Casualidad electoral

Periódico Opción
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Por Francisco Escandón Guevara

Los resultados de los comicios de la primera vuelta son inéditos. Salvo la posibilidad que el correísmo conservara su posición de primera minoría, ningún otro pronóstico realizado al inicio de la campaña se cumplió.

El decreto de muerte cruzada y la convocatoria a elecciones anticipadas es un momento único en la historia nacional, pero el comportamiento político de las masas, durante varias semanas, continuó entre el hartazgo y la alta indecisión hasta que se presentó dos variables decisivas que trascendieron a la acción de los candidatos y sus partidos.

La crisis de inseguridad que vive el Ecuador trasmutó a la política, la violencia se convirtió en factor imprevisto que alteró la correlación de fuerzas resultante en los últimos comicios. Las mafias, a pesar de no tener número o vehículo electoral en la papeleta, se bautizaron como actor político que amenaza por quedarse largo rato.

Antes del sicariato de Fernando Villavicencio las proyecciones eran distintas, ese crimen cambió bruscamente las preferencias y tendencias electorales en favor de las candidaturas de Tópic y del reemplazante Zurita; así también lo testimonia el bloque parlamentario logrado por el movimiento Construye y el socialcristianismo.

El debate presidencial es la segunda variable decisiva para entender los resultados. Su sintonía masiva y la posterior conversación (online – offline) dan cuenta de una relación inversamente proporcional entre los traspiés de Yaku u Otto y los aciertos retóricos de Daniel Noboa. La data demuestra que al tiempo que desacumularon los favoritos para acompañar al correísmo en el balotaje, el hijo del magnate bananero logró proyectarse como lo nuevo y la antipolítica moderada.

Las iniciales expectativas de hallar una alternativa distinta a las élites protagonistas de la reciente trifulca entre el Gobierno y la Asamblea Nacional se disiparon, el campo popular redujo su caudal de votos. La segunda vuelta de las elecciones anticipadas será la versión 2.0 del balotaje del 2021, nuevamente el correísmo autoritario y corrupto se enfrentará al fracasado neoliberalismo.

La diferencia estriba sólo en los rostros de los alfiles. Luisa y Noboa, que fueron parte de la Asamblea Nacional cesada, con una acción parlamentaria deslucida, representan a esos proyectos ideológicos y económicos que quieren ser gobierno para saciar sus intereses particulares.

Ni Luisa, ni Noboa representan al pueblo. 

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