Por Jaime Chuchuca Serrano
Los libros de historia política latinoamericana y ecuatoriana del siglo XIX y XX tienen varios análisis sobre los fraudes electorales entre los conservadores y liberales, la época del desarrollismo y el “retorno a la democracia”. Llama la atención que después de referirse a los fraudes, los autores continúan normalmente el análisis de la “democracia” ecuatoriana (Quintero, 1980; Larrea & Sommaruga, 1984; El Comercio, 1984; Mejía, 2002; Romero, 2017).[1] Las últimas fuertes acusaciones de fraudes electorales se realizaron en los procesos electorales donde resultó vencedor Jamil Mahuad, Lenin Moreno y, sin duda, ingresará en los registros históricos de la primera vuelta de Andrés Arauz (32,72%), Guillermo Lasso (19,74%) y Yaku Pérez (19,38%) del 7F de 2021 donde aparecieron dudosos conteos rápidos, denuncias de fraude, incoherencias numéricas, desde los cuales surgen los acontecimientos del 11 de abril. Así la democracia ecuatoriana es una fantasía ideológica, una antidemocracia.
Los fraudes son mucho más pronunciados cuando se encuentra en disputa la distribución del poder dentro del Estado entre las oligarquías y principales élites. Los fraudes no solo ocurren en los procesos electorales populares, sino que se ha instalado de lo más común en los concursos de oposición y méritos en el sector público y privado. Las denuncias en la conformación del Consejo de Participación Ciudadana, las Cortes de Justicia y el mismo CNE explican muy bien la historia institucionalizada del fraude. Las elecciones o concursos en muchas ocasiones se convierten en mera formalidad tras el silencio o la ira de los afectados; los recursos para la impugnación y revisión son mínimos. Sin embargo, esta vez es diferente, hay una tendencia histórica de movilización y lucha social que reclama el reconteo del 7F ante la permanente antidemocracia ecuatoriana, la que contradice a propensión altamente discriminatoria y racista en el ambiente político.
El sistema político ecuatoriano tiene agudas heridas y la desconfianza es una premisa del análisis. El compromiso público de Lasso (de recomputar el 50% de 16 provincias y el 100% del Guayas) y su retractación en pocos días ha golpeado fuertemente su imagen (El Comercio, 2021).[2] En el supuesto de no abrir las urnas como se propuso, Lasso pasará a segunda vuelta con la carga del fraude y perderá abrumadoramente frente a Arauz. Si se hace el reconteo corre el riesgo de perder por las inconsistencias numéricas y Pérez pasará a segunda vuelta apoyado por el electorado de la centroizquierda y parte del electorado de Lasso, con lo que se presume una victoria de Pérez en segunda vuelta. En el caso de que haciendo el recuento de votos Lasso siga adelante, por lo menos salvará en parte su credibilidad para enfrentarse a Arauz. Pérez expresó en rueda de presa el 17 de febrero que no apoyará ni a Lasso ni a Arauz para no legitimar el fraude.[3]
En todos los sentidos lo más sano para el sistema electoral es que se abran las urnas con lo acordado inicialmente: 50% de 16 provincias y 100% del Guayas. No obstante el CNE ha pasado de árbitro a ser un jugador principal en la contienda con su frase de “el CNE ni aprueba ni niega” el reconteo, pero proclamará resultados. Varios consejeros como Pita y Cabrera se han atrevido a decir que recontar los votos es ilegal, cayendo en una incongruencia, porque es tanto como pedir a la ley que explique las matemáticas para sumar bien los votos. Toda ley sobreentiende el sentido común y la lógica y éstas no pueden usarse como viles obstáculos. En el CNE existen dos consejeros del complejo moreno-correísmo (Atamaint y Acero, que además sacó vacaciones trece días), dos de la alianza CREO-socialcristianos (Pita y Cabrera) y uno de la ID (Verdesoto), el único que ha actuado más o menos críticamente y ha dicho públicamente que “el informe del CNE es un aborto”.[4] Con todas estas dilatorias ¿el CNE está ganando tiempo para cuadrar actas y votos?
Pérez en todos sus discursos ha dicho que no va a ir ni con Lasso ni con Arauz a la segunda vuelta, que los dos representan a delincuencias organizadas. Mientras tanto Arauz ya inició su campaña electoral en EEUU reuniéndose con migrantes, medios de comunicación, transnacionales y el FMI. Mientras tanto, los sectores populares y el movimiento indígena van en larga marcha de sur a norte para llegar a la capital y reclamar por sus legítimos derechos contra la componenda de la antidemocracia institucional.[5]
Bibliografía
El Comercio. (8 de Febrero de 1984). ¿Hubo fraude electoral? El Comercio.
El Comercio. (12 de febrero de 2021). CNE acuerda con Lasso y Pérez el recuento del 100% de la votación en Guayas y el 50 % en otras 16 provincias. Obtenido de elcomercio.com: https://www.elcomercio.com/actualidad/cne-acuerdo-lasso-perez-recuento.html
Larrea, C., & Sommaruga, S. (1984). Las Elecciones Presidenciales del Ecuador: Participación y consistencia de los resultados de la primera vuelta electoral. Quito: FLACSO Quito.
Lasso, G. (14 de Febrero de 2021). @LassoGuillermo. Obtenido de twitter.com: https://twitter.com/LassoGuillermo/status/1361069793332367372?s=20
Mejía, A. (2002). Partidos políticos: el eslabón perdido de la representación. En K. Adenauer, Gobernabilidad Democrática. Sistema electoral, Partidos Políticos y Pugna de Poderes en Ecuador (1978-1998) . Quito: Fundación Konrad Adenauer.
Pérez, Y. (17 de Febrero de 2021). El Comercio, Facebook. Obtenido de facebook.com: https://fb.watch/3Km4Ke5Pys/
Quintero, R. (1980). El mito del populismo en el Ecuador. Análisis de los fundamentos del Estado ecuatoriano (1895-1934). Quito: FLACSO Quito.
Romero, S. (2017). Democracia,
elecciones y violencia en América Latina. Tegucigalpa: Instituto
Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (UDPAS).
[1] Es considerable el resumen que hace Quintero de varios fraudes, un ejemplo: “Administradas por Liberales que concedían abiertamente la necesidad de no ‘perder con papelitos lo que se había ganado con balas’, las elecciones realizadas entre 1899 y 1924 estuvieron oficialmente viciadas por el fraude. El abogado Manuel M. Romero cuya tesis sobre ‘El Problema Electoral’ tiene elocuentes páginas sobre el fraude institucionalizado de los regímenes liberales de la época afirmaba en 1923 que ‘en ningún tiempo ha existido la libertad del sufragio’ en el Ecuador” (Quintero, 1980, pág. 100).
[2] Lasso envió una carta al CNE el 14 de febrero de 2021 y la publicó en Twitter donde revisa totalmente el acuerdo (Lasso, 2021).
[3] Pérez dijo textualmente: “Ni con Lasso ni con los correístas (…) Nos hacen fraude y creen que les vamos a apoyar en segunda vuelta. Ni sueñen que vamos a apoyar a Guillermo Lasso” (Rueda de prensa, 17 de febrero de 2021), (Pérez, 2021).
[4] En sesión del CNE, martes 16 de febrero de 2021.
[5] La marcha se realiza entre el 17 y 23 de febrero de 2021 de Loja a Quito.