Consulta popular, ¿reordenamiento institucional o distracción?

Periódico Opción
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Por Jaime Chuchuca Serrano

Al presidente Lasso le ha pasado lo que a Juanito y los lobos (algunos lo conocen como Pedrito), tanto repitió lo de la consulta que ya nadie le cree. La Consulta Popular fue uno de los asuntos centrales de su campaña electoral, los primeros meses de gobierno sonó por varias partes, y paulatinamente fue decayendo, hasta que, en el discurso del 24 de mayo de 2022, terminó confirmando que no habría Consulta. Sin embargo, la tercera semana de agosto, volvió nuevamente el cuento: ¡Consulta Popular! Como era de esperar, ya pocos le creen. Lo mismo que antes, no hay preguntas, ni documentos de Estado serios. Es como un rumor: “el parece que va a haber”; algunos periodistas dicen: “a mí me pasaron las preguntas, pero no son oficiales”.

Haya o no la Consulta Popular, queda claro que para el gobierno no es más que una táctica de distracción en medio de la crisis política y económica. Después del Levantamiento Indígena Popular de junio, los diálogos a puerta cerrada, siguen revelando la fuerza de la movilización que puso a hablar al gobierno. La escasa popularidad de Lasso y de la Asamblea, distan mucho de estar en el mejor momento. El escenario electoral seccional de 2023, se presenta totalmente fragmentado y una decena de partidos participan únicamente con el objetivo de conservar su registro electoral en el CNE. Saltan a la luz varias corruptelas en las aduanas, en las empresas eléctricas, Petroecuador, ventas de puestos, rearmes de la Asamblea, pugnas por el manejo de la justicia, ahora, como un globo de ensayo, se abre la perorata de la Consulta Popular.

Moreno en su momento, y al inicio Lasso, hicieron énfasis en terminar con el hiperpresidencialismo del Ecuador, porque era una demanda democrática que sonaba bastante en el campo académico y en las calles. Pero una vez en el gobierno, se endulzaron con el poder del presidente, con la gran cantidad de cargos que podían designar, con los numerosos amigos y familiares que podían favorecer. Lasso habló en reiteradas ocasiones de eliminar el Consejo de Participación Ciudadana, aunque sus mismos coidearios le decían que eso no era posible sin Constituyente, no obstante, moviendo varios hilos logró hacerse del favor de la presidencia del Consejo; y ahora ya no se habla de su eliminación.

Mientras no se tenga convocado el día de la Consulta, esta no será más que una táctica distractora para las fuerzas políticas, los medios de comunicación, la academia, y la opinión pública. Lasso y sus ministros a cada rato gritan: ¡Socorro qué viene la Consulta! ¿Será de creerles?

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