Intervencionismo y austeríacos

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Por Jaime Chuchuca Serrano

El inglés John Maynard Keynes (1883-1946 propuso su teoría económica política para corregir algunos errores del liberalismo que habían puesto al mundo capitalista en crisis. Aunque no lo dijo directamente, Keynes propuso la intervención del Estado en el mercado y la sociedad, observando el éxito de la planificación estatal de la URSS, que después tendría sus propios problemas. La famosa fórmula de Keynes sobre la Demanda General, permitió a los Estados salir de la crisis entre postguerras con aplicación de políticas económicas de gasto social. El Estado ha intervenido en la economía desde siempre, así que no había sorpresa..

Un poco después, asomó el ultraliberalismo del austríaco Friedrich Hayek (1899-1992); una teoría fundamentalista que sería conocida como neoclacisismo o neoliberalismo. Hayek parte de un error conceptual: un mercado perfecto inexistente sustentado en un equilibrio perfecto inexistente; lo cual lo reconoció el mismo Hayek, y previamente, Walras, Pareto y Mises. Todo el esquema es una paradoja: si la competencia es perfecta no puede haber competencia. En 1974, Hayek ganó el Premio Nobel en Economía, supongo, que igual que Kissinger y Obama consiguieron sus premios por la paz.

A pesar de todo el absurdo, Hayek y sus seguidores propusieron las “condiciones generales para el equilibrio”. El “equilibrio” de Hayek y la “mano invisible” del mercado de Smith, se refieren al puñado de fuerzas oligopólicas que quieren imponer sus condiciones a los Estados y sociedades. En América, Milton Friedman y los Chicago Boys apuntaron igual que Hayek: cuando hay menos intervención hay más equilibrio, así vino el “equilibrio” de los golpes militares en Latinoamérica y la imposición por la fuerza de la ideología neoliberal, empezando por Chile. Otro nobel en economía, el estadounidense Paul Krugman, llamó a los seguidores contemporáneos del neoliberalismo: austeríacos, porque todo lo querían solucionar con austeridad. Krugman, basado en Keynes, al contrario, probó las virtudes del gasto estatal en crisis, contradiciendo a los austeríacos. En el debate electoral, el anarcocapitalista argentino, Milei, resucitó a Hayek, y también la conservadora ecuatoriana Abad (aunque sin citarlo).

El profesor Franz Hinkelamert, más latinoamericano que alemán, criticó durante varios años al neoliberalismo, así como también algunas aporías del socialismo. Fallecido hace poco, Hinkelamert dejó una hipótesis: de la crítica al intervencionismo estatal total y la no intervención, se abre campo una nueva posibilidad práctica que recupera a Marx.

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