De la guerra y el terror político

Periódico Opción
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Por Jaime Chuchuca Serrano

Ecuador fue subordinado a la Guerra de las Drogas regional hace pocos años, los años 2022 y 2023 fueron los de más alta criminalidad, en estos dos años se sumaron 12 481 homicidios. El sistema de terror pandémico de 2020, permitió crear una institucionalidad y respuestas gubernamentales defensivas como la virtualidad, teletrabajo, además de una normalización de los Estados de Excepción. Los conceptos y objetivos de la guerra, en teoría, para tomar las palabras de Clausewitz, no siempre coinciden con los de la guerra real, que es el sometimiento por la fuerza de un adversario a la voluntad del otro. En Latinoamérica, uno de los protagonistas centrales es EEUU, además de los Estados y bandas en conflicto. Otros actores centrales son los productores-exportadores de los estupefacientes y armas, que no siempre coinciden con las bandas, y el sistema financiero. Los instrumentos jurídicos, intencionalmente, no reconocen a todos los actores de esta guerra.

El Decreto 111, reconoce un “conflicto armado interno” y una lista de 21 de “organizaciones terroristas” beligerantes (en ampliación), pero nada dice de los funcionarios públicos corrompidos; Noboa mencionó, en una entrevista, que también los tomará como terroristas. El concepto de terrorismo, es completamente ambiguo y no permiten una delimitación exacta de quiénes serán incluidos. A pesar del desmantelamiento permanente del Estado, ahora se intenta formar un Estado gendarme con mayor poder de las fuerzas represivas, aunque han dicho que no tienen recursos económicos. Esto, simplemente, es aprovechar el Estado de Shock para implementar un conjunto de reformas legales y cargas impositivas neoliberales.

El terror político en una sociedad, también es producida por el Estado, en la creación de sus políticas públicas y leyes, como la de Eficiencia Económica y Competitividad Energética, recientemente aprobadas, que perdona varios cientos millones de dólares a poderosos grupos económicos, además de permitir la privatización y la vulneración de derechos laborales. Se suman a estas, la posibilidad de subir el IVA del 12% al 15%. La corrupción en todos los órdenes estatales, la inmersión de los funcionarios en las redes criminales nacionales/transnacionales, así como las recetas neoliberales son base de la denominada guerra de las drogas. Esta guerra es como una bestia de varias cabezas, la una lucha

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