.72.

[12] Jruschov, N. 1959. Respuestas a las preguntas de Roberto J. Noble, director del diario

Clarín (Argentina), 30 de diciembre de 1959.

[13] Arismendi, Rodney, 1956. El XX Congreso del PCUS Informe al Comité Nacional Ampliado del Partido Comunista del Uruguay. En: https://www.filosofia.org/hem/195/est02015.htm.

[14] Ospina, Pablo, 2021. La revolución que amamos tanto. Testimonios de vida de militantes de las izquierdas marxistas ecuatorianas (1970 – 1985). UASB. p.5. Bonilla.

[15] Gadea, Ricardo. Regis Debray y la nueva izquierda la importancia de la Revolución Cubana

[16] PCE “Estatutos del Partido Comunista del Ecuador”, semanario El Pueblo del 24 de marzo de 1962. Páginas 1, 4, 5, 6 y 7.

[17] PCMLE, 1970. Línea General de la Revolución Ecuatoriana. Documentos del PCMLE. p. 31.

[18] Miranda, Pablo. 1966. Comunistas y revisionistas. Publicado en Ruta Revolucionaria, Órgano del CP de Loja del PCMLE. Mayo de 1966. Reproducido en: Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador, 2012. p. 24.

[19] Idem, p. 23.

[20] Saad, Pedro 1961. La revolución ecuatoriana y sus características. Editorial Claridad, Guayaquil (1974).

[21] Salazar Cortez, Tatiana Alejandra, 2017. La experiencia militante de la Unión Revolucionaria de

Mujeres del Ecuador (URME), 1962-1966. Tesis de Maestría de la UASB.

[22] Pablo Ospina, 2021. La revolución que amamos tanto. Testimonios de vida de militantes de las izquierdas marxistas ecuatorianas (1970 – 1985). UASB. p. 6.

[23] El Pueblo, 335. II Convención Nacional de URJE. Enero 12 de 1963.

[24] “Expulsión de Jaime Galarza Zavala”, El Pueblo 349 de 20 de abril de 1963; “Resolución del Comité Central del Partido Comunista del Ecuador. Expulsión definitiva de Rafael Echeverría y Carlos Rodríguez”, Guayaquil, marzo 28 de 1964. “Resolución del Comité Central del Partido Comunista del Ecuador, divulgado por el Comité Provincial de Pichincha del Partido Comunista del Ecuador”, Guayaquil, abril 3 de 1964.

[25] Pablo Ospina, 2021. ídem. p.5

[26] PCMLE, 1970. Línea General. pp. 47-48.

[27] Miranda, Pablo (2016). La confrontación ideológica y política con el reformismo. Ediciones ERE. p. 8.

[28] Bonilla, En busca del pueblo…, p. 56.

[29] Keeran, Roger y Thomas Kenny, 2013. Socialismo traicionado. Detrás del colapso de la Unión Soviética 1917-1991. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2013.

[30] Hoxha, Enver, 1964. Carta abierta a los miembros del Partido Comunistas de la Unión Soviética. Obras escogidas, Tomo III, Casa Editora «8 Nëntori», Tirana, 1980; pp. 644-668.

[31] Miranda, Pablo, 2014. ¡Con la mira en la victoria! 50 años de lucha por la revolución y el socialismo. Ediciones Opción, Quito.

[32] El Pueblo, 1957. Luchemos para superar nuestras fallas y errores para construir un partido de masas. Balance autocrítico aprobado por el CC para el VI Congreso. El Pueblo 6 de mayo de 1957.

[33] PCMLE, 1979. El revisionismo en el Ecuador. II parte. Revista Política Nero. 9. pp. 59 a 71.

[34] Ídem, p.68.

[35] Miranda Pablo. ¡Con la mira en la victoria…” p. 28.

[36] PCE, 2016. Los comunistas en la historia nacional. Comité Provincial de Pichincha. Domingo Paredes, compilador e introducción, p. 45.

[37] Rositzke, The CIA’s Secret Operations­. Citado en: Becker, Marc. 2020. The CIA in Ecuador. Duke University Press. p. 240.

[38] Galarza, Jaime, 1976. Entrevista a Philip Agee. Quito, Movimiento Segunda Independencia, p. 28.

[39] Icaza, Patricio, 1991. Historia del Movimiento Obrero, II Parte. CEDIME, p. 205.

[40] Icaza, idem, p. 210. Basante y Larrea explicaría su labor en: “Yo fui agente de la CIA”, revista Nueva N° 18, abril de 1975, pp. 55-60.

[41] Rodas Chávez, Germán. 2000. La izquierda ecuatoriana en el siglo 20 (aproximación histórica), Abya Yala, p. 73

[42] Bonilla, Adrian, 1991. En Búsqueda del pueblo perdido. Diferenciación y discurso de la izquierda marxista de los sesenta. FLACSO, Abya Yala. p. 55.

[43] Miranda, Pablo, ¡Con la mira…. P.30.

[44] López, Ernesto (s.f.) Así nació el Partido. Guayaquil.

[45] Miranda, Pablo, ¡Con la mira…. P.30.

[46] Semanario En Marcha 926, julio de 1995. Cómo nació el Partido.

[47] Ídem.

[48] Miranda, Pablo, ¡Con la mira…. p. 39.

[49] López, Ernesto, p. 27-28.

[50] PCMLE 1979. El PCMLE combate la teoría revisionista de los “tres mundos”. Revista Política, número 8, agosto de 1979.

[51] PCMLE 1979. En defensa del Marxismo Leninismo y de la Revolución Proletaria. El Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador denuncia y combate al antimarxista “pensamiento Mao Tse-Tung”. Revista Política N° 9 de noviembre de 1979.

[52] Miranda, Pablo, 2014. Con la mira…. Pág. 66.

[53] Miranda, Pablo, 2008. Así nació el PCMLE. Revista Unidad y Lucha, órgano de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninista, octubre de 2008.

[54] PCMLE, 2006. Manual de Propaganda Revolucionaria. Ediciones ERE.

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