La Feria de Sevilla y el compatriota Filemón Proaño

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Por Gustavo Báez Tobar

Hace 90 años, justo el 27 de junio de 1930, se dio un hecho cultural muy importante para el país, con la participación del maestro cotacacheño FILEMÓN PROAÑO NOBOA  en la Feria Exposición  Iberoamericana de Sevilla (España).

Esa famosa Feria se inauguró oficialmente un año antes (1929) en un maravilloso  escenario sevillano denominado EL PARQUE DE MARÍA LUISA en honor a la Infanta María Luisa Fernanda de Borbón. Este escenario que se integró en una extensión de 94 Km2 porque a él se sumaron las Plazas España y América, tenía como centro histórico el Palacio de San Telmo, que era la sede imperial. Este Parque de María Luisa, una belleza arquitéctónica y por la concepción fantástica de sus jardines fue  exaltado poéticamente por el recordado bardo andaluz Juan Antonio Cavestany, con un poema descriptivo que precisamente lleva ese nombre: EL PARQUE DE MARÍA LUISA; lo escuché por primera vez de labios de Paquita Gómez, hace unos 58 años,  una estudiante cotacacheña que lo declamaba con qué garbo y donaire a igual que una maja adolescente,  al puro estilo español.

EL RECINTO FERIAL

En este maravilloso escenario, a orillas del hermoso Guadalquivir, “ que hizo Dios pa lucirse haciendo ríos”, como dice el inspirado Cavestany, EL PARQUE DE MARIA LUISA con glorietas y monumentos,  en donde se rinde homenaje perenne a plumas destacadas en el ámbito mundial como: Bécquer, los hermanos Machado, etc. se realizan anualmente, entre mediados de mayo a junio, las famosas ferias internacionales de Sevilla, que últimamente congregan hasta cuatro millones de turistas, y son las demostraciones de música, danza, arte en general,   que dicen de la grandeza productiva y cultural de Iberoamérica, sobre todo de Andalucía; no pueden faltar claro está, las tradicionales corridas de toros en cada día de este sin par evento.

LA PARTICIPACIÓN DE FILEMÓN PROAÑO

Este preceptor de música, había intervenido con su Melodrama “EL PRINCIPE CACHA” el año 1929, en la feria exposición de Ibarra, que en ese año inauguró la llegada del ferrocarril, pero en ese certamen, Filemón Proaño no obtuvo ninguna mención. No obstante,  sus amigos que conocían  la valía de esta obra artística le estimularon para que la enviara  a la Feria de Sevilla. Así lo hizo, con la ayuda de la Cancillería y el Cónsul ecuatoriano residente en Madrid, José Gabriel Navarro, con la firme convicción patriótica de que el Ecuador no debía brillar por la ausencia. Su participación fue un éxito, pues este talentoso artista obtuvo   con todos los honores LA MEDALLA DE ORO.

En estos momentos tristes para la Patria, no solo por la terrible pandemia que nos ha aislado casi por 90 días, y más aún nos tiene desolados espiritualmente con la corrupción que  ha irrumpido en casi todos los ámbitos, degradando a la política y a la condición de seres humanos, es justo que nos demos un respiro mental para recordar con cariño este hecho cultural que debe alentarnos a seguir adelante; al menos las personas conscientes que sabemos que la honradez y la dignidad son valores que deben perdurar en el recuerdo con un distintivo especial no contaminado del arte y la poesía. Bien lo diría el poeta peruano MANUEL GONZÁLEZ PRADA:

LA VIDA NO ES LA VIDA QUE VIVIMOS,

LA VIDA ES EL HONOR Y ES EL RECUERDO,

POR ESO HAY MUERTOS QUE EN EL MUNDO VIVEN

Y VIVOS QUE EN EL MUNDO ESTÁN MUERTOS”.

Voy a pedir a los pacientes lectores a fin de que disfrutemos de este documento fehaciente del logro alcanzado por el célebre músico ecuatoriano:


“EXPOSICIÓN IBERO AMERICANA DE SEVILLA. JURADO DE RECOMPENSAS.

Terminadas la deliberaciones del JURADO SUPERIOR DE RECOMPENSAS, en las que han sido examinadas y definitivamente resueltas las propuestas formuladas por los Jurados de Clases, revisadas por los respectivos de Grupos, tengo el  honor de comunicar a Ud. Haberle sido otorgada la distinción de  MEDALLA DE ORO,  como Expositor del Grupo XX,- (Industrias diversas), Clase 121ª (Instrumentos de música. Composiciones Musicales).

Dios guarde a Ud. muchos años. Sevilla, 27 de junio de 1930

El Secretario del Jurado Superior. f)  F. S. Apellániz.

Al Sr. Dn. Filemón Proaño.-Quito_ Ecuador.-S. A.”

Con toda seguridad ¡ALBRICIAS!, gritaría el homenajeado junto a sus amigos. Un justo ¡VIVA LA PATRIA!

¡Qué diferencia compatriotas, qué sarcasmo e ironía, escuchar con estupor a un ex presidente del Ecuador, gritar lo mismo cuando ingresa detenido por la policía, a un retén! ¡Entre los dos gritos seguramente hay una distancia de muchos años luz!!

Pero detengámonos un momento a examinar la intensa emoción con la cual el Cónsul ecuatoriano en Madrid, da a conocer el triunfo al poeta ganador:

“Señor don Filemón Proaño

Muy estimado compatriota: Por el cable que pasé al Ministro de Relaciones Exteriores, llegaría a su conocimiento que usted tuvo la buena suerte (justo pago a su talento y trabajo) de verse recompensado con la única medalla de oro y la única recompensa que el Ecuador ha obtenido en la Exposición de Sevilla. Sirva esta carta   para darle mis felicitaciones muy efusivas por esta recompensa, que también a mí me llegó al alma, por haber sido quien presentó su obra al Jurado, en momento que ya toda presentación de trabajos era imposible. En cuanto me entreguen la medalla y el diploma correspondiente, se los mandaré.

Le abraza con todo afecto su compatriota y amigo, (f) J. G. Navarro

EL DIARIO “EL COMERCIO” COMENTÓ

De hecho la Prensa Nacional en diferentes tonos de entusiasmo se hizo eco y emitió conceptuosos elogios al galardonado, de lo cual no  perdemos la ocasión de extractar un pequeño párrafo de entre otros artículos de “El Comercio”…….. “En aras de justicia, no debemos omitir el nombre del preceptor don Filemón Proaño, también premiado en la exposición de Sevilla por su melodrama en cuatro actos y cuadro final, EL PRINCIPE CACHA,  que contiene varios números de música indígena….El galardón le ha venido desde España por conducto de nuestra Cancillería”……..

                                  BREVES REFERENCIAS DE LA OBRA

“EL PRÍNCIPE CACHA” es un melodrama preincásico que recoge la lucha armada entre la Confederación Panzaleo-Imbaya para defenderse del invasor Inca Huainacápac, que tras dura resistencia de nuestro pueblos aborígenes dio la batalla final en Hatuntaqui, cuando murió el valeroso Cacha,  que estaba frente a la lucha pese a su imposibilidad física de integrarse a la batalla, pero la dirigía desde  su silla móvil. Al momento de su muerte el valiente   General Píntag, en el mismo campo de batalla, proclamó como nueva Reina Shiry, a la princesa quiteña Pacha. Al asumir el mando la nueva soberana, su gran responsabilidad era propender a la pacificación de la región. Lo cual  aparentemente se dio a través del matrimonio del  insistente Huainacápac con la Princesa Pacha, quien al fin acepta casi contra su voluntad, al  haber estado prometida a Píntag, por parte de su padre.

La paz no llegó ya que por motivos sentimentales, como en los temas de las clásicas tragedias griegas, se produjo la masacre de Yahuarcocha que se tiñó con la sangre caranqui por la muerte  de miles de vidas acrivilladas.

Este relato histórico literario está acompañado con una docena de melodías preincásicas, recogidas por el autor entre los pueblos de Imbabura y Carchi. Y culmina con una sangrante elegía cantada y recitada al final de la obra por Pacha Duchicela,  Reina Imbaya y Emperatriz del Tahuantinsuyo.

Recordemos que de este matrimonio,  entre Huainacápac y Cacha. nacería Atahualpa, padre de nuestra nacionalidad.

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