Algunas precisiones sobre el FRAP: Frente Revolucionario, Antifascista y Patriota

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Por Raúl Marco

Hace algún tiempo, pocos años, un periodista, para atacar al entonces emergente Pablo Iglesias, afirmó que su padre había pertenecido al FRAP. Tuve que responder a ese periodista puntualizando brevemente qué era el FRAP.

Ahora, años después, se repite la historia. Ayer, 27 de mayo, en el Parlamento, VOX y sus aliados del PP continuaron con sus ataques al gobierno de coalición. Lo mismo de todos los días, y todos los días muestra más las orejas de lobeznos fascistas esa gente. Una de ellas, la aristócrata Cayetana Álvarez de Toledo, que en sus intervenciones destaca por su deformación de los hechos, tocada de los nervios ante la intervención de Iglesias, que se dirigió a ella remarcando varias veces la palabra marquesa, pretendió insultar u ofender a su oponente escupiendo biliosamente: «Usted es hijo de un terrorista».

A lo largo de la tarde hubo en las redes una lluvia de ataques, calumnias e insultos contra el FRAP, mintiendo descaradamente, deformando la naturaleza de aquella organización.

El profesor Carlos Hermida publicó ayer mismo un artículo abordando el tema con claridad y precisión. En un momento pensé que con ese artículo no hacía falta más. Pero, al leer algunas de las calumnias y mentiras que circulan por internet, he cambiado de opinión. La ignorancia y mala leche con la que babea la marquesa no es solamente suya.

No voy a escribir otro artículo. Me parece que en el que escribí hace años se dan las precisiones sobre el FRAP, y con ligeros cambios copio aquí los principales párrafos:

Yo, vicepresidente del FRAP (cuyo presidente fue Álvarez del Vayo), no puedo decir si el padre de Pablo Iglesias fue o no miembro del FRAP, por la organización pasaron miles de personas desde la creación de los Comités pro FRAP hasta su configuración definitiva. […] Vaya por delante que guardo todo respeto a todas esas personas, mujeres y hombres, que tuvieron el valor de enfrentarse a la dictadura franquista arrostrando durísimas condiciones y peligros sin más deseo que defender y aplicar sus ideales revolucionarios republicanos.

[…] En un principio, los comandos del FRAP se formaron como comités de autodefensa contra la policía que cargaba brutalmente contra los manifestantes. El Primero de mayo de 1973, la amplitud de la manifestación desbordó a la policía, sorprendida además por la acción de jóvenes que, en vez de huir, se les enfrentaron decididamente. En esas confrontaciones un policía resultó muerto y una decena heridos. Era la primera vez que los muertos los ponía la policía y no los manifestantes.

[…] Las acciones armadas del FRAP tuvieron gran repercusión e influencia en amplios sectores de masas, aunque los oportunistas de siempre (los de ayer como los actuales) lo negaban y tergiversaban.

El FRAP no fue una organización terrorista, sus acciones nunca fueron contra objetivos civiles, sus militantes eran luchadores del pueblo contra la dictadura. Muchos de ellos fueron torturados, algunos hasta la muerte. El inspector y asesino Conesa y su ayudante, «Billy el Niño», se especializaron en la persecución contra el FRAP. Algunos murieron por torturas,[1] otros fueron condenados a muerte en juicios farsa. […] El 27 de septiembre de 1975, fueron fusilados tres miembros del FRAP y dos de ETA. Fueron las últimas sentencias que firmó el dictador, que días después de esos asesinatos apareció en un balcón del Palacio Real rodeado por sus ministros y demás parafernalia fascista. Junto a ellos, al lado de Franco, su heredero designado, Juan Carlos de Borbón y Borbón.

Una vez que cuajó la falaz maniobra de la transición, apoyada por la «Platajunta», decidimos paralizar las acciones del FRAP. […] Las maniobras de los reformistas y oportunistas lograron poco a poco desmovilizar a las masas y a los sectores más combativos de España, entre los que no podemos dejar de señalar que se encontraban la mayoría de los militantes del PCE, que no se dieron cuenta de la traición. Ante esa situación, mantener las acciones del FRAP equivalía a un suicidio político […] tomamos la decisión de paralizar sus acciones. El FRAP no fue desarticulado por la policía: fue una decisión política que la práctica ha demostrado ser acertada.

Paralizamos primero y disolvimos después el FRAP, más la política frentista, republicana y de unidad popular no sólo sigue vigente, sino que cada día se hace más evidente la necesidad de hacer frente al auge y prepotencia del fascismo abierto o encubierto, para alcanzar una auténtica democracia con nuevos horizontes.

[1]. 1. José Delgado «Acero»: las palizas, en la comisaría y luego en la cárcel madrileña de Carabanchel, le causaron rotura de órganos internos, lo que le produjo la muerte en 1965.

2. Cipriano Martos: Jornalero andaluz emigrante en Cataluña. Detenido por la Guardia Civil, torturado salvajemente, fue obligado a ingerir un líquido cáustico. Murió en el hospital el 17 de septiembre de 1973.

3. Eduardo Serra Lloret «Rubén», de Xàtiva. Militante del Partido desde 1972, luego del FRAP. Detenido en 1975 y acusado de preparar un atraco, fue torturado en la comisaría de Valencia por el policía Benjamín Solsona Cortés «El Galletas». Destrozado físicamente, murió el 24 de enero de 1977.

mayo 29 2020

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