Ni el correísmo corrupto, ni el noboísmo privatizador

Periódico Opción
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Por Remo Cornejo Luque

Las elecciones del 20 de agosto dieron como resultado un hecho inédito en la vida política/electoral del Ecuador. El correísmo cuyo voto duro oscila entre el 27 y 33% era firme aspirante al balotaje y el debate presidencial marcaría al contendor. Allí asomó el fenómeno Noboa quien salió airoso de dicho debate y, estando en sexta posición, tuvo un crecimiento asombroso de alrededor de 15 puntos en la última semana de campaña, canalizando la corriente anti correísta. Noboa restó las aspiraciones al candidato del campo popular y al resto de candidatos de derecha y a los chimbadores.

Ahora, en la segunda vuelta presidencial del 15 de octubre de 2023, se presentan tres alternativas: el regreso del correísmo corrupto y anti derechos; el regreso frontal del neoliberalismo, privatizador, y anti derechos también; o, el rechazo a ambas opciones que no representan los intereses de los trabajadores y pueblos, es decir el voto nulo.

Para tomar posición solo basta tener memoria histórica; analizar las propuestas políticas y su esencia demagógica; escuchar los discursos carentes de solvencia; e identificar a qué intereses de grupos económicos responden los binomios del balotaje. 

El correísmo nunca fue ni será de izquierda, se aprovechó de la aspiración de cambio y de izquierda de la población, no escatimó esfuerzos en prostituir la idea sobre lo que es el socialismo. Es sinónimo de corrupción y defensor del capital.

La década ganada, donde se beneficiaron grandes grupos económicos y financieros, es conocida como la década robada. Innumerables casos de corrupción se produjeron, tales como:  La narcovalija del canciller Patino; el “come cheques” ex ministro de deportes; los sobreprecios en la construcción de la red vial y de las escuelas del milenio; la repotenciación de la refinería de Esmeraldas que le costó al país USD 2304 millones, cuando inicialmente se dijo que costaría USD 127 millones; el aplanamiento de la dizque Refinería del Pacífico que costó USD 1 521 millones; Odebrecht, donde el ex vicepresidente Jorge Glas y tres personas más fueron sentenciados por asociación ilícita a 6 años de prisión; Sobornos, donde la justicia declaró ¨la existencia del delito de cohecho pasivo propio agravado¨, y fueron condenados a 8 años de prisión RAFAEL CORREA DELGADO, JORGE GLAS ESPINEL, ALEXIS MERA GILER, MARÍA DE LOS ÁNGELES DUARTE, y 14 personas más de su círculo correista.

Durante el gobierno de Correa, se impulsó una política de persecución y criminalización de la protesta social para enjuiciar a 1435 personas, a periodistas y medios de comunicación, a organizaciones sociales.

La candidata Luisa, leal e inconsecuente a Correa, dice: “YA LO HICIMOS Y LO VOLVEREMOS A HACER”. El plan para eliminar juicios y sentencias contra Correa y su séquito ya está en marcha. Se tomaron el CPCCS apuntando a direccionar e influir en el Consejo de la Judicatura, la Corte Nacional de Justicia y demás órganos de control. ¡Viva la impunidad a nombre de una falsa revolución ciudadana!

El noboísmo también representa al pasado, a la partidocracia, al neoliberalismo cercenador de derechos de los trabajadores y pueblos. Daniel Noboa, que aparece como outsider, como una figura fresca y novedosa, que aloca y entontece a una importante franja de la corriente anti correísta, fue asambleísta en el período truncado por la muerte cruzada. Defendió dos proyectos de ley del presidente Lasso: Ley de inversiones y ley tributaria que, principalmente, buscaba condonar deudas a los empresarios; fue parte del bloque gobiernista en la Asamblea Nacional y apoyó a Guadalupe Llori como presidente de ese organismo.

El discurso del hijo del magnate del Ecuador, así como de su candidata a la vicepresidencia, pone al tapete toda su naturaleza neoliberal, patriarcal, hablan del poder divino para negar derechos de los trabajadores en vías a privatizar la salud, la educación, la seguridad social. Es obvio que un gran empresario gobierne y defienda los intereses de los grandes empresarios, tal como lo hizo el banquero Lasso.

Las empresas del Grupo Noboa le deben al SRI, USD 88 millones por el pago de impuestos, tienen 17 integrantes domiciliados en paraísos fiscales y 2 en los Panamá Papers, el Consorcio Nobis de su tía Isabel Noboa, también tiene 14 integrantes domiciliados en los paraísos fiscales.

¡Los grandes empresarios y los banqueros jamás podrán gobernar para el pueblo!

Frente a esta encrucijada, es evidente que no hay una opción válida para el progreso, bienestar y desarrollo de los trabajadores, campesinos, maestros, juventud, mujeres y demás pueblos y nacionalidades indígenas. Esto implica no hipotecar principios y objetivos colectivos, no mancillar un proyecto popular con alguno de los dos binomios ya que ambos tienen compromisos con diversos grupos económicos, la corrupción, los grandes empresarios y el capital internacional.   

El voto nulo es una expresión democrática, es un voto digno, es el rechazo a las alternativas que el balotaje arrojó y que no brindan garantía para que se resuelvan los problemas más acuciantes del país.

Votar nulo no es favorecer a nadie, es mantener una posición de independencia de clase, es salvaguardar la integridad de las organizaciones sindicales y populares, de las personalidades progresistas y patrióticas, es prepararse para la lucha y resistencia popular contra el ¨DECRETO – LEY ORGÁNICA DE URGENCIA ECONÓMICA PARA EL EQUILIBRIO, ORGANIZACIÓN Y TRANSPARENCIA DE LAS FINANZAS PÚBLICAS¨, donde se afecta en el Presupuesto General del Estado a los sectores de educación inicial, básica y bachillerato y en el Sistema Nacional de Salud; contra el costo de la vida que sigue creciendo, y cuya canasta básica familiar se incrementó en el mes de agosto a 785,47 dólares; contra la inseguridad ciudadana y desempleo creciente; en defensa del IESS, la educación y la salud; por el cumplimiento de las ofertas de campaña del binomio que triunfe.

¡La lucha continúa!

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